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sábado, 3 de septiembre de 2011

ENSEÑANZA DE LA ODONTOLOGÍA


CRITERIOS SOBRE LA INTENSIDAD DE LA FORMACIÓN PRÁCTICA. (tercera parte)

En relación con la propuesta de 5095 horas de carga horaria total, que determina un predominio para las actividades prácticas con relación a las teóricas, conviene aclarar que las prácticas, incluyen todas aquellas actividades que implican la participación activa del alumno en cada uno de los cursos programados, pero que el peso mayor se distribuye entre las áreas preclínicas y clínicas.
Algunos talleres y seminarios, son considerados tambien como actividad práctica en la medida en que promueven el desarrollo de destrezas analíticas que le son caras al trabajo en laboratorios, sobre simuladores o sobre pacientes.
El trabajo sobre modelos o simuladores (maniquies, typodontos), tiene sus defensores y detractores. La llamada práctica preclínica, ubica al estudiante frente a materia inerte, y entorpece el desarrollo actitudinal y afectivo, e impone una especie de reeducación psicomotora del alumno al producirse el cambio del escenario simulado al real. Sin embargo, algunos estudiosos opinan que puede resultar peligroso, tanto para el educando como para el paciente, el contacto prematuro con la experiencia viviente, sin descartar algunas connotaciones de orden legal que imperan en algunos paises.
No caben dudas que la utilización del método clínico, enfrentando al alumno con el paciente, y permitiéndole tomar contacto directo con el proceso de salud-enfermedad, constituye el modelo pedagógico mas aceptado, y en la medida en que pueda irse reemplazando el uno por el otro, el cambio no habrá de influir tanto en la carga horaria total, como en una mayor disponibilidad de tiempo clínico con servicio directo al paciente. De ésta manera, la integración del conocimiento en sus aspectos biopsicológicos y tecnológicos, evita el predominio de la biotécnica y aleja la conversión del ejercicio clínico en un acto meramente cualitativo.
El proceso de enseñanza-aprendizaje clínico, no posee tán solo la disposición de restaurar o rehabilitar la salud del paciente. Permite tambien otros logros importantes como la simplificación de la atención odontológica, que representa un adelanto tecnológico por el cual se logran beneficios de productividad, de ergonomía, de manejo del personal auxiliar y de administración operativa.
Un párrafo aparte merece la integración docente-asistencial y el trabajo en sedes extramurales. Esta forma de práctica clínica, que debe ser estimulada, y que ha recibido aportes y apoyos de instituciones como la O.M.S, apunta a la unión de esfuerzos en un proceso de creciente articulación entre instituciones educativas y servicios de salud, para contribuir a mejorar las condiciones de vida de comunidades, mediante la prestación de servicios adecuados a las necesidades reales de la población.  Alienta tambien la producción de conocimientos y la formación de recursos humanos, necesarios en un determinado contexto y en acuerdo a las políticas y planes de salud. Es considerado por lo tanto, como un verdadero proceso social y nó una simple estrategia para el cambio o para la extensión de la cobertura. Este tipo de práctica, ha permitido en aquellos paises, regiones o ciudades en los que se ha desarrollado, una serie de beneficios tales como:

a.- La formación de profesionales con espíritu crítico y conocedores de su realidad circundante en el area de la salud.

b.-La planificación curricular en las facultades, tomando como referencia la realidad local en general y la patología predominante en particular.

c.-El desarrollo de metodologías activas de enseñanza-aprendizaje  y de autoaprendizaje.

d.- El desarrollo de perfiles ocupacionales y de la estructura del desempeño, que faciliten la supervisión y la evaluación.

e.-La reconversión del personal de los servicios y su incorporación a la tarea docente.

f.- La puesta en situación realista, tanto en lo social como en lo económico, del recurso docente universitario.

g.- El desarrollo de la educación contínua y de los programas de supervisión.

h.- El desarrollo de la investigación relevante y prioritaria.

Los criterios sobre la intensidad de la formación práctica, apuntan en general a varios frentes entre los que pueden contarse:

1.- Eliminar de los programas de estudio, el material redundante o de utilidad marginal, cuya carga horaria pueda ser suplida por un crecimiento de la práctica o del resarrollo de aptitudes, o actitudes de pensamiento críticas.

2.- Reemplazar la enseñanza centrada en los procedimientos, por una asistencia integral de los pacientes.

3.- Fomentar una vinculación mas estrecha entre las ciencias básicas y las clínicas; entre las clínicas entre sí, y en las estrategias que promueven el trabajo en equipo y la interdisciplina, nó solo en el área de la odontología, sino tambien con la medicina y otras profesiones de la salud.

4.- Preparar a los docentes y auxiliares, para enfrentar éstos desafíos y para que se transformen en verdaderos agentes de cambio.

5.- Educar a los alumnos, para la adquisición de atributos que le permitan superar positívamente, los escollos que plantea la práctica clínica y que pueden resumirse en :

ACTITUD :  Disposición de ánimo hacia el desarrollo de las destrezas y al correcto trato del enfermo y de los docentes.

APTITUD :  Conocimiento teórico adecuado de la actividad a realizar.

SEGURIDAD :  Desempeño sin dilaciones ni titubeos.

PRECISIÓN :  Maniobras justas y adecuadas.

HABITO :  Respeto por costumbre de los preceptos básicos de la ciencia y la técnica.

AUTOMATISMO :  Realización de las maniobras con total soltura y espontaneidad.

La educación dental así concebida, y llevando al campo del ejercicio de la profesión los criterios enunciados, contribuirá al éxito de los planes de estudio y a su validación en la práctica, por el impacto que tendrán sobre la formación de los recursos humanos y sobre el estado de salud de las comunidades.

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