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miércoles, 27 de octubre de 2010

ALGUNOS PROBLEMAS DE ETICA PROFESIONAL

Cuando en el seno de una sociedad se escuchan voces preocupadas que cuestionan la utilidad misma de una labor profesional, puede interpretarse que dichas voces son interesadas, que carecen de fundamento o que responden a una estrategia nihilista, que negando todo apunta a su destrucción y al logro de un nuevo orden.
Cuando esas voces provienen de la misma profesión, y se basan en estudios serios y nó en meras suposiciones o apreciaciones subjetivas, ya no resulta tán facil rebatirlas con subterfugios o superficialidades.
El ejercicio de nuestra profesión se halla cuestionado en la medida en que no ha dado respuesta satisfactoria a sus máximas responsabilidades. Dice Harald Loe, " el cambio profundo en la conceptualización de las dos mayores enfermedades dentarias, y su control potencial, tuvo que haber tenido un profundo impacto en la educación dental y consecuentemente en el ejercicio de la profesión; pero todos sabemos que son muy pocos los cambios que han ocurrido en ambas ".
Este cuestionamiento no es patrimonio exclusivo de la Odontología. Winkelstein manifiesta que " en los Estados Unidos de Norte América, la incidencia y prevalencia de las diez enfermedades responsables de la mayor morbilidad y mortalidad no se vé alterada por la más vigorosa aplicación del sistema de atención médica ".
Sin duda alguna, no puede existir una situación de tal cuestionamiento, sin que las instituciones profesionales y sus miembros individualmente, experimenten un conflicto ético cuya magnitud ha de admitir gradaciones en relación con su mayor o menor responsabilidad.
Sholle, antiguo editorialista del J.A.D.A, ha dicho que :"históricamente, lo que ha mantenido unidas a todas las profesiones han sido sus códigos de ética, ya que es a través de ellos que las profesiones declaran cómo deben comportarse sus miembros con respecto al público y a cada uno de ellos. Este seguro de responsabilidad ética es otorgado al público y a cambio se recibe el privilegio de la práctica de la profesión. Pero el público que sospecha, mal o bien, que se le está descuidando y que el profesional se está abusando de sus privilegios, exige que se le restituya esa confianza por medio de cambios bien visibles en la conducta ética profesional.
Y si los profesionales siguen siendo recalcitrantes en su proceder, entonces el público trata de ser compensado mediante enmiendas que establecerán organismos externos a la profesión.
Los docentes formadores del recurso humano, los planificadores de la salud, los funcionarios del área, los dirigentes profesionales, los docentes de posgrado y los profesionales de hospital, en última instancia en nuestro Pais, son en su mayoría odontólogos de práctica privada. Sin embargo, los problemas y situaciones que detectan en cada uno de los ámbitos en que les toca desenvolverse, no parece que los acicateara para la búsqueda de soluciones, o para la aceptación de sugerencias o recomendaciones lógicas.
Muchos profesionales tienden al rechazo de los medios conducentes al contralor profesional, especialmente si ellos han sido delegados en la propia profesión poniendo en sus manos los resortes de la ética profesional y del poder disciplinario. Por otra parte gran número de colegas, evitan la discusión de temas como el control de la matrícula tanto pública como privada, el despliegue de la mano de obra tanto a nivel nacional o como objetivo de cooperación internacional; el cumplimiento de un período de capacitación para acceder al ejercicio profesional; el bloqueo de título para determinados funcionarios o miembros de los cuerpos hospitalarios en los que pueden llegar a existir una manifiesta incompatibilidad con el ejercicio privado. Pero lo que más llama la atención es el manifiesto propósito en poner el acento en  una práctica encaminada al desarrollo de una odontología restauradora y esteticista, sólo al alcance de una porción minoritaria de la población, en oposición a una práctica conservadora y preventiva de alcance universal.
La prevención y tratamiento de la caries y la enfermedad periodontal, y la investigación que les dé sustento biológico y operacional, no representan una especial preocupación de las instituciones y de los odontólogos en particular, la que se ha volcado éstos últimos años a los procedimientos  complejos, de los que la implantología es el ícono sobresaliente.
La implantología, no es un recurso conservador. Al igual que la prótesis convencional, opera sobre los maxilares parcial o totalmente desdentados. La investigación, los cursos de posgrado y el despilfarro de recursos relativos a la tecnología implantaria, supera con olgura a aquellos que tienen cómo imperativo el cuidado y conservación de las piezas dentarias naturales. No faltan los colegas inescrupulosos que aconsejan a los pacientes, la exodoncia como solución a problemas dentales con un buen pronóstico conservador en beneficio de prácticas relacionadas con la implantología y su correlato protético.
La renuencia al tratamiento de éstos temas, y la persistencia en mantener un órden fuera de la lógica que demanda el progreso social, puede determinar la incursión de los organismos gubernamentales no específicos para llenar el vacío dejado por la propia profesión. Cómo ejemplo paradigmático, reproduzco las palabras que en el seno de la celebración del centenario de la Asociación Dental Británica, pronunciara el Duque de Edimburgo, en respuesta sin duda, a una situación preocupante en el area de la salud : " Podría parecer que las normas éticas son bien evidentes y que el proceso educativo y de formación, automáticamente inculca o infunde un conocimiento de esas normas y tambien una determinación para ponerlas en práctica. Las normas éticas no se adquieren automáticamente, ni tampoco permanece inmutable la importancia relativa de esas normas, en relación con los valores cambiantes en una comunidad humana.
Al rededor nuestro existe amplia evidencia de que el interés declinante de muchos miembros de la comunidad,en los valores éticos y morales, ha dado cómo resultado un crecimiento masivo del crímen y de la irresponsabilidad general. Por consiguiente la educación ética de los profesionales tiene que adaptarse para tener en cuenta las actitudes imperantes de esas personas que están recibiendo capacitación profesional.
Aunque parezca extraño, esas mismas personas que están muy ansiosas por verse libres de convenciones y de ceder a sus antojos, son generalmente las primeras en quejarse acerca del más mínimo desliz en la ética profesional ".
La responsabilidad de la Universidad, las Instituciones gremiales y de colegiación, de los profesionales prestigiosos y de los líderes naturales de la profesión, es cada vez mayor, en la medida en que tambien son mayores los dilemas éticos y los desafios a los que debemos enfrentarnos los profesionales de la salud.