jaitt odonto social

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miércoles, 28 de diciembre de 2016

SALUD BUCAL Y EMBARAZO


Según informes de la Asociación Dental Americana, en U.S.A solo entre el 22 y 34 % de las mujeres embarazadas consulta sobre su salud bucal, y no más del 50 % de quienes debieran someterse a tratamiento dental acceden a él.
Algunas de las alteraciones de las encías en la gestante, son el producto de su misma situación. Otras ya ingresan al embarazo con lesiones en sus dientes y paradencio.
El deficiente estado de salud bucal en éstos casos, según algunas estadísticas, se asocia a problemas concurrentes como el parto prematuro y el bajo peso al nacer, en especial en las enfermedades periodontales en sus diversos estadíos.
La gingivitis del embarazo es común entre el 35 y 75 % de las mujeres. Esta gingivitis es una alteración proliferativa vascular, con ámplio infiltrado inflamatorio celular, asociado en muchos casos a cofactores determinantes como el bajo nivel educativo, la edad, y situaciones de estrés derivadas del desempleo y la pobreza.
El decurso de la enfermedad corre paralelo al nivel plasmático de progesterona y estrógenos y desaparece con el parto. Los antígenos y endotoxinas de las bacterias anaerobias que se desarrollan en el surco gingival inducen los cambios patológicos en los tejidos.  Estas bacterias han sido encontradas en el líquido amniótico y la placenta, pudiendo llegar a necrosar parte de dicho tejido como cosecuencia de la liberación en las encías de algunas citoquinas como las interleuquinas y la prostaglandina E2  (PGE2) que restringen el flujo de sangre en la placenta, y promueven la liberación de sustancias que también locálmente destruyen la matríz celular y el hueso alveolar.
Entre el 1 y 10 % de las embarazadas, suelen también presentar un agrandamiento gingival localizado denominado granuloma piógeno o botriomicoma, que prolifera en zonas con presencia de acúmulos de tártaro (sarro), y que pueden desarrollarse con características tumorales de fácil sangrado. Estos granulomas no requieren abordaje quirúrgico, salvo que persistan luego de producido el parto.
La caries dental puede también presentarse durante el embarazo, aunque no con la asiduidad de las gíngivopatías, y puede deberse a la disminución de la secreción salival (xerostomía) que se presenta en más del 40 % de los casos, al cambio de los hábitos alimentarios en calidad y cantidad, al deficiente cuidado de la higiene bucal por la presencia de náuseas, al aumento de la acidéz bucal con su cortejo de erosión dental y caries, y a la ansiedad que lleva a la gestante a evitar la consulta al odontólogo. La caries puede aparecer en forma restringida, o afectar sériamente la totalidad de la dentadura. 
Cabe consignar, que como consecuencia de la enfermedad de las encías y de las complicaciones infecciosas de la caries dental, debe recurrirse al empleo de agentes antiinflamatorios y antibióticos, que también pueden afectar el normal decurso del embarazo.
Por su magnitud y repercusión, las enfermedades bucales constituyen un verdadero problema en la mujer embarazada. Tanto la enfermedad periodontal como la caries dental, pueden existir previamente al embarazo o desencadenarse durante el mismo como consecuencia del propio estado. En ambas situaciones suelen afectar la salud de la embarazada como del niño en gestación, y su daño se agrava cuando inciden durante el período de la organogénesis del feto, vale decir durante los tres primeros meses en los que es más susceptible a influencias externas. Ante la necesidad de alguna intervención sobre la enfermedad bucal de la embarazada, lo aconsejable es hacerlo entre el tercero y sexto mes del embarazo. En cuanto a lo aconsejable para tratamientos más intensivos, es la espera hasta que se produzca el parto.
Durante todo el proceso de embarazo, sí deben incertivarse todas las medidas de higiene bucodental a los efectos de prevenir los efectos adversos que provocan las enfermedades de dientes y encías, tanto sobre la embarazada como sobre el ser que se desarrolla en sus entrañas.

lunes, 19 de diciembre de 2016

LA SALUD BUCODENTAL COMO INDICADOR DE PROGRESO SOCIAL


Una sociedad que no satisface las necesidades básicas de sus habitantes, que no genera las condiciones para mejorar su calidad de vida, que no protege el ambiente y que no ofrece oportunidades para sus mayorías, no es una sociedad exitosa, independiéntemente de los logros económicos que ostente.
No obstante, los economistas nos han convencido que las políticas públicas deben propender al mejoramiento de los índices que miden el desempeño de sus variables económicas. Tal el caso del producto bruto interno (PBI) y el producto bruto per cápita (PBIC), al que los inversores califican como el resultado de políticas exitosas cuando su crecimiento excede los parámetos clásicos.
El PBI representa el valor total de los bienes y servicios producidos por un país en un lapso determinado. Se lo expresa en dólares estadounidenses para su contrastación, lo que lo torna bastante impreciso, ya que no puede sortear las disparidades que exhiben los distintos paises en la apreciación de dicha moneda en relación a la propia, que suele depender de mecanismos locales no transferibles globalmente.
Algunos organismos internacionales han tratado de buscar un índice que exprese con más precisión el desarrollo económico sostenible, con inclusión social e inserción en la economía global.
Así se concibió el índice de progreso social (IPS), que es un modelo integral para medir el desarrollo humano que no incluye al PBI, aunque lo complementa, y se puede aplicar en poblados, municipios, provincias o estados o en los paises en general.
El IPS es un nuevo indicador que tiende a medir el éxito de las sociedades a través de la medición y comparación de las condiciones favorables al crecimiento económico inclusivo, sustentado en los resultados de sus inversiones, programas y políticas en el área social, que orientan a acelerar el progreso hacia una sociedad con un mejor nivel de vida.
Cuando se comparan los dos índices ( PBI vs. IPS ), se pueden apreciar disparidades en cuanto a la medición de resultados no siempre dependientes de la economía de un país, y se suelen observar paises con un alto PBI, pero con una sociedad que ostenta índices desfavorables en educación, salud y calidad de vida que son fráncamente vergonzantes.  También se suele dar la inversa.
Nuestro país es un ejemplo en dicha dicotomía. Si analizamos las tablas siguientes, podremos observar las incongruencias que se visualizan en muchos de los paises analizados.

Argentina, como puede observarse, ostenta el puesto 22 en el ránking del PBI mundial, mientras que su ubicación en el ránking del IPS es 38.  Como se explica ésta disparidad ?. El PBI del país asciende a una cifra que oscila alrededor de 700.000 millones de dólares, cifra por demás importante. Al mismo tiempo los informes que provéen los organismos de medición hacen ascender el gasto en educación al 6 % del PBI, y en salud al 7 % del PBI (10 % para la OMS), porcentajes por demás significativos.  Sin embargo, los resultados en órden al IPS son magros. El rendimiento del sistema educativo es pobre en comparación con otros paises con un PBI inferior, y el sistema de salud, bastante desintegrado ofrece resultados muy alejados de lo que correspondería al gasto según el PBI, con una infraestructura pública deteriorada, y un 37 % de la población sin acceso a ninguna cobertura.
Esta situación, que puede observarse también en otros paises, y lo mismo para la inversa, puede obedecer a diversas razones que incluyen una incompetencia para la aplicación de los recursos disponibles, el subregistro, o peor aún, a una deficiente recolección de los datos que conforman los índices, o a una información sesgada  o cognotada políticamente, situación que repercute en el resultado de las poíticas aplicadas, como bien lo manifiestan Fitoussi, Sen y Stíglitz.
Para tener una visión comparativa del IPS, puede observarse el siguiente gráfico actualizado :
La conformación del IPS se lleva a cabo sobre un conjunto de estudios, observaciones, datos y encuestas aplicadas a distintas áreas de la sociedad que permiten profundizar en los siguientes 
"indicadores directos" relacionados con :

*  Hábitat, salud, educación y situación económica de los hogares.

*  Trabajo decente y seguridad social de las personas.

*  Recursos psicosociales y seguridad para el desarrollo humano.

*  Vida social, cultural, política y comunitaria.

Si desglosamos los atributos atinentes a los indicadores relativos a la salud, podemos resumirlos en los siguientes:

*  Acceso a servicios de agua potable y saneamiento.

*  Condiciones aceptables de habitabilidad.

*  Acceso a un sistema integral de salud público o privado que
    incluya la salud bucodental.

*  Seguridad alimentaria y nutricional.

*  Consumos sociales garantizados en servicios de prevención
     atención y rehabilitación de la salud.

*  Seguridad en el trabajo, en la escuela y en los lugares públicos.

LA SALUD BUCODENTAL COMO INDICADOR DEL IPS

La salud bucodental, como parte inescindible de la salud general, debe participar en la conformación del IPS, toda vez que representa un porcentaje del gasto en salud global que oscila en el 10 %, con variaciones no muy significativas en distintos paises. Dicha participación debe responder en aspectos concernientes a la salud pública, a los regímenes sociales, a la atención prepaga y privada, y a la economía sanitaria.
La incorporación de algunos índices de salud bucodental como el CPO, es un aporte sustancial que permite obtener información relevante y acceder a estudios comparativos.
La Federación Dental Internacional (FDI), en consonancia con su estrategia "Visión 2020", adoptó en Poznan (Polonia) en 2016 una nueva definición de la salud bucodental, posicionándola como parte integrable de la salud general y del bienestar individual y social.
El concepto de salud bucodental, abarca así no solo un criterio púramente biológico tal como la ausencia de enfermedad, sino que en su estructura polifacética incorpora la capacidad de hablar, sonreir, oler, saborear, tocar, masticar, tragar y transmitir una serie de emociones a través de las expresiones faciales con confianza y sin dolor, incomodidad ni enfermedad del complejo craniofacial, tomando como base los siguientes atributos que definen a la salud bucodental como :

1.- Un componente fundamental de la salud y el bienestar físico,
      mental y social que se inserta en un contínuo proceso influido
      por los valores y actitudes de los individuos y las comunidades.

2.- Un reflejo de los atributos fisiológicos, sociales y psicológicos
      esenciales para la calidad de vida.

3.- Una expresión influenciada por las experiencias, percepciones
      y expectativas cambiantes del individuo, así como por su
      capacidad de adaptarse a las circunstancias.

Es importante revalorizar a la salud bucodental en el marco conceptual del IPS y en el contexto global de la salud. 
Los resultados de las políticas aplicadas al sector de la odontología, no necesariamente marchan paralelos al desarrollo económico y aún al propio progreso social. Para interpretar ésta mención, solo basta analizar el mapeo mundial del índice CPO, y comprobar las
disparidades que se dan en paises que, como U.S.A, buena parte de la Europa del este, y varios paises latinoamericanos, especialmente Bolivia, en los que no marchan de consuno el PBI, el IPS y el CPO.

El concepto de "calidad de vida", más que el de "bienestar", es uno de los nuevos enfoques académicos sobre la capacidad de las sociedades para lograr, no solo un crecimiento económico, sino una valoración integral de las dimensiones humanas constitutivas del progreso social.
Por supuesto que la valoración del listado de dimensiones básicas de los distintos índices del progreso social no es absoluto, y depende de múltiples factores de naturaleza diversa que se apoyan en estudios y encuestas que no son  replicables lineálmente en todos los paises en las mismas condiciones, ya que, situaciones de naturaleza histórica, de recursos, de necesidades y de culturas dispares, impiden la obtención de resultados absolútamente comparables.  Así la pobreza, no es siempre comparable con los mismos criterios en distintos paises, pero el concepto de salud es más concreto, y la definición de la OMS puede considerarse como un marco de igualación que permite comparar más objetivamente los índices a nivel mundial.
La mayor parte de los indicadores de progreso social, se asientan en derechos consagrados por cada país, o por pactos internacionales a los que adhieren tales como la "Declaración Universal de los Derechos Humanos", el "Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos", el "Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales", la "Convención sobre los Derechos del Niño" y resoluciones de organizaciones mundiales como la OMS, la Cepal, etc.  La mayor parte de ellos comprometen, pero no todos obligan a su cumplimentación.
No obstante el progreso social, fuera de su horizonte de expectativas futuras, se traduce en compromisos jurídicos y en la estandarización de umbrales a partir de los cuales sea posible evaluar los niveles de equidad y justicia que permitan apreciar los avances o retrocesos. Lo importante es el compromiso de medición y su posterior informe a nivel internacional.

CONCLUSIONES :
                                El progreso social es hoy en día un paradigma opuesto a la exclusión que impone la pobreza, y obliga a atender los indicadores y abordar las medidas que tienden a minimizarla, pero con la convicción de que no solo los paradigmas de ingresos, empleo y crecimiento económico son los más relevantes. La inclusión y aceptación como parámetros, de los niveles de salud a los que puede acceder la sociedad, incluyendo la salud bucodental, resultan insoslayables en el campo del progreso social, y el mejoramiento de sus niveles aporta a la cohesión social del pueblo, haciendo carne en aquella expresión tan antigua pero tan actual de Arthur Schopenhauer : LA SALUD NO LO ES TODO, PERO SIN ELLA, TODO LO DEMÁS ES NADA.

domingo, 18 de diciembre de 2016

UN NUEVO CONGRESO MUNDIAL DE LA FDI

Tal como sucede anualmente, la Federación Dental Internacional ha programado un nuevo congreso mundial para el 2017 que se llevará a cabo entre los días 29 de Agosto y 1 de Septiembre en la ciudad de Madrid, España.
Este congreso, el de mayor importancia internacional de la profesión odontologica, ofrece una nueva oportunidad para intercambiar y acopiar nuevos conocimientos, interactuar socialmente con colegas de los más diversos paises, y tener acceso a una exposición comercial en la que se exponen los más diversos productos relacionados con el ejercicio de la profesión, muchos de ellos novedosos recién lanzados al mercado.
Mas de 10.000 odontologos concurren anualmente al congreso 
( 12.000 lo hicieron en 2016 en Poznan, Polonia ), que pueden asistir a las distintas sesiones científicas y tomar cursos de todas las especialidades dictados por científicos de renombre.
El costo de la inscripción oscila entre 350 y 500 euros según el momento en que se materialice.
Cabe por último mencionar, que en el marco del congreso se incluye el " Foro Mundial de la Salud Dental ", en cuyo desarrollo se debaten los distintos temas relacionados con la salud dental pública y los aspectos sobresalientes del ejercicio profesional y sobre el impacto de la salud dental sobre la salud general.

jueves, 1 de diciembre de 2016

ETICA Y RESPONSABILIDAD PROFESIONAL

Si se analiza objetivamente el desarrollo del sector de la salud en nuestro país, no puede dejar de reconocerse que a medida que transcurría el tiempo, los profesionales de la salud, y los odontólogos particularmente, han resignado espacios y dignidad con un constante y progresivo deterioro de sus condiciones de trabajo,sus remuneraciones y fundamentalmente su prestigio y estima social.
Escudriñando en la historia del proceso social que le dió marco al desarrollo del sector sanitario, no pueden obviarse los cambios impuestos por la situación de estancamiento, cuando no de retroceso de los índices sociales y económicos que expresan la marcha del país, sin desconocer que son tambien corresponsables, las instituciones y dirigentes de cada sector a través de las políticas que instrumentaron para enfrentar la crisis de la profesión y de cada uno de los miembros de su clase, una clase profesional que sobrevive a la crisis mas pobre y menos esperanzada; qué cambia sus hábitos y limita sus exigencias razonables, pero que no deja de luchar para no perder su identidad manteniendo sus vínculos con la ciencia, la cultura y los mecanismos de mejoramiento profesional.
La disímil suerte laboral de sus miembros, ha creado senderos de separación más que de unión, y la frustración ha horadado cada uno de esos sectores sin que se entienda que la ruina de unos arrastrará a los otros, y que de nada valdrá buscar salidas individuales si no se privilegia una acción de conjunto a través de sus instituciones, entendiendo que ninguna de ellas supera en capacidad a la suma de las capacidades individuales de cada uno de sus miembros.
La tarea institucional, consiste en armonizar y canalizar las inquietudes y propuestas de sus integrantes, a sabiendas que las mismas oscilarán desde la resignación a la prédica descabellada. La resignación no es buena consejera, tampoco lo es la búsqueda de soluciones irreales.
A nadie escapa, que la situación actual pivotea sobre dos factores excluyentes: la indisponibilidad (no ausencia) de recursos y los costos de la atención. No somos los profesionales los responsables del desfinanciamiento de la seguridad social y del uso por lo menos discrecional de sus dineros. Tampoco somos formadores de costos, sino simplemente administradores impávidos de una escalada inflacionaria que impacta sobre nuestro trabajo, sin que dispongamos de mecanismos razonables y lógicos de gestión y actualización.

No puede desconocerse que uno de los aspectos que condicionan los costos de la atención odontológica, se halla vinculado con la mayor demanda per cápita de los servicios y la extención de la cobertura. Las expectativas de la población, mejor informada respecto de la potencialidad de la odontología moderna, hoy se traducen en mayores requerimientos de atención. La enfermedad ya no se acepta como hecho inexorable, y su prevención y tratamiento se incluyen y se demandan en la plenitud del derecho a la salud.
Resulta contradictorio sin embargo, que algunos idearios que se manejan en nuestras instituciones gremiales, que debieran defender a raja tabla dicha concepción, se alian con los organismos y entidades financiadoras aplicando mecanismos retrógrados que limitan los montos a percibir por los profesionales y el número de prestaciones a realizar en lapsos determinados, aceptando además la instauración de garantías que vulneran la norma científica y técnica, sin proponerse luchar por el control o supervisión del manejo de los fondos que esos organismos disponen y aplican arbitrariamente ( se puede consignar al respecto, que el gasto global en odontología en el País asciende a cuarenta y cinco mil millones de pesos anuales, lo que representa alrededor de ochocientos mil pesos anuales por odontólogo y de mas de mil pesos por habitante).  Este hecho, aceptado por instituciones y profesionales individualmente ha alterado la relación con nuestros pacientes que desde siempre fué de consideración y respeto. Los mecanismos que otrora se usaran para desalentar la demanda, responsabilidad que los propios usuarios descargaban en los sistemas financiadores, llámense Obras Sociales o prepagas, han sido reemplazados por cortapisas empresarias que hoy enlodan a los propios prestadores, quienes deben asumir, a conciencia por supuesto ante sus pacientes, el costo político y ético de justificar limitaciones, recortes e imposiciones, en muchos casos aceptados por sus propias instituciones en alianza con sus dadores de trabajo.
Estos enfoques metodológicos, no sólo conculcan un derecho inalienable de los enfermos y una responsabilidad de los profesionales. Ni siquiera se compadecen con enfoques científicos como la relación costo-beneficio o costo-efectividad.
Solo se atiende a la supervivencia de sistemas y organismos, ineficientes,y en algunos casos se prohijan corruptelas que poco hacen para optimizar su función y mucho para desvirtuar objetivos que en otros tiempos fueron caros a nuestra profesión .
Basta con señalar como indicador de lo poco que se hace para mejorar la situación descripta, la ausencia casi total de estudios y trabajos de investigación sobre temas claves del ejercicio profesional. Esta responsabilidad les cabe a las instituciones educativas, científicas, gremiales y de derecho público, que todavía no han comprendido la necesidad de desentrañar las razones, dilemas y consecuencias que acarrean las actuales formas de desarrollo de nuestra profesión, desechando los aportes que la bio -estadística, la socio-epidemiología y la investigación operativa ponen a nuestro alcance . A modo tan solo de ejemplo, podemos detallar Algunos de los innumerables temas pasibles de estudio entre los que se destacan:

Incierta Inserción ocupacional.
Explotación profesional.
Pérdida de autonomía y prestigio.
Ausencia de Políticas de Salud.
Financiamiento sectorial.
Incremento de recursos humanos y tecnológicos extrasectoriales
nó legitimados o no remunerados .
Estancamiento del sector público.
Irrupción de capitales multinacionales y extrasectoriales en el
Mercado de la salud.
Políticas inciertas sobre garantia de calidad de la atención.
Burocratización de la práctica.
Políticas Institucionales.
Incentivos para la radicación geográfica regional.
Impuestos y cargas sociales.
Costos de Infraestructura y Equipamiento.
Presión tecnológica y farmacoquímica.
Educación continua y reciclaje del conocimiento.
Especialización.
Oferta profesional en expansión.
Bioseguridad.
Mala praxis.

Estos, y muchos otros temas, se constituyen en verdaderos dilemas del ejercicio profesional.
Los proveedores de servicios de salud y el propio estado, adhieren a una nueva ética que va calando hondo en la sociedad, que es la " etica consecuencialista , vale decir aceptar como un precepto inconmovible aquello de "el fin justifica los medios". Valdría la pena sin embargo, que dichos organismos explicitaran claramente cual es el fin que persiguen. La realidad nos dice que ese fin no es otro que la limitación desmedida del gasto en un caso, y el olvido de las responsabilidades en el otro, siempre bajo un disfraz de demagogia y solidaridad.
No repitamos los errores del presente y del pasado. La generación de nuevas conductas dirigenciales que apunten a desprogramar las políticas negativas y a encauzar una decidida defensa del odontólogo como trabajador de la salud, debe constituir el escenario normativo hacia el cual enfocar el ejercicio de la profesión. Resulta perentorio sustituir la sujeción que hoy marca la relación entre los odontólogos y su dirigencia, por un verdadero lazo que dignifique a la muchedumbre de colegas acuciados por la crisis. Sólo la incertidumbre y la falta de trabajo, cómo la relativa seguridad que pueden representar los aranceles indignos institucionalizados, sujetan todavía dicha dependencia y desestimulan una reacción orgánica. Tan solo una ética libre de cortapisas y argumentos insostenibles, con base en la equidad, solidaridad y justicia distributiva, habrá de asegurar un bienestar digno para los profesionales odontólogos, sin que ello signifique el desapego y el olvido de nuestras responsabilidades ante la comunidad.
EL DERECHO INDIVIDUAL, NO DEBE ENTENDERSE COMO LA ANTÍTESIS DEL DEBER SOCIAL.