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sábado, 5 de octubre de 2013

EL FENOMENO DE LA EMIGRACION DE PROFESIONALES EN ARGENTINA


La expulsión de profesionales, técnicos, obreros calificados y administradores de alto nivel, ha constituido una constante en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, lo que ha sido interpretado en nuestro país, desde los dos ángulos que en general enfocan el tema según las fuentes consultadas.
Según las investigaciones del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la U.B.A, existen opiniones de algunos gobiernos que la justifican como una solución que alivia y descomprime protestas y demandas sociales, frente a situaciones críticas por las que atraviesan esos grupos de jóvenes con elevada capacitación, profundo raciocinio y escasos incentivos para su progreso.
Por otro lado, científicos argentinos como Bernardo Houssay, ya en 1966 en un simposio organizado por la Academia Brasilera de Ciencias, exponía que, el problema de la migración de científicos y técnicos " resulta particularmente grave para las naciones que se hallan en proceso de desarrollo, pues las priva de recursos que deberían actuar en su propio medio como factores decisivos en la evolución que debe conducirlas a más elevados niveles de progreso económico y de organización social ".  Decía también Houssay, que
la emigración, ya espontánea, solicitada o forzada, " ha existido en todas las épocas de la humanidad, aún en las más remotas ".
Debido a la emigración, muchos sabios pudieron progresar y expandir su genio y enseñanzas, acelerando el adelanto de la docencia y el progreso de otras naciones.
La inmigración científica desde Europa, fue en gran parte la causa del rápido y portentoso desarrollo de los EE.UU.  Otras naciones, como Japón, lo deben principalmente a la emigración temporaria de sus profesionales que aprendieron y se formaron en las naciones más adelantadas, retornando luego a su patria.
El desarrollo científico y técnico sudamericano se debió inicialmente a la inmigración de europeos, y también a la emigración temporaria de sus profesionales y técnicos, y luego a la de sus becarios, muchos de los cuales regresaron al país y se insertaron en las universidades públicas, en los institutos de investigación pertenecientes a fundaciones sin fines de lucro y en la industria privada.
La Argentina era tradicionalmente un exportador de productos agropecuarios, lo que nos trajo riqueza, crecimiento y desarrollo. No obstante, en las últimas décadas, se ha producido una exportación de científicos, técnicos y profesionales en general, lo que nos empobrece y perjudica socialmente, amén del despilfarro de los recursos que el Estado aplicó para su formación básica.
En países menos desarrollados que el nuestro, emigraban los habitantes menos capaces y los desposeídos, situación que se dio y todavía se dá desde nuestros países vecinos. Pero por el contrario, son sobre todo muchos de nuestros mejores científicos los que se van.
Nuestra emigración, por desgracia, no es de braceros o jornaleros sin especialización, sino de profesionales y técnicos, a veces muy especializados.
Es por tanto una emigración del tipo llamado " brain drain " o sea, drenaje o fuga de cerebros o talentos, o por lo menos de personal instruido y de alto nivel.  Esto resulta aún más perjudicial que la fuga de capitales.
El fomento de la emigración espontánea, se ha dado en algunas épocas por la plétora profesional, que trae como consecuencia la disminución de los salarios o la desocupación, que empujan la salida a países desarrollados ansiosos de recibirla, los que en muchos casos se transforman en polos seductores que, por diferentes motivos desarrollan programas de atracción e incentivación.
También nuestra historia, ha atravesado períodos de oscurantismo político, que tanto en gobiernos civiles autocráticos como en otros de estirpe militar francamente dictatoriales, forzaron la emigración a través de persecuciones por razones ideológicas.
Ya en la tercera y cuarta década del siglo XIX, bajo el gobierno del Brigadier Rosas, muchos profesionales e intelectuales fueron perseguidos, la Universidad permaneció clausurada por muchos años, tanto que en algo más de diez años solo se graduó un médico
en la universidad pública.
En décadas posteriores, la formación científica y profesional en general, estuvo contenida en un modelo agroexportador, y el ingreso a las universidades se mantuvo acotado a las clases pudientes que luego concurrían a especializarse a Francia, Inglaterra y Alemania, y que muchos de ellos no regresaron al País.
Ya Houssay señalaba que " hasta 1943 nuestra emigración fue en su mayor parte temporaria, y al retornar, le otorgaron un alto nivel al ejercicio profesional, a la enseñanza y a las instituciones científicas del país.
Esta situación, que incluía no solo a los miembros de las clases altas, sino a los hijos de los primeros inmigrantes que llegaron al país, tuvo su origen en la Reforma Universitaria de 1918 que democratizó las universidades y fue un verdadero faro de imitación para la América Latina en general.
Según lo manifestara el propio Houssay, víctima de esos hechos de discriminación, en 1945 se destituyeron u obligaron a renunciar a la mitad de los docentes universitarios, y los institutos más valiosos formados en largos años de sacrificio, se desintegraron o languidecieron, la enseñanza se resintió y varias generaciones se formaron con falencias y sin muchas esperanzas. Vale consignar que el profesor Houssay, cesanteado, tuvo que continuar sus investigaciones que ya se encontraban en avanzado estado a través de sus trabajos en las facultades de Veterinaria y de Medicina de la U.B.A ( Instituto de Fisiología ) en otras latitudes que luego usufructuaron de los recursos que Argentina ya había invertido en dichas investigaciones. Como anécdota del proceder político de esos tiempos, la vacancia en el cargo de Profesor Titular de Fisiología, fue cubierta con un docente de segunda línea, el Dr. Imbriano, cuya mayor contribución a la ciencia lo constituyó una publicación titulada " Fisiología Justicialista ". La investigación privada, y aún la producción farmacológica también fue alcanzada por la persecución ideológica, demostrada con la intervención y cierre del Instituto Massone, de capitales autóctonos y productor de drogas y medicamentos que eran una importante fuente de ingresos para el país ( el 50 % de sus productos se exportaban a Rusia ). El plantel de técnicos y profesionales, engrosó una emigración que se dirigió casi en su 3/4 parte a los EE.UU., y en menor grado a Venezuela, Brasil, Europa y Japón.  Cabe consignar que del total de emigrantes profesionales del país, un 30 % provenían de las ciencias biológicas.
A la caída del gobierno del Gral. Perón, se produjo un cambio en los planteles universitarios con el desplazamiento masivo de muchos docentes que habían ganado posiciones a instancias de la política, y también de otros de gran valor cuyo pecado fue el de acceder a ciertas demandas para conservar sus puestos, como la firma de un documento que apoyaba la reelección del presidente, o haber realizado una contribución de 50 pesos para la construcción del monumento a Eva Perón ( que nunca se hizo ).
Desde aquella época, la emigración se mantuvo en niveles aceptables, alcanzando algunos picos como en 1962, y el que se produjo durante la llamada Revolución Argentina, que inició una nueva persecución entre 1966 y 1969 a todos aquellos científicos y docentes de las universidades nacionales que censuraron sus procederes autoritarios.
La " Noche de los Bastones Largos ", fue un acto intimidatorio  y dictatorial que desalojó a los científicos de la Facultad de Ciencias Exactas de la U.B.A, encabezados por Manuel Sadosky y Rolando García con sus equipos de colaboradores de primer nivel, que habían montado una computadora que para ese entonces, descollaba entre las más importantes del mundo. Cabe consignar que el equipo casi completo del Instituto del Cálculo, con 301 investigadores, emigraron a Chile, Venezuela, EE.UU, Canadá y Puerto Rico,con un apoyo financiero de la Fundación Ford de 200.000 dólares para su contratación.  La persecución también alcanzó a la Facultad de Odontología, en la que se dio de baja a un conjunto de profesores como Parula, Saizar, Egozcue,  Ries Centeno, Maisto, Carranza etc., que habían contribuido a ubicar a la facultad a la altura de las más importantes del mundo, desplazando también a sus equipos de colaboradores que en años posteriores alcanzaron los puestos más relevantes en la docencia y la investigación. Muchos de ellos sin embargo, ya habían emigrado, y lograron ubicarse en posiciones expectantes en países como EE.UU, Israel y Canadá. Entre ellos caben destacarse los Dres Carranza hijo y Caffesse, quienes llegaron a desempeñarse como profesores y decanos en universidades estadounidenses, los dres. Leyt y Sajkis en Tel Aviv etc.  No debemos dejar de recordar en el área de la medicina al Dr. Cesar Milstein, migrado a Inglaterra, que obtuviera el Premio Nóbel por sus investigaciones sobre los anticuerpos monoclonales.
Un nuevo pico de emigración se produce en la crisis de 1991, ésta vez por razones estrictamente económicas, y en el caso de la odontología, aprovechando una coyuntura que se estaba dando desde la década de 1970 en España.
La odontología argentina sufre en dicha época, un verdadero drenaje de profesionales hacia el mencionado país, ya no con un criterio de temporalidad, sino que en su mayor parte resultó definitivo.
En España, desde la década de 1940, ya no se graduaban odontólogos, sino que la profesión era practicada por médicos que
luego de su graduación, realizaban un curso de dos años y recibían el título de estomatólogos.  Esta situación desencadenó una verdadera carencia de oferta odontológica en relación con una demanda en creciente aumento, apoyada en el despegue económico de la época, y como consecuencia una elevación importante en los niveles de retribución a la profesión.
Cabe consignar, que en 1972 Argentina firma con España un 


" Convenio Bilateral Educativo " que incluye entre sus cláusulas, la posibilidad de ejercicio profesional universitario sin restricciones especiales en ambos países.  Este hecho facilitó que los odontólogos argentinos, amparados en la norma, comenzaran a realizar las consultas para su emigración.  No obstante, la colegiación no era automática, aunque el Ministerio de Trabajo español convalidara la contratación y aún el desempeño autónomo de los odontólogos argentinos que inmigraban.
Por dicha razón, debía iniciarse un juicio al Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de España, que la justicia siempre dio vía libre obligando a la institución a colegiar a los peticionantes, obteniéndose la primera respuesta positiva en 1975.
Esta situación, la he conocido desde su inicio cuando me desempeñaba como presidente del Consejo  Superior del Colegio de Odontólogos de la Provincia de Buenos Aires. El convenio de reciprocidad no era todavía muy conocido, y en 1974, un odontólogo de la zona norte del Gran Buenos Aires ( Distrito IV ), me entrevistó acercándome una fotocopia del mismo y la documentación que requería para su cumplimentación, pero que había sido rechazada por el Colegio Español.  Ante éste hecho, me interesé en el tema y le hice llegar una preocupación de nuestro colegio en  forma oficial al presidente del mismo, el Dr. Zabala Rubio, quien luego de analizar nuestra presentación, me contestó que accedería a la colegiación directa de los odontólogos argentinos
quienes además de la documentación exigida por el ministerio de educación español, debían adjuntar un certificado ético-gremial otorgado por el Colegio de la Provincia de Buenos Aires. Tal vez la creencia del colegio español de que el nuestro tenía alcance nacional como lo tenía el de ellos, nos creaba una facultad que discriminaba a los demás odontólogos argentinos.  Luego de haber otorgado varios certificados, nuestro colegio le transfirió, con la aquiescencia del colegio español, dicha atribución a la Confederación Odontológica de la República Argentina ( CORA )
quien la comenzó a otorgar a partir de 1976.
Algunos años después, el colegio de España comenzó a exigir también la cumplimentación de un examen para otorgar la colegiación.
La situación favorable que presentaba España, experimentó un punto de inflexión a partir de la nueva ley educativa que   restablecía la profesión odontológica y obligaba a la apertura de la respectiva carrera en las universidades públicas que así lo consideraran factible.  Queda así atrás una época en que la emigración argentina, no solo de profesionales sino también de obreros especializados, técnicos, etc., duplicara los guarismos de 1975.  Entre los años 1960-1970, la emigración general a España alcanzó los 185.000 argentinos, y entre 1970-1980 llegó a casi
400.000.  En cuanto a los odontólogos en particular, entre 1950 y 1964 el norte estaba puesto en los EE.UU, y en dicho lapso, sobre un total de 6.417 profesionales emigrados a dicho país, alcanzaron la cifra de 87.

En la década de 1970-1980, la dirección de la emigración de odontólogos giró, por la situación que ya hemos mencionado, a España, país que sobre un total de 21.000 odontólogos matriculados, casi el 10 % eran argentinos, sin contar con un importante número de no censados que estaban a la espera de la convalidación.  Con las primeras promociones de odontólogos graduados en España, a los que se sumaban centenares de graduados en universidades latinoamericanas, la alternativa de migración a España fue perdiendo fuerza, lo que quedó demostrado a través de las encuestas que entre los años 1994-1997, la emigración constituía una apuesta favorable en nuestros egresados cercana al 45 %, a la que siguió un abrupto descenso en los años posteriores, y en muchos casos se dieron situaciones de repatriación espontánea como consecuencia de la grave crisis económica que afectó a buena parte de la comunidad europea en general y a España en particular. El fenómeno de la emigración en general y de profesionales y técnicos en particular, no responde lineálmente a situaciones de estrechéz económica o de persecución ideológica, si se tiene en cuenta que de los 960.000 argentinos censados en el exterior en 2002, la cifra se incrementó a 1.350.000 en 2008, período democrático con crecimiento económico importante.

                                                                   CONTINUARÁ
                                                        Segunda parte : 
                                                                LA REPATRIACIÓN

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