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domingo, 22 de junio de 2014

¿ COMO PUEDO CUIDAR LA SALUD BUCODENTAL DE MIS HIJOS ? ( conclusión )

Así como la caries dental es una enfermedad que afecta por igual a niños y adultos, la enfermedad periodontal posee una especial predilección por las personas jóvenes, adultas y mayores y en una baja proporción se presenta en menores de quince años.

La gingivitis, inflamación de las encías considerada una primera expresión de la enfermedad periodontal, es casi excluyente hasta los 10 años de edad, y a partir de allí va tomando relevancia la periodontitis con su cortejo patológico que incluye en mayor o menor medida la reabsorción ósea. Las formas avanzadas son raras en niños, aunque pueden darse casos de grandes resorciones con movilidad y hasta la pérdida de las piezas dentarias, a consecuencia de síndromes o enfermedades generales o a causas locales generalmente asociadas a efectos traumáticos.
La gingivitis crónica es común en los niños. Las encías se presentan  enrojecidas en su borde dentario, sangran con facilidad pero no se observan expresiones radiológicas patológicas. En ocasiones la inflamación es tan marcada que provoca un agrandamiento ( hipertrofia o hiperplasia ) de la encía, que sufre un desprendimiento de su adherencia al hueso y una extrema movilidad de las papilas inflamadas. En los adolescentes y adultos jóvenes puede tornarse más agresiva, no se visualiza placa dental ni tártaro pero la pérdida ósea suele ser notable. En otras oportunidades la acumulación de tártaro es muy marcada y la movilidad de los dientes también.

SINTOMAS :

* Sangrado de las encías.

* Dolor en las encías.

* Encías retraídas o hinchadas.

* Profuso sangrado al lavarse
   los dientes.

* Drenaje de pus.

* Mal aliento persistente no adjudicable a otras razones.

* Dientes móviles y pérdida de los mismos.

CAUSAS ( etiología ).

Desde las investigaciones de Wearhaus ha quedado claro el origen bacteriano de la enfermedad. La placa bacteriana, en la que se observan microorganismos distintos a los que se encuentran presentes en la caries dental, es una causa importante en la producción de la enfermedad, aunque ya hemos hecho mención de casos en los que no se encontraba presente.
En muchas oportunidades se encuentra asociada con enfermedades sistémicas como la diabetes tipo I, el síndrome de Down, y otros síndromes cromosómicos como el de Papillon-Lefevre.
La enfermedad periodontal también puede estar asociada a los cambios hormonales de la pubertad, en la que el aumento de la progesterona y los estrógenos incide en la irrigación de las encías lo mismo que sucede durante el embarazo.
La mala higiene bucal, el hábito de fumar, el uso de medicamentos que causan hiperplasia gingival, algunas virosis y fungosis, y  una mala nutrición, también son predisponentes efectivos.
Se ha demostrado una concomitancia de la EP con la enfermedad cardíaca, el ACV y algunas infecciones sistémicas, como así también con el excesivo consumo de marihuana.
Entre las causas locales que inciden en la acumulación de la placa dental pueden mencionarse :

* La presencia de frenillos y bridas que traccionan el tejido
   gingival llegando a desprenderlo de la adherencia epitelial.
* La pericoronaritis que se produce durante la erupción anormal
   de los terceros molares inferiores por la misma causa.
* La presencia de anomalías de posición de las piezas dentarias
   que favorece la acumulación de placa y dificulta su remoción.
* El uso de aparatología ortodóncica, ya por la acumulación de
   placa como por la inflamación traumática que puede originar.
* El hábito de la respiración bucal, que provoca sequedad en las encías interfiriendo los mecanismos de autolimpieza. En general éstos niños y jóvenes, duermen con la boca abierta, y durante las horas de sueño la acumulación de placa dental, no removida obviamente, alcanza su máxima expresión.
* El bruxismo es también un hábito pernicioso por lo que
   representa como sobrecarga en el hueso alveolar.

PREVENCIÓN :    
                           De la misma manera que ya lo expresáramos en lo referente a la caries dental, la remoción de la placa dental y de los depósitos de tártaro sigue siendo la medida más efectiva para evitar la aparición y el progreso de la enfermedad periodontal.
Es también importante mantener bajo control los problemas médicos crónicos, cumplir con una dieta rica en frutas, vegetales, granos enteros y alimentos ricos en calcio. Deben también controlarse los hábitos malsanos y en lo posible evitar el uso común de la vajilla sin higienizar cuando un miembro de la familia padece de enfermedad periodontal.
Los chequeos regulares por el odontólogo deben constituirse en un hábito tan necesario como los de higiene individual, y ante cualquier manifestación infrecuente en sus dientes y encías, la consulta es de rigor.

LA CARIES Y LA ENFERMEDAD PERIODONTAL COMO
             PROBLEMAS DE SALUD PUBLICA.

La concepción eminentemente biologicista de la enfermedad que predominaba durante buena parte del siglo pasado, ha dado paso a nuevas interpretaciones que la transforman en un hecho social.
Basta con analizar la definición de salud de la OMS, para darnos cuenta de que la medicina es tan solo una de las partes que conforman el abordaje de dicho hecho social.
A nadie se le ocurriría hoy en día analizar la problemática de la salud, desvinculándola de los factores sociales que inciden directa o indirectamente sobre ella; y si en consecuencia la salud es un hecho social, las implicancias económicas no deben ser desestimadas, y la asignación de recursos para su atención debe priorizarse adecuadamente.  Ya la FDI en la 36a Asamblea Mundial de la Salud fijó su posición en relación a la combinación de la " creciente frecuencia de las enfermedades bucodentales y la escasez de recursos para su abordaje, lo que puede llegar a constituirse en un verdadero desastre para los países en desarrollo ".
Ante dicha situación, agregaba en su informe que " los países altamente industrializados tendrán que hacer frente a un derroche enorme de recursos financieros y humanos  calificados para encarar soluciones al problema ".
La dificultad de probar la excelencia de un plan preventivo con resultados rápidos y evidentes, ha constituido en la historia de las enfermedades bucodentales un escollo de no fácil superación para que los gobiernos destinen recursos económicos que los sustenten.
La caries y la enfermedad periodontal no son consideradas como grandes epidemias con su cortejo de muerte y miseria, y en general se las deja libradas, con raras excepciones, a la acción individual del profesional odontólogo, sin percatarse de los perjuicios a la calidad de vida de mucha gente y de la carga financiera que pesa sobre los propios enfermos y los servicios de salud pública.
Medidas consideradas efectivas en la prevención de la caries, como la fluoración de las aguas, suele generar actitudes dubitativas cuando no negativas, en quienes deben aprobar el destino de recursos para su concreción.
Si nos centramos específicamente en la caries, y tenemos en cuenta los índices de incidencia y prevalencia de la enfermedad en nuestro país, son necesarias aproximadamente 100 millones de obturaciones y entre 7 y 10 millones de exodoncias ( contando también la enfermedad periodontal ) para atender exclusivamente las necesidades presentes.  Para brindar dichas prestaciones, los más de 53.000 odontólogos del país requerirían una dedicación total por un año, y no podrían hacerse cargo del incremento vegetativo de ambas enfermedades ni de ninguna otra acción de salud en la cavidad bucal.
Al mismo tiempo, los costos totales por dichas prestaciones ( sin contar con la reposición de las piezas perdidas ) podría ascender a  los 20.000 millones de pesos, suma que excede largamente los 10.000 millones gastados en 2013 para la atención dental en todos los subsectores de la salud.
Existe otro factor que también debe ser tenido en cuenta desde el ángulo económico-social, y es la caída laboral como consecuencia de la exodoncia.  Es bien conocido por los odontólogos, por los médicos laboralistas, por los directivos de empresas, escuelas y establecimientos comerciales, como por la población en general, que la visita al consultorio dental para recibir prestaciones no quirúrgicas no engendra un ausentismo laboral significativo.
Cuando el enfermo es sometido a una extracción dentaria o a un procedimiento quirúrgico periodontal, no ocurre lo mismo.
En un trabajo que realizáramos hace varios años, sobre un total de 6.900.000 extracciones, se obtuvo una ausencia laboral de 4.600.000 días con la pérdida salarial directa o institucional equivalente a su multiplicación por el valor del día de trabajo.
Un análisis somero de los datos expuestos, con los errores que puede conllevar la dificultad en disponer  de informaciones fidedignas, pone de manifiesto una situación de muy difícil resolución si no se aplican medidas preventivas que tiendan a deprimir los altos índices de enfermedad bucodental.
En cuestiones de economía social que impactan sobre la salud, es indispensable incluir, para su abordaje, factores de orden cultural de la población, la disponibilidad de recursos económicos individuales, públicos y de la seguridad social, y las políticas de prevención, sin descontarse el rol fundamental que juega el odontólogo y sus instituciones representativas.
Partiendo de la premisa que " la prevención no es una técnica sino una postura, debemos sin embargo, aceptar con dolor la existencia de padres que le prestan muy poca atención, y de profesionales a los que les resulta más fácil ofrecer una prestación tradicional que modificar su actitud.
Si queremos obtener una respuesta clara al interrogante que encabeza éstos dos artículos, no lo debemos buscar en las claras y efectivas medidas terapéuticas que la ciencia pone en nuestras manos para abordar la enfermedad cuando ya se encuentra instalada, sino fundamentalmente en encontrar disponibles y accesibles todas aquellas acciones destinadas a evitar la producción y avance de la enfermedad. El dinero que no se emplea en prevención, se multiplica exponencialmente en las acciones de protección ( tratamiento ) y rehabilitación ( reposición de las piezas perdidas ).



martes, 10 de junio de 2014

¿ COMO PUEDO CUIDAR LA SALUD BUCODENTAL DE MIS HIJOS ? ( primera parte )



Infinidad de enfermedades pueden afectar los distintos órganos y tejidos de la cavidad bucal; más de 400 especies microbianas pululan en su interior; muchos traumatismos pueden afectar los tejidos duros y blandos que conforman una región tan importante como el denominado aparato estomatognático, sin embargo casi siempre ponemos el acento en dos afecciones que representan los porcentajes más elevados de alteración de la salud bucodental, la caries y la enfermedad periodontal.
Es por ello, que sin desdeñar los otros factores enunciados, nos detendremos en éstas dos últimas, pues en conjunto afectan a más del 90 % de la población de todas las edades, y son causantes de síntomas molestos, de signos preocupantes y de discapacidades manifiestas con efectos en la propia boca, en la salud en general y en el psiquismo de las personas que las sufren.
Si tenemos en cuenta que en muchos países la mitad de los niños de 4 años tienen caries, que en nuestro país a los 12 años el índice CPO oscila entre 4 y 7 según la región ( en un último relevamiento del plan Prosane en la Provincia de Buenos Aires en niños de primero y sexto grado se comprobó que el índice de caries era del 40 % ), y que más del 60 % de la población posee algún grado de enfermedad de sus encías, nos parece que insistir sobre los cuidados que tiendan a evitar dichos males no es una absurda obcecación, sino una especie de tábano socrático que ronda sobre nuestras cabezas para evitar el descuido o el olvido de las simples medidas que pueden ayudar a no caer en la enfermedad.
Dícese que la caries dental es la enfermedad más difundida en el mundo, y comenzaremos por ella.
Tal vez la mejor manera de enfocar el tema, sea desarrollándolo a través de un cuestionario que cualquier neófito pudiera ordenar a los efectos de obtener las respuestas esclarecedoras.

1.- ¿ Que es una caries  y porqué se produce ?

La caries es una enfermedad infecciosa originada en la acción de algunas de las muchas bacterias que habitan la cavidad bucal, las que por una conjunción de factores como los restos de alimentos, especialmente los azúcares, y algunos de orden constitucional, determinan la formación de una placa o biofilm que se adhiere al diente y permite que dichos microorganismos desarrollen la producción de ácidos que comienzan una acción deletérea sobre el esmalte dental.
El comienzo se da a través de una simple mancha que luego afecta la estructura del tejido y se profundiza llegando a interesar al tejido interno o dentina, que aloja a la pulpa dental cuyo eje está constituido por un paquete vásculonervioso ( arteria, vena y nervio ). En la medida que se impida la formación o persistencia de la placa dental, por medio de prácticas higiénicas o por barreras medicamentosas, la lucha entre el organismo y las bacterias inclinará el triunfo a favor del primero.
Existen bocas, especialmente en los niños, en que la caries arrasa con la estructura dental en buena parte de las piezas temporarias ( de leche ), y a veces en las permanentes. En otros casos se manifiesta a través de un proceso lento y progresivo que se profundiza y termina destruyendo la corona dental y exponiendo la pulpa con el cortejo de síntomas conocidos.

2.- ¿ Desde que edad puede aparecer ?

El cuidado dental comienza desde la etapa intrauterina con la consulta al médico pediatra, y se mantiene con la erupción de los primeros dientes de leche del bebé. La limpieza de las encías con un paño húmedo y el cepillado con una pequeña cantidad de pasta dental de los dientes del lactante se aconseja hasta los 2 años en que el hábito del cepillado debe transferirse al niño.
Un bebé puede desarrollar caries, las que se incentivan con el chupete embebido en miel o cuando se le permite dormir chupando la tetina del biberón. La llamada " caries de la lactancia " o " caries del biberón " suele ser muy destructiva y provoca la pérdida prematura de los dientes temporarios. La consulta con el odontopediatra es conveniente desde éstos primeros estadíos, pues dichos especialistas se hallan formados para tratar el amplio abanico de aspectos relacionados con la salud dental infantil y con un dominio de las situaciones de rechazo que se dan en éstos niños hacia la consulta profesional.


3.- ¿ Cuales son los primeros síntomas ?

Los primeros estadíos de la enfermedad pueden detectarse a través de una minuciosa revisión de los dientes, especialmente en los espacios interdentarios, pero la profundización del proceso por la destrucción del tejido dental y su consecuente invasión de la cavidad pulpar, determina la exposición de un tejido muy sensible con la producción de dolor en sus distintas gradaciones. Esta situación impulsa a los padres y a los propios niños a solicitar la intervención del profesional.

4.- ¿ Es contagiosa la caries ?

Como toda enfermedad infecciosa, la caries dental responde a sus mismos parámetros, aunque no está demostrado que la transmisión sea una condición obligada, y requiere ciertas características del medio bucal y de los hábitos del receptor.
Muchos padres nos preguntan si las caries de los dientes temporarios se transmiten a los permanentes, si existe una posibilidad de contagio de un diente a otro o si la enfermedad se transmite de padres a hijos.
En general puede afirmarse que lo que se hereda es una mayor exposición al riesgo, en cuanto al contagio local de un diente a otro, depende de la cercanía y de la falta de una correcta higiene.
Lo que también puede afirmarse, es que la salud orgánica puede verse seriamente afectada en enfermos con bocas descuidadas, lo que ha quedado claramente demostrado a través de estudios estadísticos basados en un seguimiento por lapsos significativos.

5.- ¿ Como se previene la caries dental ?

A lo largo de ésta exposición ya hemos hecho referencia a varias medidas tendientes a promover una mejor salud dental. La caries puede ser prevenida con acciones locales, generales, cambiando hábitos alimenticios o estimulando sanos principios de higiene, lo que puede lograrse a través de acciones individuales o inmersas en planes o programas educativos que inculquen en los niños y jóvenes una serie de conductas orientadas a una adecuada promoción y protección de su salud bucodental.
Una recomendación habitual es la de comenzar con la consulta al odontólogo a partir de su primer año de vida, situación en la que el profesional explicará la técnica de cepillado guiada y el uso del hilo dental. También pueden recomendarse enjuagues con una solución fluorada, ya que el flúor endurece el esmalte y cumple también con una débil acción bactericida.
En los niños mayores debe incentivarse el uso del cepillo dental con alguna pasta dental fluorada y cuando el profesional lo considere oportuno, proceder a la aplicación de selladores o barnices dentales en las fosas y fisuras que presentan los premolares y molares. Si las aguas de suministro público no se encuentran fluoradas, puede indicarse el consumo de sal fluorada o la ingesta de comprimidos de flúor, sin dejar de recomendar los enjuagues diarios o semanales con soluciones específicas.
El control de la dieta también resulta fundamental. El consumo de azúcares refinados y almidón  estimulan a las bacterias a la producción de acidos, sustancias que inician el proceso de caries.
Deben limitarse los refrigerios o golosinas entre las comidas.
Los dulces, galletas, bebidas azucaradas y gaseosas en general no deben permitirse si no se dispone de la posibilidad de cepillarse los dientes en forma inmediata.  Los jugos de frutas proveen vitaminas y minerales importantes para la nutrición, pero también deben racionarse en cantidad y en el tiempo.
El cepillado con una técnica reglada debe realizarse como mínimo dos veces al día y hasta los 7 años debe ser guiado por una persona mayor. Cuando a pesar de todas éstas medidas se aprecia la formación de la placa dental, a simple vista o por medio de sustancias revelantes, debe concurrirse al odontólogo para su eliminación.
Las cartillas distribuidas en las campañas de educación para la salud bucal, tanto en los colegios como en los servicios públicos dentales, deben ser leidos y explicados en conjunto con los padres, y todas las actividades programadas sobre la promoción, protección o tratamiento de la caries dental, en las que participan en forma activa los niños, deben ser estimuladas y acompañadas por los mayores.  La consulta al odontólogo no debe representar para un niño un momento de tortura y mucho menos ser utilizada como amenaza. Lo importante es llevar al paciente cuando todavía no requiere ningún tipo de intervención molesta o dolorosa y hacer de dicha práctica un procedimiento habitual aunque no exista ningún padecimiento que obligue a una concurrencia urgente.
La población debe tener en cuenta que los profesionales de la salud, no solo han sido formados para curar las enfermedades de la gente, sino y fundamentalmente, para crear las condiciones a fin de que la gente no se enferme.

                                                          CONTINUARÁ