jaitt odonto social

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lunes, 25 de enero de 2016

miércoles, 13 de enero de 2016

A LOS PADRES DE LOS BEBÉS RECIÉN NACIDOS CON " LABIO LEPORINO Y " PALADAR HENDIDO ".

Las lesiones congénitas conocidas como "labio leporino" y "paladar hendido", afectan las fisuras del desarrollo craneofacial y van asociadas en la mayoría de los casos, lo que ha determinado que sean denominadas "fisuras labio-alvéolo-palatinas" (FLAP).
La Fundación  del Paladar Hendido (Cleft Palate Foundation) ha publicado un cuestionario muy completo que responde a la mayor parte de las preocupaciones de los padres de los bebés que nacen con éstas malformaciones.
En Argentina, las FLAPS se encuentran entre las coberturas de la Seguridad Social y también son atendidas por las empresas de medicina prepaga.  Algunos hospitales públicos poséen centros especializados que disponen de equipos multidisciplinarios, los que se integran con cirujanos bucomáxilofaciales, cirujanos plásticos, anestesistas, ortodoncistas, psicólogos y asistentes sociales.

sábado, 2 de enero de 2016

UNA FUENTE FRECUENTE DE CONTAMINACIÓN DEL ODONTOLOGO

Durante la atención odontológica, el profesional adopta toda una serie de medidas de protección, tanto para el paciente como para él mismo, que tienden a 

evitar la contaminación de las áreas y superficies de trabajo, del instrumental, de los materiales, del equipamiento y equipo de protección personal y de las barreras individuales y ambientales, todo ello tendiente a minimizar los peligros del contacto con otras personas y la probable transmisión de los microorganismos.
La literatura específica está plagada de publicaciones al respecto, y los organismos públicos y privados que brindan atención dental, y las facultades de odontología, han elaborado una serie de normas específicas que pueden ser consultadas.
La "Guía General de Bioseguridad para el Control de Infección en la Práctica Odontológica" publicada por la Facultad de Odontología de la UBA, es una fiel expresión basada en investigaciones y recomendaciones actualizadas, que constituyen una puesta al día que requiere de una adaptación permanente en consonancia con los adelantos que impone la ciencia.  Esta guía, es tal vez una de las publicaciones más completas que engloba la protección de alumnos, docentes y personal auxiliar, técnico y administrativo, y que arranca desde el simple lavado de manos, y aborda la totalidad de las maniobras tendientes a mantener la cadena de asepsia, remarcando no solo lo que debe hacerse, sino también lo que debe evitarse.
En ésta guía, a diferencia de otras que hemos consultado, se presta atención en uno de sus capítulos, a los procedimientos post-operatorios, no solo relativos al ámbito de actuación y a los elementos utilizados, sino a los propios cuidados del profesional al momento de despojarse de su vestimenta y barreras, y a la disposición final que debe dar a dichos elementos.
Sin embargo, y a pesar de todas éstas medidas de prevención, tal vez falte poner un poco más de énfasis en éstas últimas maniobras, si se tiene en cuenta que la ropa, los guantes, el calzado, los anteojos, etc., reciben con facilidad salpicaduras y manchas de sangre, pus y aerosoles contaminados, que imponen un cuidado especial al momento de ser quitados y una especial consideración acerca de la vestimenta de calle, que en muchos casos es el mismo ambo o guardapolvo empleado en las áreas clínicas, con el que se circula en ambientes externos comunes y aún en la calle sin ninguna prevención.
Reproducimos para una mejor información, una publicación relacionada con éstas últimas consideraciones.
Queda bien en claro entonces,que la protección del personal de salud comienza desde cuando se dispone la realización de una práctica profesional, y concluye mucho más allá de su terminación práctica.
En éstos últimos tiempos, se ha disparado en Brasil una verdadera polémica sobre la necesidad de evitar la circulación callejera del personal de salud con ropa y equipamiento de uso intrainstitucional, que pueden contaminar cosas y personas con las que se ponen en contacto, y que además pueden reingresar a sus áreas de trabajo con elementos sucios o contaminados.
Esta situación la observamos en los espacios exteriores que rodean los hospitales y las facultades de odontología, pero también en el transporte colectivo a través del cual regresan a sus hogares, a los que también vehiculizan elementos nocivos que portan en sus equipos.
Al respecto, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires modificó hace unos años el artículo primero de la ley 2.203 que hace referencia a la Gestión de Ropa Hospitalaria en el Sistema de Salud, prohibiendo el uso del ambo sanitario en la calle y en el transporte público para "evitar la portación de gérmenes que luego pueden ser fuente de infecciones".
El tema que hemos abordado, deberá sin duda evaluarse seriamente por parte de las autoridades hospitalarias y universitarias, si se tienen en cuenta las conclusiones de los trabajos de investigación como el transcripto en ésta entrada.