Infinidad de enfermedades pueden afectar los distintos órganos y tejidos de la cavidad bucal; más de 400 especies microbianas pululan en su interior; muchos traumatismos pueden afectar los tejidos duros y blandos que conforman una región tan importante como el denominado aparato estomatognático, sin embargo casi siempre ponemos el acento en dos afecciones que representan los porcentajes más elevados de alteración de la salud bucodental, la caries y la enfermedad periodontal.
Es por ello, que sin desdeñar los otros factores enunciados, nos detendremos en éstas dos últimas, pues en conjunto afectan a más del 90 % de la población de todas las edades, y son causantes de síntomas molestos, de signos preocupantes y de discapacidades manifiestas con efectos en la propia boca, en la salud en general y en el psiquismo de las personas que las sufren.
Si tenemos en cuenta que en muchos países la mitad de los niños de 4 años tienen caries, que en nuestro país a los 12 años el índice CPO oscila entre 4 y 7 según la región ( en un último relevamiento del plan Prosane en la Provincia de Buenos Aires en niños de primero y sexto grado se comprobó que el índice de caries era del 40 % ), y que más del 60 % de la población posee algún grado de enfermedad de sus encías, nos parece que insistir sobre los cuidados que tiendan a evitar dichos males no es una absurda obcecación, sino una especie de tábano socrático que ronda sobre nuestras cabezas para evitar el descuido o el olvido de las simples medidas que pueden ayudar a no caer en la enfermedad.
Dícese que la caries dental es la enfermedad más difundida en el mundo, y comenzaremos por ella.
Tal vez la mejor manera de enfocar el tema, sea desarrollándolo a través de un cuestionario que cualquier neófito pudiera ordenar a los efectos de obtener las respuestas esclarecedoras.
1.- ¿ Que es una caries y porqué se produce ?
La caries es una enfermedad infecciosa originada en la acción de algunas de las muchas bacterias que habitan la cavidad bucal, las que por una conjunción de factores como los restos de alimentos, especialmente los azúcares, y algunos de orden constitucional, determinan la formación de una placa o biofilm que se adhiere al diente y permite que dichos microorganismos desarrollen la producción de ácidos que comienzan una acción deletérea sobre el esmalte dental.
El comienzo se da a través de una simple mancha que luego afecta la estructura del tejido y se profundiza llegando a interesar al tejido interno o dentina, que aloja a la pulpa dental cuyo eje está constituido por un paquete vásculonervioso ( arteria, vena y nervio ). En la medida que se impida la formación o persistencia de la placa dental, por medio de prácticas higiénicas o por barreras medicamentosas, la lucha entre el organismo y las bacterias inclinará el triunfo a favor del primero.
Existen bocas, especialmente en los niños, en que la caries arrasa con la estructura dental en buena parte de las piezas temporarias ( de leche ), y a veces en las permanentes. En otros casos se manifiesta a través de un proceso lento y progresivo que se profundiza y termina destruyendo la corona dental y exponiendo la pulpa con el cortejo de síntomas conocidos.
2.- ¿ Desde que edad puede aparecer ?
El cuidado dental comienza desde la etapa intrauterina con la consulta al médico pediatra, y se mantiene con la erupción de los primeros dientes de leche del bebé. La limpieza de las encías con un paño húmedo y el cepillado con una pequeña cantidad de pasta dental de los dientes del lactante se aconseja hasta los 2 años en que el hábito del cepillado debe transferirse al niño.
Un bebé puede desarrollar caries, las que se incentivan con el chupete embebido en miel o cuando se le permite dormir chupando la tetina del biberón. La llamada " caries de la lactancia " o " caries del biberón " suele ser muy destructiva y provoca la pérdida prematura de los dientes temporarios. La consulta con el odontopediatra es conveniente desde éstos primeros estadíos, pues dichos especialistas se hallan formados para tratar el amplio abanico de aspectos relacionados con la salud dental infantil y con un dominio de las situaciones de rechazo que se dan en éstos niños hacia la consulta profesional.
3.- ¿ Cuales son los primeros síntomas ?
Los primeros estadíos de la enfermedad pueden detectarse a través de una minuciosa revisión de los dientes, especialmente en los espacios interdentarios, pero la profundización del proceso por la destrucción del tejido dental y su consecuente invasión de la cavidad pulpar, determina la exposición de un tejido muy sensible con la producción de dolor en sus distintas gradaciones. Esta situación impulsa a los padres y a los propios niños a solicitar la intervención del profesional.
4.- ¿ Es contagiosa la caries ?
Como toda enfermedad infecciosa, la caries dental responde a sus mismos parámetros, aunque no está demostrado que la transmisión sea una condición obligada, y requiere ciertas características del medio bucal y de los hábitos del receptor.
Muchos padres nos preguntan si las caries de los dientes temporarios se transmiten a los permanentes, si existe una posibilidad de contagio de un diente a otro o si la enfermedad se transmite de padres a hijos.
En general puede afirmarse que lo que se hereda es una mayor exposición al riesgo, en cuanto al contagio local de un diente a otro, depende de la cercanía y de la falta de una correcta higiene.
Lo que también puede afirmarse, es que la salud orgánica puede verse seriamente afectada en enfermos con bocas descuidadas, lo que ha quedado claramente demostrado a través de estudios estadísticos basados en un seguimiento por lapsos significativos.
5.- ¿ Como se previene la caries dental ?
A lo largo de ésta exposición ya hemos hecho referencia a varias medidas tendientes a promover una mejor salud dental. La caries puede ser prevenida con acciones locales, generales, cambiando hábitos alimenticios o estimulando sanos principios de higiene, lo que puede lograrse a través de acciones individuales o inmersas en planes o programas educativos que inculquen en los niños y jóvenes una serie de conductas orientadas a una adecuada promoción y protección de su salud bucodental.
Una recomendación habitual es la de comenzar con la consulta al odontólogo a partir de su primer año de vida, situación en la que el profesional explicará la técnica de cepillado guiada y el uso del hilo dental. También pueden recomendarse enjuagues con una solución fluorada, ya que el flúor endurece el esmalte y cumple también con una débil acción bactericida.
En los niños mayores debe incentivarse el uso del cepillo dental con alguna pasta dental fluorada y cuando el profesional lo considere oportuno, proceder a la aplicación de selladores o barnices dentales en las fosas y fisuras que presentan los premolares y molares. Si las aguas de suministro público no se encuentran fluoradas, puede indicarse el consumo de sal fluorada o la ingesta de comprimidos de flúor, sin dejar de recomendar los enjuagues diarios o semanales con soluciones específicas.
El control de la dieta también resulta fundamental. El consumo de azúcares refinados y almidón estimulan a las bacterias a la producción de acidos, sustancias que inician el proceso de caries.
Deben limitarse los refrigerios o golosinas entre las comidas.
Los dulces, galletas, bebidas azucaradas y gaseosas en general no deben permitirse si no se dispone de la posibilidad de cepillarse los dientes en forma inmediata. Los jugos de frutas proveen vitaminas y minerales importantes para la nutrición, pero también deben racionarse en cantidad y en el tiempo.
El cepillado con una técnica reglada debe realizarse como mínimo dos veces al día y hasta los 7 años debe ser guiado por una persona mayor. Cuando a pesar de todas éstas medidas se aprecia la formación de la placa dental, a simple vista o por medio de sustancias revelantes, debe concurrirse al odontólogo para su eliminación.
Las cartillas distribuidas en las campañas de educación para la salud bucal, tanto en los colegios como en los servicios públicos dentales, deben ser leidos y explicados en conjunto con los padres, y todas las actividades programadas sobre la promoción, protección o tratamiento de la caries dental, en las que participan en forma activa los niños, deben ser estimuladas y acompañadas por los mayores. La consulta al odontólogo no debe representar para un niño un momento de tortura y mucho menos ser utilizada como amenaza. Lo importante es llevar al paciente cuando todavía no requiere ningún tipo de intervención molesta o dolorosa y hacer de dicha práctica un procedimiento habitual aunque no exista ningún padecimiento que obligue a una concurrencia urgente.
La población debe tener en cuenta que los profesionales de la salud, no solo han sido formados para curar las enfermedades de la gente, sino y fundamentalmente, para crear las condiciones a fin de que la gente no se enferme.
CONTINUARÁ
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