La gingivitis crónica es común en los niños. Las encías se presentan enrojecidas en su borde dentario, sangran con facilidad pero no se observan expresiones radiológicas patológicas. En ocasiones la inflamación es tan marcada que provoca un agrandamiento ( hipertrofia o hiperplasia ) de la encía, que sufre un desprendimiento de su adherencia al hueso y una extrema movilidad de las papilas inflamadas. En los adolescentes y adultos jóvenes puede tornarse más agresiva, no se visualiza placa dental ni tártaro pero la pérdida ósea suele ser notable. En otras oportunidades la acumulación de tártaro es muy marcada y la movilidad de los dientes también.
SINTOMAS :
* Sangrado de las encías.
* Dolor en las encías.
* Encías retraídas o hinchadas.
* Profuso sangrado al lavarse
los dientes.
* Drenaje de pus.
* Mal aliento persistente no adjudicable a otras razones.
* Dientes móviles y pérdida de los mismos.
CAUSAS ( etiología ).
Desde las investigaciones de Wearhaus ha quedado claro el origen bacteriano de la enfermedad. La placa bacteriana, en la que se observan microorganismos distintos a los que se encuentran presentes en la caries dental, es una causa importante en la producción de la enfermedad, aunque ya hemos hecho mención de casos en los que no se encontraba presente.
En muchas oportunidades se encuentra asociada con enfermedades sistémicas como la diabetes tipo I, el síndrome de Down, y otros síndromes cromosómicos como el de Papillon-Lefevre.
La enfermedad periodontal también puede estar asociada a los cambios hormonales de la pubertad, en la que el aumento de la progesterona y los estrógenos incide en la irrigación de las encías lo mismo que sucede durante el embarazo.
La mala higiene bucal, el hábito de fumar, el uso de medicamentos que causan hiperplasia gingival, algunas virosis y fungosis, y una mala nutrición, también son predisponentes efectivos.
Se ha demostrado una concomitancia de la EP con la enfermedad cardíaca, el ACV y algunas infecciones sistémicas, como así también con el excesivo consumo de marihuana.
Entre las causas locales que inciden en la acumulación de la placa dental pueden mencionarse :
* La presencia de frenillos y bridas que traccionan el tejido
gingival llegando a desprenderlo de la adherencia epitelial.
* La pericoronaritis que se produce durante la erupción anormal
de los terceros molares inferiores por la misma causa.
* La presencia de anomalías de posición de las piezas dentarias
que favorece la acumulación de placa y dificulta su remoción.
* El uso de aparatología ortodóncica, ya por la acumulación de
placa como por la inflamación traumática que puede originar.
* El hábito de la respiración bucal, que provoca sequedad en las encías interfiriendo los mecanismos de autolimpieza. En general éstos niños y jóvenes, duermen con la boca abierta, y durante las horas de sueño la acumulación de placa dental, no removida obviamente, alcanza su máxima expresión.
* El bruxismo es también un hábito pernicioso por lo que
representa como sobrecarga en el hueso alveolar.
PREVENCIÓN :
De la misma manera que ya lo expresáramos en lo referente a la caries dental, la remoción de la placa dental y de los depósitos de tártaro sigue siendo la medida más efectiva para evitar la aparición y el progreso de la enfermedad periodontal.
Es también importante mantener bajo control los problemas médicos crónicos, cumplir con una dieta rica en frutas, vegetales, granos enteros y alimentos ricos en calcio. Deben también controlarse los hábitos malsanos y en lo posible evitar el uso común de la vajilla sin higienizar cuando un miembro de la familia padece de enfermedad periodontal.
Los chequeos regulares por el odontólogo deben constituirse en un hábito tan necesario como los de higiene individual, y ante cualquier manifestación infrecuente en sus dientes y encías, la consulta es de rigor.
LA CARIES Y LA ENFERMEDAD PERIODONTAL COMO
PROBLEMAS DE SALUD PUBLICA.
La concepción eminentemente biologicista de la enfermedad que predominaba durante buena parte del siglo pasado, ha dado paso a nuevas interpretaciones que la transforman en un hecho social.
Basta con analizar la definición de salud de la OMS, para darnos cuenta de que la medicina es tan solo una de las partes que conforman el abordaje de dicho hecho social.
A nadie se le ocurriría hoy en día analizar la problemática de la salud, desvinculándola de los factores sociales que inciden directa o indirectamente sobre ella; y si en consecuencia la salud es un hecho social, las implicancias económicas no deben ser desestimadas, y la asignación de recursos para su atención debe priorizarse adecuadamente. Ya la FDI en la 36a Asamblea Mundial de la Salud fijó su posición en relación a la combinación de la " creciente frecuencia de las enfermedades bucodentales y la escasez de recursos para su abordaje, lo que puede llegar a constituirse en un verdadero desastre para los países en desarrollo ".
Ante dicha situación, agregaba en su informe que " los países altamente industrializados tendrán que hacer frente a un derroche enorme de recursos financieros y humanos calificados para encarar soluciones al problema ".
La dificultad de probar la excelencia de un plan preventivo con resultados rápidos y evidentes, ha constituido en la historia de las enfermedades bucodentales un escollo de no fácil superación para que los gobiernos destinen recursos económicos que los sustenten.
La caries y la enfermedad periodontal no son consideradas como grandes epidemias con su cortejo de muerte y miseria, y en general se las deja libradas, con raras excepciones, a la acción individual del profesional odontólogo, sin percatarse de los perjuicios a la calidad de vida de mucha gente y de la carga financiera que pesa sobre los propios enfermos y los servicios de salud pública.
Medidas consideradas efectivas en la prevención de la caries, como la fluoración de las aguas, suele generar actitudes dubitativas cuando no negativas, en quienes deben aprobar el destino de recursos para su concreción.
Si nos centramos específicamente en la caries, y tenemos en cuenta los índices de incidencia y prevalencia de la enfermedad en nuestro país, son necesarias aproximadamente 100 millones de obturaciones y entre 7 y 10 millones de exodoncias ( contando también la enfermedad periodontal ) para atender exclusivamente las necesidades presentes. Para brindar dichas prestaciones, los más de 53.000 odontólogos del país requerirían una dedicación total por un año, y no podrían hacerse cargo del incremento vegetativo de ambas enfermedades ni de ninguna otra acción de salud en la cavidad bucal.
Al mismo tiempo, los costos totales por dichas prestaciones ( sin contar con la reposición de las piezas perdidas ) podría ascender a los 20.000 millones de pesos, suma que excede largamente los 10.000 millones gastados en 2013 para la atención dental en todos los subsectores de la salud.
Existe otro factor que también debe ser tenido en cuenta desde el ángulo económico-social, y es la caída laboral como consecuencia de la exodoncia. Es bien conocido por los odontólogos, por los médicos laboralistas, por los directivos de empresas, escuelas y establecimientos comerciales, como por la población en general, que la visita al consultorio dental para recibir prestaciones no quirúrgicas no engendra un ausentismo laboral significativo.
Cuando el enfermo es sometido a una extracción dentaria o a un procedimiento quirúrgico periodontal, no ocurre lo mismo.
En un trabajo que realizáramos hace varios años, sobre un total de 6.900.000 extracciones, se obtuvo una ausencia laboral de 4.600.000 días con la pérdida salarial directa o institucional equivalente a su multiplicación por el valor del día de trabajo.
Un análisis somero de los datos expuestos, con los errores que puede conllevar la dificultad en disponer de informaciones fidedignas, pone de manifiesto una situación de muy difícil resolución si no se aplican medidas preventivas que tiendan a deprimir los altos índices de enfermedad bucodental.
En cuestiones de economía social que impactan sobre la salud, es indispensable incluir, para su abordaje, factores de orden cultural de la población, la disponibilidad de recursos económicos individuales, públicos y de la seguridad social, y las políticas de prevención, sin descontarse el rol fundamental que juega el odontólogo y sus instituciones representativas.
Partiendo de la premisa que " la prevención no es una técnica sino una postura, debemos sin embargo, aceptar con dolor la existencia de padres que le prestan muy poca atención, y de profesionales a los que les resulta más fácil ofrecer una prestación tradicional que modificar su actitud.
Si queremos obtener una respuesta clara al interrogante que encabeza éstos dos artículos, no lo debemos buscar en las claras y efectivas medidas terapéuticas que la ciencia pone en nuestras manos para abordar la enfermedad cuando ya se encuentra instalada, sino fundamentalmente en encontrar disponibles y accesibles todas aquellas acciones destinadas a evitar la producción y avance de la enfermedad. El dinero que no se emplea en prevención, se multiplica exponencialmente en las acciones de protección ( tratamiento ) y rehabilitación ( reposición de las piezas perdidas ).
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