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miércoles, 3 de julio de 2013

LOS RESIDUOS PELIGROSOS EN LA PRACTICA DENTAL ( segunda parte )


La Organización Mundial de la Salud, en uno de sus documentos sobre el tema de los desechos sanitarios, manifestó que " para reducir la carga de enfermedad, los desechos sanitarios necesitan una buena gestión, incluidas las alternativas a la incineración ".
El odontólogo, en cumplimiento de la ley, selecciona los residuos producto de su actividad, los acondiciona en el lugar adecuado, los trata a través de los mecanismos disponibles a los efectos de su descontaminación, y por último, o los entrega a empresas especializadas para su incineración y disposición final, o los clasifica y elimina con la basura domiciliaria en acuerdo a las disposiciones vigentes para su separación en contenedores dispuestos por los gobiernos locales.
Sin embargo, no en todos los consultorios o clínicas se descontaminan los residuos peligrosos, y su entrega a manos de las empresas autorizadas se lleva a cabo en forma mensual, quincenal o semanal, lapso durante el cual permanecen en los ámbitos clínicos, en algún ambiente anexo o en el interior del propio domicilio del profesional, con el consiguiente peligro para su salud y la de sus pacientes o familiares.
Por otra parte, sería demasiado simplista pensar que con la sola acción descontaminante está cumplida la responsabilidad, tanto del profesional como de la empresa comercial.  La descontaminación, 
( vía autoclave, Bio 5000, soluciones de hipoclorito de sodio, etc. ) evita la propagación de los microorganismos presentes en los productos y elementos de uso sanitario, pero en la medida en que muchos de esos materiales están constituidos por sustancias plásticas, su degradación parcial o total por incineración genera como producto final una serie de productos altamente tóxicos.
Por lo tanto, la eliminación " segura " de los desechos sanitarios plantea serios riesgos para la salud pública.
Cuando el sometimiento de los residuos al calor, no supera los 800 grados Celsius, se producen subproductos de dicho proceso, tales como las dioxinas (PCDD), los furanos (PCDF) y los pcb coplanares (PCBs), algunos de ellos inofensivos y otros altamente tóxicos que son persistentes, no se degradan fácilmente en el medio ambiente, y se bioacumulan en la cadena alimentaria.  La exposición a largo plazo de los seres humanos a éstos subproductos, puede conducir al deterioro del sistema inmune, a una alteración en el desarrollo del sistema nervioso, del endocrino y de las funciones reproductivas, aunque a corto plazo, también pueden aparecer lesiones en la piel y compromiso de la función hepática.
La optimización del proceso de incineración, por encima de los 1000 grados de temperatura, reduce considerablemente la formación de éstas sustancias.
Según una estimación de la OMS en 22 países, mostró que el número de establecimientos de salud que no utilizan métodos adecuados de eliminación de residuos, oscila entre el 18 y 64 por ciento, lo que resulta preocupante.
La exposición a agentes infecciosos y sustancias tóxicas, deriva de una deficiente gestión en el tratamiento de los residuos peligrosos.
Tanto el Convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos, como la Convención de Basilea sobre los desechos peligrosos de 1989, que recién entró en vigor el 5 de Mayo de 1992, son las expresiones mas acabadas sobre el tema que nos concierne, y sobre ellas cabalgan la mayor parte de las leyes y reglamentaciones que los países se han dado para mitigar los efectos nocivos de los residuos peligrosos, entre ellos los patológicos.
La incineración, especialmente de los materiales que contienen cloro, tales como los productos de polivinilo y de algunos metales pesados como el mercurio, no ha merecido sin embargo una consideración a los efectos de impedirla. Sin embargo han surgido voces de alarma que objetan dicha práctica en éstos puntuales casos.
Como conclusión, podemos resumir que el tratamiento de los residuos peligrosos en la práctica odontológica, debe apuntar a :

En el material presuntamente contaminado que no deja residuos tóxicos, la descontaminación inmediata debe adoptarse como recurso imprescindible antes de su eliminación con la basura.

No es recomendable la reesterilización del material descartable en el propio ámbito clínico de su empleo.

Se aconseja la reducción del uso de todo aquel material que genera residuos o cenizas tóxicas.

La reutilización previo reciclaje de los productos de uso habitual, es recomendable siempre que el reciclaje responda a lineamientos establecidos por la autoridad sanitaria y llevados a cabo por verdaderas industrias preparadas para tal fin.

La adopción por los organismos internacionales del día 17 de Mayo como " Día Mundial del Reciclaje ", obedece al hecho de evitar someter a muchos de los productos de uso en la práctica sanitaria, a procedimientos como la incineración o el depósito en rellenos sanitarios de basura, considerando que la gestión inadecuada de los residuos peligrosos no es solo un problema de salud individual, ni aún colectiva, sino y fundamentalmente, un atentado al medio ambiente. 

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