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viernes, 8 de julio de 2011

AUTOEVALUACIÓN DE UNA FACULTAD O CARRERA DE ODONTOLOGÍA.

Hasta mediados de la década del 60 del siglo pasado, las máximas preocupaciones de los educadores dentales estaban referidas a la estructura curricular, a  la metodología del proceso educativo y a aspectos administrativos y operativos de las escuelas de odontología.  Generalmente se tomaban como paradigmas, algunas facultades tradicionales, cuyo predicamento y prestigio se asentaban en la calidad de sus profesores, en el número de educandos que requerían de sus servicios, en su numeroso y moderno equipamiento, y en la exigencia que planteaban para el avance en la carrera.
Las nuevas instituciones que se creaban, se planificaban a imágen y semejanza de aquellas, reproduciendo sus modelos educativos.  En la década siguiente, los análisis comienzan a insinuar una cierta preocupación por lo que se dió en llamar "los patrones de calidad", es decir, tratar de desentrañar la verdadera efectividad de un programa educativo medido en referencia al desempeño de los estudiantes con posterioridad a su graduación, poniendo énfasis en la adquisición de conocimientos, destrezas, valores y actitudes cuyo seguimiento permita identificar aquellas variables críticas que pueden ser correlacionadas con los cambios esperados de los programas docentes.  En el primer caso, la evaluación recibe el nombre de cuantitativa y basa su análisis objetivando una realidad que se expresa en cifras, que pueden o no corresponderse o validarse con parámetros previamente establecidos.
En el segundo caso, la evaluación se denomina cualitativa y se sustenta en criterios subjetivos que describen requisitos, pautas e indicadores propios de los paises o regiones a las que pertenecen las facultades, y cuya prospección permite intuir un mejoramiento del producto educativo, una elevación en la calidad profesional, y un impacto social caracterizado por los parámetros de eficiencia, eficacia y equidad.  Si se tiene en cuenta que toda evaluación es en sí una comparación, ya sea con otro objeto de similar naturaleza, ya sea con un patron ideal, la autoevaluación debe corresponderse con la segunda característica, y ese patrón ideal debe ser prefijado por la misma institución.
El grupo de trabajo sobre " análisis prospectivo de la educación odontológica ", reunido en Caracas en Noviembre de 1986, puso el acento en un mecanismo evaluativo mixto, aunque con preponderancia cualitativa.
El trabajo apunta a la construcción de un modelo normativo teórico de lo que podría ser la Facultad en un escenario futuro ajustado a una política de salud, a una situación socioeconómica, a una tendencia demográfica, al desarrollo tecnológico y a las variantes del ejercicio profesional en un determinado lugar.
La imágen-objetivo de la institución resultante de éste ejercicio, no prevée un producto ideal, perfecto, ni siquiera de avanzada, sino que se apoya en una realidad, en una situación y en una época, que sirva de patrón comparativo para el análisis de la institución, describiendo un futuro deseable pero que sea posible.
Se aconseja la elaboración de varios escenarios traducidos como: incipiente, intermedio, avanzado, etc..   Estos escenarios o tendencias, se estructuran en categorías que se corresponden con la "teoría de sistemas" aplicada al estudio de procesos sociales tales como: el contexto, la estructura, la función, la integralidad, etc..
Estas categorías se desarrollan a través de atributos
y éstos a su vez se disgregan en indicadores. En cada uno de ellos existen proposiciones que se corresponden con los escenarios descriptos.
Cabe conceptualizar al CONTEXTO, como el aspecto externo respecto del sistema en estudio. Es el medio en el que se inscribe y funciona la facultad; la ESTRUCTURA, representa la organización interna del proceso, y sustenta el elemento cuantitativo de la evaluación; la FUNCION expresa la actividad de los componentes incluidos en la estructura, y la INTEGRALIDAD resume el conjunto de actividades que en forma organizada, ejercen influencia sobre todo el sistema para el logro de determinados resultados deseados y previstos.
El instrumento completo, elaborado en base a las pautas descriptas, debe ser considerado, aceptado, modificado, restringido o ampliado por cada institución, y respondido en las distintas situaciones posibles, teniendo en cuenta que en la elaboración de las tendencias, se avanza desde la mas simple a la mas compleja como en una avenida que arranca de una situación dada hacia una situación deseable, que para cada indicador pueden darse situaciones distintas en las distintas opciones, y que la graficación final se expresa en un formulario ad-hoc, y representa el perfil institucional al momento de la evaluación, y se usará como elemento comparativo en futuras evaluaciones.
Los detalles prácticos e instrumentales de la evaluación, no se exponen en ésta publicación, pero vale señalar que en la confección del escenario deben participar en forma conjunta las autoridades, profesores, estudiantes y graduados, cuyo trabajo desemboque en la "imágen objetivo" de cada indicador.
Concluyendo ésta aportación, podemos apreciar que la aplicación de mecanismos evaluativos en las facultades de odontología, tiende a superar arcaicos criterios valorativos sustentados más en apreciaciones individuales y sectarias, que en estimaciones serias, documentadas y pluralistas.
La aplicación de la metodología prospectiva, constituye un proceso contínuo y cambiante que permite superar los enfoques limitados de otros métodos y aún de sus propios mecanismos, en beneficio de una visión sobre el comportamiento de las instituciones educativas en un marco de referencia conceptual que tome en cuenta objetivos sociales deseados.
Al mismo tiempo, permite reorientar el desarrollo de la educación odontológica, vinculándolo profundamente con las necesidades e inquietudes   que plantea la sociedad.

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