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lunes, 11 de febrero de 2019

EL BURNOUT EN ODONTOLOGIA

El Burnout es un conjunto de signos y síntomas a los que tambien se denomina " Sindrome de desgaste profesional " o " Sindrome del quemado ", que pueden afectar a cualquier individuo por el solo hecho de realizar un trabajo, pero que manifiestan una especial predilección por aquellos profesionales que tienen un marcado contacto con la gente, que generan una gran preocupación con los resultados de su gestión, y que requieren no solo del esfuerzo físico sino fundamentalmente de un gran compromiso intelectual.
Este sindrome fué descripto en 1973 en
EE.UU por Herbert Freudenberger, a
propósito de la crisis económica que
sacudió al pais. En 1981, Maslach y
Jackson lo enmarcan en la psicología
social.  Su estudio sistematizado se
produce a partir del año 2000 como
consecuencia del aumento exponencial
de los casos.

DEFINICIÓN :  El burnout se caracteriza por la presencia de altos niveles de agotamiento emocional, despersonalización, y una escasa realización personal ( no siempre atingente al éxito económico ).  Aparece generalmente cuando fracasan los mecanismos de adaptación a situaciones laborales extremas, sostenidas y adversas, cuando mengua la capacidad de afrontamiento o se debilitan la resistencia y resiliencia psíquicas.
Afecta tambien a personas idealistas que se frustran fácilmente ante el fracaso de sus ideales; a aquellos que sienten que su trabajo repercute negativamente en su vida familiar y social, sin descartar como causas predisponentes o concomitantes, algunos factores culturales, ambientales y personales, especialmente en profesionales de la salud, que en muchas oportunidades se sienten agredidos por la familia, sus enfermos o sus dadores de trabajo, a lo que tambien se suma la extrema competitividad y el excesivo impulso materialista.
INCIDENCIA :  En un estudio on-line llevado a cabo por el portal sanitario Intramed, se encontró una prevalencia en las distintas profesiones universitarias del 14,4%, que desciende al 12,1 % en la medicina y a un 6% en odontología. También se ha detectado su presencia en los estudiantes y residentes de profesiones médicas. Un estudio del Centre Hospitalier Sainte Anne de París, ha encontrado que el 46 % de los estudiantes sufrían el sindrome.
En realidad no existen estudios epidemiológicos lineales en la odontología, pero de acuerdo a la recopilación de datos de los archivos de la Caja de Seguridad Social para Odontólogos de la Provincia de Buenos Aires, obtenidos de una muestra de 4925 odontólogos entre los años 1974 y 1977, pudo detectarse un 20,7% de mortalidad de etiología confusa ( entre la que predominaban causales de índole psiquiátrica ), y en la misma muestra, se detectó una morbilidad incapacitante transitoria del 1,8% por problemas psíquicos y del 7,2% en afecciones de etiología confusa.
En otra estadística paralela, sobre una muestra de 6540 odontólogos en un lapso de cuatro años, se constató una discapacidad permanente del 12,7% originada en distintos tipos de neurosis. Cabe consignar que en los años mencionados, lo que hoy se conoce como burnout, se caracterizaba dentro de la denominación de estrés. Los horarios prolongados de estudio (que estimulan la depresión y la ideación suicida), la presión por sobresalir (logro de la excelencia), el fracaso en los exámenes, la sobrecarga de responsabilidad (en los trabajos prácticos, residencias, y ejercicio profesional) y situaciones de estrechéz económica, inciden sin duda en la aparición del burnout.

VARIABLES PROTECTORAS :  Así como hemos enumerado las causas predisponentes del burnout, tambien existen situaciones llamadas protectoras, que impiden el desarrollo de dicha patología, mucho mas desde el ángulo psicosocial que desde el punto   puramente biológico.  La edad ( entendida como experiencia ), la tenencia de hijos, la percepción de sentirse valorado, el optimismo, la satisfacción laboral, la valoración económica del trabajo etc., son factores que ayudan a mantener una calidad de vida libre de las acechanzas del burnout.  Algunos científicos lo consideran como una respuesta al estrés laboral crónico, sin embargo pueden señalarse, en acuerdo a nuevos criterios de diagnóstico, algunas diferencias entre el sindrome de desgaste profesional y el estrés, aunque en realidad todavía no hay evidencias definidas.
Sobre la base de las variables protectoras, se han establecido tambien tres criterios de prevención :                                                 
 a )  Prevención primaria : actúa sobre el entorno y las condiciones
de trabajo.
b )  Prevención secundaria : actúa sobre la causa una vez               descubierta.
c )  Prevención terciaria : actúa sobre los efectos ( enfermedad )  
 Pero la pregunta clave sobre éste sindrome es : ¿ el burnout es una enfermedad ?.
Si consideramos a la enfermedad  como un conjunto de signos y síntomas que constituyen un proceso que afecta el estado de salud de un individuo o de una comunidad,  puede colegirse que el burnout es una enfermedad. Si al mismo tiempo observamos que puede afectar, según el tipo de trabajo, a uno de cada tres profesionales en actividad, el problema se potencia.                                                                          SINTOMAS :  
  1. Dificultad para dormir. 
  2. La comida le cae mal.
  3.    Problemas sexuales. 
  4.   Cuello entumecido. 
  5.   Depresión al llegar al trabajo. 
  6.   Bajo rendimiento. 
  7.   Ausencias frecuentes al trabajo. 
8.   Concluye con el individuo como si fundiera el motor. 
Por todo lo descripto, el burnout es un grave problema de salud                   pública, que sin embargo no es atendido como tal.  En general , se lo diagnostica como estrés, y se le otorgan al profesional unos dias de licencia tal como lo establecen algunas disposiciones de la carrera hospitalaria en la Provincia de Buenos Aires una vez al año.  Vale la pena prestar atención, a las propuestas y conclusiones del 27° Congreso Argentino de Psiquiatría, que impulsa un proyecto para el reconocimiento del burnout como enfermedad por parte de la O.M.S., con su correspondiente inclusión en la " Clasificación Internacional de Enfermedades ".
Este reconocimiento, permitirá la institucionalización de quienes sufren el sindrome, y la posibilidad de su cobertura en los organismos públicos, privados y de la seguridad social.  El número cada vez mayor de profesionales afectados, y la escasa posibilidad de torcer las causales ya descriptas por la ausencia de un efectivo sistema de salud, así lo requieren.                                   Muchas cabezas quemadas de profesionales de la salud, apuntan a un descenso en los niveles de optimización de los servicios, con el consiguiente perjuicio de toda la comunidad.                                          

                                                                                                                           
                                                                                                               
                                                                                              

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