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martes, 5 de abril de 2016

7 de ABRIL : DÍA MUNDIAL DE LA SALUD


                               DIABETES  Y  ODONTOLOGIA

La diabetes es una enfermedad no transmisible (ENT) que por su propia relevancia, o como factor desencadenante de la enfermedad cardiovascular, ha sido relacionada con la enfermedad periodontal.
Se admite una relación de doble vía, vale decir que ésta enfermedad puede desarrollarse con mayor facilidad en un contexto diabético, o puede agregar situaciones agravantes a la propia diabetes.
En nuestro país se calcula en 4 millones el número de diabéticos, un 11.5 % de la población; de ellos un 90 % son del tipo II y afecta a individuos de entre 40 y 50 años, aunque ésta edad se halla en baja hasta los 30 y aún los 20 años.  Veinte muertes cada 100.000 habitantes produce por año la diabetes en Argentina.
Según algunos investigadores del tema, resulta comprobable un incremento en la frecuencia de las enfermedades de las encías entre aquellos pacientes que padecen diabetes.
El enfermo diabético se encuentra en mayor riesgo de padecer una enfermedad periodontal severa, ya que es más susceptible a la infección bacteriana y presenta una capacidad reducida para combatir las bacterias propias de las periodontopatías. Al mismo tiempo, una boca enferma incrementa los niveles de glucosa y dificulta el control de la diabetes.  Cabe recordar un viejo apotegma de Joslin : "cuando un diabético anda mal, hay que buscar una infección intercurrente".
El odontólogo puede detectar una diabetes incipiente, a veces desconocida por el propio enfermo y así orientarlo hacia el médico.
Una enfermedad periodontal severa que no responde satisfactoriamente a los tratamientos convencionales, la presencia de aftas recurrentes, las infecciones causadas por algunos hongos específicos, la boca seca, las úlceras, y las caries rampantes, pueden significar la presencia de una diabetes en sus distintos estadíos.
No debe desdeñarse la posibilidad de obtener sangre durante el tratamiento periodontal, para someterla a análisis de la hemoglobina A1c (Hb A1c) como prueba diagnóstica de la diabetes.
También el odntólogo debe prestar especial atención a aquellos pacientes que ya conocen su estado diabético o que se encuentran bajo medicación como la metformina, las glitazonas o las incretinas, y tomar las precauciones para evitar fracasos en sus tratamientos.  El hecho de hallarse bajo tratamiento, aún con la administración diaria de insulina, no transforma al diabético en un paciente normal desde el punto de vista periodontal, ya que las alteraciones que la enfermedad ocasiona en la intimidad de los tejidos, principálmente en los procesos de oxidoreducción, no remiten habituálmente.

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