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miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿ CUANTO DE SATISFACCION TIENE EL EJERCICIO DE LA ODONTOLOGIA ?


La garantía de calidad en la prestación de los servicios de salud, es una de las máximas aspiraciones de los entes gubernamentales del sector, de los establecimientos privados, y en la misma medida, de los propios profesionales y de los pacientes receptores de dichos servicios.
Numerosas acciones se han desplegado en las últimas décadas a los efectos de lograr que los profesionales de la salud, ofrezcan las máximas garantías en cuanto al empleo de los conocimientos adquiridos que renuevan periódicamente, en el manejo de las tecnologías y las formas en que las aplican, respetando las características básicas que dicha gestión requiere, y aportando una buena dosis de comprensión y seguridad a los enfermos que minimicen los riesgos, establezcan directrices de estandarización óptimas y contemplen la situación psicobiológica de cada caso en particular.
La creación de carreras y el otorgamiento de un título, fueron las primeras exigencias de la sociedad a los efectos de defenderse de la charlatanería, de la carencia de habilidades y destrezas tanto prácticas como analíticas, y de la ineptitud y deshonestidad de embaucadores aprovechados.
Aún en etapas posteriores, disponiendo ya de profesionales capacitados y de probada suficiencia, la sociedad impuso nuevas pretenciones y restricciones tendientes a sacudirse de la retórica abstrusa, de la impericia, y a requerir un permanente aggiornamiento, en acuerdo con la revolución científicotécnica y con el avance del conocimiento.
La habilitación, la categorización, las guías de práctica clínica, la acreditación, las garantías de seguridad, la educación permanente y en fin, los juicios por mala práxis, no son otra cosa que un reaseguro para los pacientes y una forma de desarrollar directrices y establecer parámetros de evaluación, tendientes a obtener seguridad y gestión de riesgos sanitarios.
Las profesiones de la salud, han visto así cercenadas muchas de las libertades que gozaban en el pasado, y han debido asumir una serie de restricciones e imposiciones que, no por ciértamente necesarias, han creado barreras y sumado preocupaciones que en muchas oportunidades pueden resultar un obstáculo para su trabajo.
La aparición de nuevas modalidades en la prestación de los servicios, y nuevas formas de retribución, en concordancia con el avance de la seguridad social basada en los principios de solidaridad, y de las organizaciones con fines de lucro y los sistemas de medicina prepaga, han provocado un apreciable impacto en el trabajo, en la vida y en el sentido de responsabilidad de los profesionales.
Sin embargo, ¿ han sido considerados los factores que afectan la satisfacción profesional del médico, del odontólogo, y de todos los integrantes del equipo de salud ?, ¿ se han evaluado conveniéntemente las implicancias que dichos factores tienen sobre la atención de los pacientes y sobre los sistemas y políticas de 
salud ?.
La calidad de los servicios de  salud es una constante preocupación de las autoridades y legisladores en la mayor parte de los paises.
En Argentina, funciona el " Programa Nacional de Garantía de Calidad de la Atención Médica ", creado por Resol. 432 de 1992 y refrendado por el Decreto 1424 de 1997 y luego por Decreto del PEN 939 del 2000.
Desde 2004, la visión del programa se ha centrado en la seguridad de los pacientes y en la gestión de los riesgos asistenciales, pudiendo resumirse la misma en las siguientes lineas de acción :

* Seguridad de los pacientes y gestión de riesgos sanitarios.
* Desarrollo de directrices de organización y funcionamiento de
   los servicios de salud.
* Desarrollo de grillas de habilitación categorizante de los servicios
   de salud.
* Sistema nacional de evaluación externa.
* Desarrollo de guías de práctica clínica.
* Uso racional de medicamentos.
* Investigaciones en calidad de los servicios de salud.
* Capacitación y asesoramiento en terreno en las 24 jurisdicciones.
* Armonización en el marco del Programa SGT11-Mercosur.
Como puede observarse en el organigrama, la intención abarcativa es superlativa, aunque pese a ello, y a pesar de contar el programa con una planta cargada de profesionales y de personal administrativo, los logros no son lo esperados, y la participación de las instituciones académicas, colegiadas y gremiales no deja de ser meramente testimonial, con lo que las acciones que debieran centrarse en un apoyo decidido a los profesionales para brindarles condiciones de trabajo dignas en la ejecución de las acciones de salud, son relegadas a segundo plano.
Preservar la satisfacción del profesional, es sin duda una garantía de motivación personal y sostenibilidad de los sistemas que no debe dejarse de lado en ninguna de las formas en que se prestan los servicios de salud.  La acumulación de exigencias desmedidas, cargas innecesarias y regulaciones burocráticas frustrantes, que limitan la autonomía, el liderazgo y el ritmo de trabajo, atentan en buena medida contra el rendimiento operativo y el esfuerzo intelectual del profesional.
Varios son los factores que minan o impiden el desarrollo de una suficiente autoestima y de una saludable satisfacción del profesional de la salud, entre los que pueden considerarse :

1.- LIMITACIONES EN LA PRESTACION DE UNA
     ATENCION DE ALTA CALIDAD.

                                                           Sin considerar la decisión
de tipo personal que adopta el profesional en su consulta privada,
cuando el desempeño se lleva a cabo en instituciones, no siempre se
toman en cuenta sus opiniones, mucho menos cuando los
procedimientos que garantizan calidad y eficiencia en la prestación
de los servicios involucran un costo que atenta contra el lucro
empresario o contra la escasa disponibilidad de recursos.
El respeto a la autonomía de las decisiones de los profesionales de la
salud, con independencia de factores externos, no solo va en paralelo
con las normas de ética, sino que afecta la satisfacción de poner al alcance de los enfermos, a través de cualquier vía de financiamiento, todo lo que el conocimiento y la tecnología ponen en manos del profesional.
2.- BUROCRATIZACION DE LA PRACTICA :
                                                                          La degradación de la documentación clínica, puesta en manos de auditores, administradores y gestores; y el establecimiento de normas que requieren restarle al profesional tiempo a su tarea de atención propiamente dicha para volcar información y datos, destinados netamente al control y verificación de metas económicas, se constituye en una  carga administrativa personal, cuando no en una obligación de recurrir a personal ad-hoc, que incrementa los costos y que sin embargo no siempre es considerada por los organismos contratantes cuando se estima la estructura de costos que 
sustenta el arancel reconocido al profesional.
3.- ESTABILIDAD E INGRESOS ECONOMICOS :
                                                                                La inestabilidad en el desempeño de la función asistencial ( con
excepción de algunos sistemas públicos de carrera ), y la recurrencia a nuevas modalidades de retribución a los profesionales en cuyo diseño no participan, crean una sensación de insatisfacción que suele traducirse en cierta apatía en el trabajo, y en una falta de incentivos para el mejoramiento profesional.
La imposición de cupos y de espacios de tiempo acotados para la atención de los pacientes, la ausencia de modalidades de incentivación como la promoción, jerarquización, capacitación en servicio y el progreso en general, como así también la exigencia de sobreproducción y el control del gasto a través del recorte vía prescripciones y prácticas indicadas, impactan negatívamente en la motivación y satisfacción de los profesionales.
4.- REGULACIONES DE LA PRACTICA PROFESIONAL :
                                                                                             La introducción significativa de reglas, regulaciones y normas impuestas por los poderes públicos y por las instituciones dadoras de trabajo, cuyo fundamento apunta a una defensa de los intereses del paciente y de la comunidad en general, en muchas oportunidades le crean al profesional obligaciones extras a su desempeño.  Nadie puede hoy oponerse a una necesidad de actualización en el posgrado, que por otra parte es una permanente preocupación de los profesionales de la salud, ya que quien no lo hace queda evidéntemente descolocado; ni tampoco puede alguien negarse a someterse a ciertos mecanismos de evaluación y control, lo que a veces cuando se excede en sus alcances, puede llegar a enervar la energía del profesional.  La pervivencia de mecanismos burocráticos de certificación y categorización que le asignan excesivo valor a los diplomas, certificados y papeles en general, a veces obtenidos por mecanismos de comunicación electrónica no presenciales, y no en exámenes y pruebas frente al enfermo, crean cierta desconfianza y descreimiento entre quienes deben someterse a dichas exigencias, y le agregan una cuota de preocupación que debilita y constriñe su autonomía profesional.
5.- AMBITO DE TRABAJO SEGURO, SALUDABLE Y
     CONFORTABLE :
                                  Fuera de la decisión individual que el profesional adopta para su propio ámbito de trabajo, las instituciones públicas, privadas y de la seguridad social, no siempre brindan una sensación de respeto y consideración a su propia condición humana.
Ofrecer condiciones de trabajo dignas, que eviten accidentes prevenibles y contagios, incluyendo barreras de protección efectivas, un ambiente climatizado aceptable y un régimen que favorezca las relaciones interpersonales, ayudan a la satisfacción del profesional en el desempeño de sus funciones.
6.- RELACION PROFESIONAL-PACIENTE :
                                                                       El reclamo de una mayor autonomía por parte de los pacientes, muy alejada de la relación de sumisión y dependencia de otros tiempos, ha complejizado el trato y la interacción con los profesionales.
Las sorprendentes transformaciones sociales y políticas de las últimas décadas, y sus repercusiones en la organización y financiación de la salud por un lado, y por el otro la formidable avalancha tecnológica sobrevenida luego de la segunda guerra mundial, han ampliado y complicado de tal modo los requerimientos de la clásica relación profesional-paciente que, aún manteniendo los valores éticos fundamentales, han obligado a revisar sus más amplios alcances.
La intercomunicación bipolar se ha horizontalizado, alejándose del tradicional modelo vertical autoritario, transformándose en una relación más directa y mútuamente respetuosa e igualitaria.
El odontólogo, cuya profesión ha sido invadida por la tecnología, se vió impelido a enfrentar situaciones inéditas que no siempre puede manejar cuando debe comunicárselas a sus pacientes, y que al mismo tiempo lo hacen depender de una industria cada vez más agresiva, competitiva e insoslayable.
Al mismo tiempo, siendo la cara visible de los sistemas de atención que no siempre responden al reclamo de los enfermos, éstos intentan descargar sus impotencias, disconformidades y frustraciones en el propio profesional, no siendo poco común las discusiones y agresiones que deben soportarse a veces con estoicismo y otras con reacciones indeseables que lo colocan al borde del estrés o del
Burn-Out.
7.- RECONOCIMIENTO SOCIAL :
                                                       El profesional de la salud, otrora respetado y considerado, ha ido perdiendo con el correr del tiempo dicha concepción que la sociedad tenía arraigada sobre su persona.  Ha pasado a ser un "trabajador de la salud"más, y como tal ya no goza de una especial estimación como consecuencia de varias de las consideraciones a las que hemos hecho referencia en párrafos anteriores.
La ineficiencia, inequidad e injusticia que en cuestiones de salud se esparcen sobre la sociedad, les hace cargar a los profesionales del área de la salud una responsabilidad que no siempre responde a la realidad, dejándose de lado las obligaciones de los políticos, funcionarios y gerenciadores, que en última instancia son quienes generan las políticas del sector, y planifican y diseñan las acciones tendientes al logro del bienestar social.  Así el profesional, es considerado ya no un efectivo medio de promoción y protección de la salud, sino un mero engranaje en una maquinaria en la que su difícil desempeño, se transforma en una partícula de arena en el desierto.

CONCLUSIONES :

                              Reafirmar la figura y los derechos del paciente, es una condición indispensable en su relación con el profesional, y es una razón incontrovertible de la ética social.
Saber y conducta están indisolúblemente ligados a la actividad de los profesionales de la salud.  De ello dependen la jerarquización de la profesión y de los propios profesionales, y es el único arma para defender nuestra vocación que, sin embargo, sufre los embates de  una salud mercantilizada, que privilegia el lucro empresario por sobre el bienestar y la satisfacción de quienes en última instancia son los ejecutores  de las políticas del sector.
La relación profesional-paciente constituye el foco central de todo acto destinado al cuidado de la salud y al abordaje de la enfermedad. Pero debemos preguntarnos, ¿ como se puede mantener una conducta ética en un marco conflictivo creado por las actuales tendencias del mercado para la salud ?. Cuando se supone que la salud es una mercancía subordinada a la ecuación costo-beneficio, y la relación profesional-paciente un mero acto administrativo y jurídico que deshumaniza la noble relación, no otros resultados que la frustración y el desencanto enmarcarán el accionar del profesional, quien se siente responsable sin serlo, y al mismo tiempo recibe las críticas, la desconfianza, el irrespeto y hasta el resentimiento por parte de los pacientes y de la sociedad misma.
En éstas condiciones, conservar el entusiasmo, la pasión y la disposición para ayudar a los demás, se transforma en desagrado y frustración; la vocación de servicio se desploma y los dilemas éticos se agudizan. Solo habrá cambios sustanciales en la prestación de los servicios de salud, si los factores que afectan la satisfacción profesional son debídamente evaluados y corregidos, encarando las soluciones que enfermos y profesionales reclaman y merecen. 
       
  

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