EL INGRESO A LA UNIVERSIDAD (parte 1 )
Expresaban los Decanos de la U.B.A en lo que se llamó la "Propuesta de Inacayal", formulada luego del encuentro de Julio de 1986: " De una parte, merece ser discutido el problema de utilización irracional de los recursos sociales, implícito en una estructura matricular totálmente desconectada de la demanda efectiva de recursos humanos de alta calificación. Así, algo deberá hacerse, y con urgencia, para desalentar las opciones en especialidades útiles pero cláramente sobreabundantes en relación con las necesidades razonáblemente esperables de la economía ".
Manifestaban al mismo tiempo, que "no solo deberían hacerse esfuerzos especiales de orientación, sino tambien imaginar modos de reconvertir útilmente a los que ya se han graduado, o a los que lo hagan en el futuro".
Si bien en éste cónclave, no se delinearon estrategias precisas al respecto de la orientación de la matrícula, se concluyó en que "dada la tremenda movilidad de la presente coyuntura, en cualquier caso conviene avanzar en el sentido de generar recursos de una muy alta adaptabilidad. Por ello, es razonable una estructura curricular que postergue la alta especialización y que privilegie una formación básica muy seria y muy fuerte".
No caben dudas, que los inconvenientes de la falta de planificación en la formación de los recursos humanos profesionales, han sido asumidos por la dirigencia universitaria, nó solo por la distorción que crea en el campo laboral específico, sino tambien por el empleo irracional de los ya escasos recursos financieros de que dispone la Universidad. El propio rector Schuberoff, se mostraba preocupado por el drenaje universitario, recordando que " todos los graduados de la carrera de Matemáticas de 1987 en la Facultad de Ciencias Exactas, ya se fueron al exterior ".
Creo sin embargo, que nuestra máxima preocupación, no debiera reducirse a un análisis de la situación tán solo desde el ángulo de la capacidad de la universidad para formar más o menos profesionales, de tal o cual forma, pensando en mayor o menor disposición de partidas presupuestarias.
Nuestra misión al abordar la problemática en análisis, es enfocarla en nuestra condición de ciudadanos, con propuestas racionales que impidan la aparición de fuerzas oscuras que se adueñen de la protesta, que lideren cambios bruscos y que promuevan el desórden y la disociación.
Si analizamos las distintas ópticas con que se enfoca el problema del acceso a la universidad, podemos así resumirlas :
1.- El ingreso a los estudios superiores debe ser libre, irrestricto, sin otro condicionamiento que la superación de los requisitos académicos impuestos en la currícula.
Nó solo políticos oportunistas y estudiantes desinformados, esgrimen ésta concepción maniquea de la libertad y la democracia.
La necesidad del universitario como motor del progreso, la presencia de más y más profesionales para el liderazgo de las acciones y políticas de su respectiva área; dar satisfacción a la presión de las masas estudiantiles ( y sus familias ) que año tras año egresan de la escuela secundaria; la contención de innumerables jóvenes, que al finalizar su educación intermedia, ( que nó habilita ni capacita suficientemente para sumarse a la estructura productiva del país ), buscan su satisfacción y dignificación en el título profesional, y en fin, el respeto a la libertad individual de elegir y programar su futuro por parte de quienes aún, en el absurdo de su individualismo, buscan su realización personal a contramano de la propia sociedad.
2.- El ingreso universitario debe restringirse, posibilitando el acceso de los más aptos.
Quienes defienden ésta concepción, esgrimen argumentos pretendídamente cientificistas que ponderan el nivel de excelencia profesional, asociado a la pervivencia de la mentalidad y los intereses de una sociedad anacrónica, que privilegia todavía los mitos del profesionalismo liberal con rango social y estatus económico, aunque divorciado del sistema, de sus reales necesidades, despreciando el esfuerzo intelectual y las aptitudes adquiridas como promotor del bien común.
En ésta instancia, se echa mano a métodos pedagógicos y decisiones administrativas, con el solo objeto de fundar el " númerus clausus ".
Tanto los cursos de apoyo, las pruebas de conocimientos y la evaluación de aptitudes y capacidades, responden a la fijación de cupos que nó son expresivos de los requerimientos y políticas acordes con el proceso productivo y la vida social, sino que su fijación, en las oficinas burocráticas de las autoridades universitarias, responde a opiniones subjetivas o a consideraciones presupuestarias o de naturaleza fáctica.
3.- El ingreso a la Universidad, debe pautarse sobre diagnósticos rigurosos de la realidad, apuntando a responder a los reales requerimientos del país, y de su política de desarrollo nacional,
fundamentálmente en lo concerniente a los recursos humanos habilitados para el ejercicio de las profesiones liberales.
En cuanto a las áreas del conocimiento que ilustran al hombre, que transmiten cultura, que lo introducen en el intrincado mundo de la ciencia y la investigación, la Universidad debe estar abierta sin ningun tipo de condicionamientos, salvo aquellos que preservan el debate meduloso, el respeto por el semejante y el apego a las normas de ética ciudadana.
continuará.
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