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sábado, 15 de mayo de 2010

APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LA ODONTOLOGÍA EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES

La década de los 60

Resultaba muy común a principios de los 60, para aquellos odontólogos recién egresados o en general para quienes optaban por el ejercicio profesional en la Provincia de Buenos Aires, tomar un dia de excursión a la ciudad de La Plata  para matricularse en la Dirección de Odontología del Ministerio de Salud  y Acción Social.
Una vez finiquitados los trámites, se le proponía al colega concurrir a la sede del Instituto de Obra Médica Asistencial de la Provincia a los efectos de inscribirse como prestador de la misma. El I.O.M.A cubría la salud de los empleados públicos a través de un sistema de reintegros en que el paciente abonaba en el consultorio el 30% de un arancel fijado por el propio instituto, que sin ser retributivo era medianamente aceptable. Muchos colegas de aquellos tiempos, recordarán la escasa demanda del sistema, y en muchos casos luego de cobrar el copago, el Odontólogo archivaba las fichas sin enviarlas a La Plata.  Claro, éste hecho derivaba de la poca incidencia que dichos  emolumentos significaban dentro del cúmulo de ingresos por atención privada liberal.
Años mas tarde, y por gestiones llevadas a cabo por la Asociación Odontológica de La Plata, se acuerda un sistema de atención por prestaciones, que tambien con interrupciones , es aceptado por  la Federación Odontológica, o por algunos Círculos en forma individual.
Al mismo tiempo, en la década analizada , comienzan a gestarse las instituciones de medicina prepaga, que son contratadas por algunas empresas comerciales e industriales para la cobertura de su personal.   Una de las primeras en volcarse al mercado es OMINT,
que selecciona Odontólogos zonales a quienes retribuye aranceles idénticos, y en muchos casos superiores a los establecidos por los Círculos.  El Dr. Gonzalo M. Paz coordina el proyecto en el área odontológica, y  su filosofía estriba en brindar servicios de buena calidad bien remunerados.  En la Provincia, por lo general se contratan profesionales a razón de uno por partido, quienes reciben pacientes derivados por Ford Motor Company, Chrisler, Olivetti etc. que firman una planilla en la que constan las prestaciones realizadas, sin ningún tipo de restricción, la que se presenta el último dia del mes y se cobra el cheque antes del dia 5 del mes inmediato posterior. La proliferación de estas organizaciones y la limitación de sus prestaciones con un  acentuado decrecimiento de sus aranceles , enfria el entusiasmo de los profesionales para aceptar su incorporación, lo que sumado al despegue de la FOPBA en su política contractual con aranceles no despreciables, los induce a sumarse al listado de prestadores de los distintos  Círculos.
No olvidemos al respecto que a fines de la década, y principalmente a comienzos de los 70, la política institucional determinaba que no era factible atender al mismo tiempo Obras Sociales y Prepagas.  El Dr. Efrain Gomez ejemplificaba tal situación con el clásico: "el que come de un plato, no puede comer del otro".
Una inquietud que venía madurando a partir de los debates del Congreso de Odontoestomatología de 1958, se relacionaba con la creación de una carrera de odontología en la Provincia de Buenos Aires.  Dicha motorización estaba centralizada en algunos Círculos del sur del conurbano e individualmente con algunos Odontólogos de La Plata. No caben dudas de que el númen de dicha propuesta era el Dr. Hernando Sala, destacado cirujano bucal de Lomas de Zamora quien mantenía aceitados vínculos con la Asociación local y con el Círculo de Lanús.
No obstante en ambas instituciones no faltaban resistencias al proyecto, y así se decide llevarlo a votación en una reunión formal entre representantes de los círculos que quisieran opinar al respecto. Los argumentos expuestos por los Dres. Sala, Cabrejas, Schverdfinger y otros, volcaron la elección por escaso márgen, a favor de la continuación del proyecto por parte del Dr. Sala.
No fué fácil sin embargo obtener un resultado favorable a corto plazo.  El Consejo Superior de la Universidad de La Plata rechazó el proyecto, y obligó a sus patrocinadores a buscar otras líneas de acción.
La aceitada relación que el Dr. Sala mantenía con algunos sectores políticos del Ejecutivo Bonaerense, le permitió conseguir una via no clasica para la creación de una Escuela Universitaria. El Ministerio de Salud y Acción Social, por decreto, impone su funcionamiento, y consigue para su puesta en práctica, un viejo edificio que perteneciera a la Dirección de Odontología en la calle 44 de La Plata.  La historia posterior determinó que dicha Escuela fuera incorporada a la Universidad Nacional, que adquiriera luego el rango de Facultad, y que por fin se la dotara de un moderno edificio reestructurando lo que otrora fuera el añorado Comedor Universitario.  Por supuesto el primer Director de la Escuela fué el propio Dr.Sala, quie convocó para el comienzo de las actividades a docentes y ex docentes de la Facultad de Buenos Aires, los que, además de sus tareas específicas, fueron formando las nuevas camadas de docentes locales que hoy constituyen la mayoría de su cuerpo profesoral.
No quedaría completo éste raconto, si no analizáramos las consecuencias que impactaron decisívamente en el mercado de trabajo, no sólo de la Capital Provincial sino de toda la Provincia.
La necesidad de incluir en dicho mercado a un contingente cada vez mayor de Odontólogos, abrió caminos no queridos como la explotación profesional, y en gran medida a un incremento de las plantas de personal sanitario y burocrático cuya necesidad no siempre es explicable.
El otro hecho que marca definídamente  la Odontología provincial en ésta década no es otro que la creación del Colegio de Odontólogos.
Ya habiamos manifestado en párrafos anteriores, que la idea de colegiación estaba subyacente en cuanta reunion gremial o científica se llevara a cabo en el Pais. Provincias como Córdoba o Santa Fé ya disponian de Colegios de Odontólogos. En este último caso la provincia contaba con dos colegios; la Primera Circunscripción ( Ciudad de Santa Fé y su entorno geográfico) y Segunda Circunscripción ( Rosario y zona de in fluencia ).
La provincia de Buenos Aires ofrecía una característica singular por su extensión geográfica, pero ya el Colegio Médico le había dado solución con la creación de diez colegios. Es así que varios Círculos y la Federación en su conjunto, elaboran un anteproyecto de ley que analizado en las distintas comisiones de la Cámara de Diputados, llega a la instancia final de la mano del  Diputado Rodolfo    Casamiquela y del Presidente de la misma, el Diputado Anastasio Perez Velez, colega de la ciudad de Lomas de Zamora, y es aprobado con amplio consenso el 28 de Agosto de 1964                               como ley 6788.
A pesar de sus dos reformas posteriores, el Colegio de Odontólogos mantiene incólume los principios que le dieron orígen y que quedan expresados en forma escueta en las siguientes acciones:
  •      Defensa de los intereses de la profesión.
  •      Resguardo de la salud pública.
  •      Poder disciplinario sobre los Odontólogos
  •      Colaboración con los poderes públicos
Es lógico suponer, que la organización y puesta en funciones de un organismo tán complejo, en una jurisdicción tán extensa como la Provincia de Buenos Aires, requirió de un tiempo adecuado para primero, censar a los colegas, consultorio por consultorio e inscribirlos en la matrícula; luego elegir las autoridades distritales y del Consejo Superior; después darse los reglamentos y por fin disponer las medidas para su financiamiento.
Toda ésta actividad requirió del esfuerzo de muchos colegas, y puede decirse que recién en la década del 70, comenzaron a obtenerse los primeros frutos de su accionar. Es importante recordar que el primer Consejo Superior fué presidido por el Dr. Jorge F. Crespi, secundado por Mario Di Leo, Hector Alcayaga, Jose Molnar, Alberto Fontana, Pedro Guagnino, Juan Salas, Roberto Filler y Enrique Cenoz.
Como era de esperar, muchas voces de la profesión se alzaron inquietas y preocupadas por lo que consideraban un avance sobre el libre ejercicio profesional. Sin duda no se percataban de los beneficios que el Colegio tenía la posibilidad de brindar no solo a los Odontólogos sino a la comunidad en general, evitando la intromisión del Estado en asuntos de nuestra íntima incumbencia.
La burocracia estatal, con su cortejo de atributos como la lentitud, la ineficiencia y la arbitrariedad, podían esquivarse con el empleo racional e idóneo de éste instrumento legal.
El apoyo de los colegas resulta fundamental para que el Colegio pueda cumplir con su cometido, y es esencial la participación y colaboración en todas sus actividades aunque en algunas oportunidades veamos restringidas nuestras decisiones individuales.
Es mas fácil reclamar la democracia cuando no se la posee, que defenderla cuando molesta con sus exigencias.


                                                Continuará

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