No deja de ser un honor para los odontólogos en particular, las expresiones de Pio XII, aunque ellas hacen alusión casi exclusívamente a su labor específica frente al enfermo. Hoy dia, dicha tarea se ha ampliado a un contexto que ubica al odontólogo frente a una sociedad que le reclama un compromiso que vá más allá de su simple accionar en su lugar de trabajo.
UNA ODONTOLOGÍA QUE APUESTA AL CAMBIO
El progreso de una profesión, y el bienestar material y espiritual de sus integrantes, marcha íntimamente ligado a su funcionamiento como grupo social y a su adecuada inserción en la comunidad.
La odontología, no puede marginarse de ésta premisa, ya que precisamente a ella, le cabe como positiva vivencia, el haber experimentado un vuelco substancial a partir de la pérdida de su impronta individualista, en beneficio de un desarrollo caracterizado por la integración societaria, el participacionismo institucional y la solidaridad entre sus miembros.
Valgan éstas reflexiones, para establecer puntos de referencia que equidistan de uno y otro lado, con relación a esa etapa que determinó el cambio.
El " antes ", signado por una práctica individualista con una clara connotación mercantil, sin un conocimiento profundo de la realidad de la salud pública, un ejercicio profesional basado en una práctica mutilante que nó siempre podía arribar a una feliz rehabilitación; aranceles distorsionados, escasa cobertura social, desarrollo profesional amorfo, ejercicio ilegal desbordante, escaso reconocimiento comunitario, y ausencia de lazos solidarios con prevalencia de una actitud competitiva estéril y agobiante.
El " después ", no agotado todavía, caracterizado por un desarrollo armónico del ejercicio profesional despojado del sentido individualista aunque sin volcarse al colectivismo despersonalizado, manteniendo todavía la libertad imprescindible para un trabajo serio y responsable. Un progreso técnico-científico que apunta más al logro de mejores soluciones para una mayor demanda, que de exquisiteces para complacer las exigencias minoritarias ( aunque sin descuidarlas ) , todo ello sustentado en una educación continuada en donde las instituciones profesionales, complementan con vigor la función de la universidad, estudios serios sobre costos del ejercicio profesional para discutir y establecer retribuciones justas y disciplina autoregulada para encarrilar a quienes se apartan de los cánones que enmarcan nuestra ética profesional. A todos éstos cambios, los coronó un reconocimiento de la comunidad, y la consulta a nuestras instituciones de parte de los poderes públicos en la elaboración de los planes de salud pública y de cobertura social.
La defensa de la dignidad profesional y el amparo solidario ante las desventuras es ya una consecuencia del terreno ganado, generando lazos de amistad entre los colegas, dentro del respeto entre pares.
Queda todavía mucho por hacer, pero que nadie dude que la consecución de los objetivos no logrados todavía, se obtendrá por la via del trabajo mancomunado y solidario y nó por los destellos fugaces de inquietudes individuales y fragmentarias casi siempre estériles. Nuestra mirada, debe estar puesta en el mañana. Si nos consideramos parte de una sociedad madura, debemos pensarnos a nosotros mismos en tiempos de futuro. Las instituciones deben trabajar para el porvenir. Su horizonte más inmediato está sustentado en las nuevas generaciones; en ellas debe volcarse la experiencia de las personas maduras, ya que de ellas dependerá su engrandecimiento, y con él, el progreso individual y colectivo de la odontología. La moderna odontología apunta como objetivo al ser humano, como meta su salud y como marco de referencia las relaciones del individuo con su ambiente físico, personal, familiar y comunitario.
" EL HOMBRE HOY DIA, NO DEBE OPTAR NI POR EL INDIVIDUALISMO PURO NI POR EL COLECTIVISMO OPRESIVO. EL PRIMERO NO VÉ A LA SOCIEDAD Y EL SEGUNDO SE NIEGA A VER AL HOMBRE. DEBE BUSCAR UNA NUEVA SÍNTESIS : LA CONCILIACIÓN DEL INDIVIDUO CON LA COMUNIDAD. ( Martín Buber ) .
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