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lunes, 20 de junio de 2011

EL PRESTIGIO DE LA PROFESIÓN Conclusiones

Si bien se dice que una golondrina no hace verano, tampoco puede interpretarse que el prestigio de una profesión se cimenta en la actividad pública de algunos de sus miembros. El verdadero prestigio de la Odontología, habrá de conseguirse a través del trabajo continuo y esforzado de sus miembros, y de mostrar dichos resultados a través de la aceptación y conformidad de la comunidad, tanto por los éxitos individuales como por el mejoramiento de los estándares de salud bucal.
Pero no resulta desdeñable, remarcar la tarea extraprofesional de muchos colegas, que robando horas a su profesión y a su descanso, han logrado tambien ser reconocidos y apreciados en actividades paralelas a ella que en muchas oportunidades los obligaron a abandonarla.
Podemos concluir, que el prestigio de una profesión no se busca, le es otorgado por la comunidad en retribución a lo que dicha profesión, y quienes la ejercen, han contribuido al progreso y mejoramiento de la misma.
Tambien se puede afirmar, que la Odontología, poco a poco va escalando posiciones en dicho reconocimiento, no obstante, debemos admitir que nuestro accionar profesional, desarrollado en el estrecho márgen de un consultorio, resulta un obstáculo para incursionar en forma paralela en otras actividades creativas, y que tambien es una valla para atreverse a una formación intelectual que proyecte al Odontólogo hacia niveles de exposición más relevantes, o a encarar el desarrollo de otras habilidades que le permitan gozar de cierta notoriedad y admiración pública.
Tal vez a nuestras facultades, todavía le falten modelos formativos que incluyan la posibilidad de acceso a una cultura general para el desarrollo de una conciencia social, como tambien el desempeño de actividades relacionadas al arte en general y a los deportes, como complemento de la formación estrictamente científico-técnica.
La muestra, a todas luces incompleta, de colegas que lograron, por disposición personal ingresar en areas no afines a la odontología, y destacarse en ellas, pone de manifiesto que ya no debemos aceptar la marginación que muchos nos hemos autoimpuesto por vis a tergo, por temor al que dirán o por suspicacias de terceros, y que nuestra participación social, como ciudadanos y como universitarios, resulta una obligación por encima de nuestra digna y esforzada tarea ante el enfermo.
Nuestra dignidad, como profesionales, nos obliga al cultivo de virtudes intelectuales, artísticas y físicas, tratando, como lo expresara magníficamente Jose Ingenieros, de no acomodarnos ni " al tradicionalismo, que es el sistema ideológico de las clases privilegiadas, ni a la moda, que es el sistema de los que carecen de ideas propias. "

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