Los tiempos no han pasado en vano, los avances en la ciencia y la tecnología han desterrado una visión fragmentada de nuestra profesión.
En éstas últimas dos décadas, se ha dado en nuestra sociedad un proceso de constante deterioro en la relación entre los profesionales de la salud y la población en general.
Las agresiones verbales, físicas o en forma indirecta y solapada, a través de expresiones en los medios de comunicación, han llegado a límites que comenzaron a inquietar a los profesionales de la salud y sus instituciones. La avalancha de juicios por mala praxis, ha creado un verdadero muro entre el profesional y el paciente, situación que ha sido alentada por los propios abogados que han visto en ésta escalada, una veta económica no desdeñable.
Es cierto que nuestra profesión, desde hace muchos años, ha sufrido la estigmatización por sus procederes, casi siempre lindantes con el dolor, el temor, la fobia, y a veces, por resabios ancestrales.
Hasta no hace muchos años, la palabra dentista era casi un sinónimo natural de "sacamuelas"; la obturación era una "emplomadura"; la prótesis era "la postiza", la exodoncia era sinónimo de "sacar", "tirar",o "arrancar".
La consulta, prácticamente no era reconocida económicamente, y en ello la culpa recaía en muchos colegas que trataban de atraer a los enfermos con la clásica "consultas gratis".
Escritores, periodistas y comunicadores, se solazaban degradando la profesión odontológica, o directamente burlándose de ella.
No era poco común, y aún todavía no lo es, ver reflejadas en publicaciones y otros medios de difusión, escenas atroces con los clásicos barberos de la edad media, atormentando a los pobres enfermos con instrumentos torturantes.
Tambien se dudaba en ciertos ambientes, de la capacidad intelectual de los dentistas, a quienes se consideraba más como simples artesanos que como profesionales universitarios.
No caben dudas de que el prestigio de toda una profesión, resulta de la sumatoria de las actitudes y prestigios de cada una de las instituciones y profesionales que la componen. Por supuesto, que la generalización absoluta de ésta concepción no es correcta, puesto que tampoco puede generalizarse a la justicia a través de la óptica de un juez venal, o a una familia, por la irreverencia de alguno de sus miembros. Pero el hecho cierto es que, cuando los cuestionamientos son múltiples y abarcan los distintos estamentos de la profesión, el prestigio general sufre una mengua considerable.
En una publicación de Selecciones del Reader´s Digest de Noviembre de 1980, bajo el título "Consejos para encontrar un buen Dentista", se justifica dicha publicación " para evitar que a su dentadura le hagan un trabajo innecesario, excesivamente caro o incompetente". En el desarrollo del trabajo, se alude a un "número deploráblemente considerable de dentistas deshonestos, incapaces, o ambas cosas a la vez", y se hace mención de una estadística (¿?) en la que "por lo menos el 45% de los dentistas que ejercen en nuestro continente, cobran o han cobrado cargos fraudulentos"
En Europa, no nos vá mucho mejor. Jean Francois Revel, periodista destacado de L'Express de Paris, dice en uno de sus libros: "el arte del político, lo mismo que el arte del dentista, consiste en convencer al cliente de que es el único infalible en una profesión colmada de piratas".
El antíguo catedrático español, Juan Canut, publica en una vieja edición del Boletín de información dental del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de España, una colaboración en la que analiza la pérdida de estima y de confianza que en la comunidad española ha sufrido el Odontólogo, llegando a utilizar para graficar tal situación, la denominación de "Sindrome Nacional de Recusación Odontológica".
En Reflexión, boletin de la Asociación para la defensa de la verdad (¿?), se reproduce un cuadro en el que se transcriben las profesiones desarrolladas por los distintos presidentes argentinos. Así se mencionan a periodistas, hacendados, militares, médicos, abogados, bailarina y algunos sin profesión conocida, pero llama la atención que la nota discordante no se halla puesto en ninguno de ellos, sí en cambio en un Dentista, llamando la atención "que ese hecho ha ocurrido por primera vez en la historia universal", y que "nunca, en ningun pais del mundo, se ha visto el caso de un dentista presidente".
Jorge Luis Borges, tambien se ha ocupado de nosotros con su particular ironía. En un número de la revista Somos, de 1978, manifiesta refiriéndose a los jugadores de fútbol y la imágen que ellos dejaron traslucir en el mundial que, "decir que los futbolistas representan a nuestro pais, es como reconocer que los dentistas puedan ejercer esa representación".
No creo que se necesite ser demasiado hipersensible o susceptible para darse cuenta que no son demasiadas las ocasiones, en que la opinión pública emite juicios favorables a nuestra profesión, y que ello no es la cosecuencia de nuestra "rancia estirpe peluqueril", como le gusta manifestar a un colega amigo, sino que como profesión universitaria, todavía estamos transitando el camino hacia la adultéz, y que a pesar de los importantes avances científicos y tecnológicos, tenemos que seguir avanzando para constituirnos, nó solo en eficientes técnicos, sino tambien en referentes comunitarios por el dominio de las ciencias sociales y por una formación intelectual y desarrollo de otras destrezas que no sean sólo las inherentes a nuestra profesión.
No debemos, sin embargo, dejar de remarcar algunas de las muchas actividades de todo órden, que desarrollaron y desarrollan innumerables colegas, en acciones no conectadas a su profesión, y que los han colocado en lugares expectantes del quehacer político, periodístico, científico, deportivo, artístico etc. en nuestro pais y en el mundo, desde hace ya muchos años, y que por cierto, desdicen las opiniones burlonas y hasta infamantes a las que hemos hecho referencia.
Ya no caben dudas, que muchos Odontólogos
han descollado en la sociedad, con independencia de su formación profesional, y he de intentar hacer un raconto de aquellos colegas, que en distintos tiempos desarrollaron profesiones, oficios o simplemente ocuparon lugares expectantes en instituciones gubernamentales o privadas, no relacionadas en forma directa con la Odontología. Podemos decir, que el primer odontólogo que logró trascender los límites de su profesión, fué sin duda Pierre Fauchard. Si bien es cierto que su notoriedad lo constituyó el hecho de la publicación de su obra" Le chirurguien-dentiste ou traite des dents ", librada al público en París en 1728, y aunque no puede desconocerse que fué el resultado de su condición de dentista con gran dominio de la clínica y la cirugía, lo importante del hecho estriba en la rigurosidad y maestría con que abordó, para esa época, un compendio tán calificado que, hasta hoy, no es mucho lo que la clínica puede agregar a sus excelentes descripciones de cada enfermedad; pero lo esencial, estriba en que, si bien la primera limitación legal de que se tenga conocimiento para el ejercicio de la odontología, se dió en Francia en 1699, y requería un exámen para la autorización de su práctica, la verdadera base académica que sustentó dicha decisión por parte del gobierno, recién pudo fundarse 29 años después, sobre la base de la obra de Fauchard.
Siempre en el ámbito de relación entre los Odontólogos y la ciencia en general, no podemos dejar de mencionar a quienes se considera como los precursores del uso de la anestesia general.
Horacio Wells, en 1844, experimentó clinicamente con el óxido nitroso ( protóxido de ázoe o gas hilarante ) y William Thomas Green Morton, hizo lo mismo con el éter sulfúrico en 1846. Ambos dentistas, son universalmente reconocidos por las ciencias médicas, y sin embargo, ambos pagaron un alto precio en su momento por aventurarse a experiencias tán avanzadas para su tiempo. Mas cercano a nuestros dias, es justo mencionar a un Odontólogo que, con sus investigaciones, puso en manos de la humanidad un arma que extirpó una verdadera plaga que mató millones de niños y adolescentes, y dejó otro tanto de minusválidos : la poliomielitis.
Albert Sabin, a quien nos referimos, logró en 1957, la invención de la vacuna oral, todavía empleada en nuestros dias.
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