Gran parte de la inervación sensitiva, y en menor proporción de la motora del área bucomáxilofacial, se corresponde con la influencia del nervio trigémino o 5° par craneal, y según numerosas publicaciones, la función del nervio no se agota con el control de las áreas que la neurología nos ha develado, sino que en virtud de sus múltiples conexiones con otros pares craneales, ejerce una acción sobre funciones que hasta no hace muchos años eran desconocidas.
Transtornos del sueño, dolores crónicos cervicales y dorsales, fibromialgia, enfermedades respiratorias, problemas digestivos y alteraciones de la postura y el equilibrio, son señalados como resultado de alguna acción del 5°par. Con respecto a ésta última influencia, cabe recordar que la regulación del tono muscular y la postura se halla íntimamente ligada a los conductos semicirculares del oido y controlada a nivel de los propioceptores. Sin embargo en algunas investigaciones se ha podido demostrar que las alteraciones de la oclusión, ya congénitas, o aquellas otras adquiridas por la pérdida de dientes o hábitos malsanos, rompen un delicado equilibrio músculoesquelético dependiente de las fibras trigeminales, habiéndose detectado un escaso rendimiento de deportistas que presentaban una maloclusión, especiálmente si tambien se daban situaciones de fatiga muscular e inestabilidad.
Lo interesante, es que con la corrección de la maloclusión se obtenía una ostensible mejora postural.
Es importante destacar que las torceduras, distenciones, fracturas y caidas accidentales (en especial en personas mayores, o excedidas de peso), pueden según los investigadores prevenirse
corrigiendo las maloclusiones.
Así se agrega una nueva interacción del sistema estomatognático, en éste caso con el control de la postura del individuo.
Una asociación sináptica entre el nervio trigémino (responsable de la masticación), y los núcleos vestibulares localizados en el bulbo raquídeo y la porción inferior de la protuberancia (responsables del equilibrio), sería la responsable de ésta interacción, que involucraría los músculos que participan en éstas dos acciones.
Por todo lo expuesto, la odontología, ya a través de la ortodoncia, la ortopedia maxilar o la cirugía ortognática, tendrían una especial participación en la prevención de los accidentes mencionados al corregir las maloclusiones, no solo con una finalidad estética sino también como herramientas para encauzar la función masticatoria, y a través de ella, la salud en general.
El desequilibrio oclusal, busca compensaciones y adaptaciones de distintos grupos musculares, y sus consecuencias se traducen en alteraciones de funciones esenciales que repercuten sobre la postura del enfermo. El aparato masticatorio se desarrollará simétrica y equilibrádamente si se mastica alternatívamente por ambos lados de las arcadas dentales, y ésta condición resulta esencial para asegurar un equilibrio en el funcionamiento de otros grupos musculares y de mecanismos neuronales que regulan el tono muscular y la postura, gobernadas por el sistema nervioso central, el periférico y el sistema autónomo.
Como conclusión, podemos afirmar que el engranaje dentario se halla íntimamente ligado a la función neuromuscular en general, y su alineamiento oportuno, puede prevenir accidentes, transtornos dolorosos, respuestas anormales de los tejidos del paradencio y alteraciones en la columna vertebral que interesan a las vértebras y a los músculos y ligamentos que la sostienen en su normal posición, segun podemos apreciar en el video adjunto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario