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viernes, 9 de enero de 2015

LA INFORMACION SANITARIA Y LA BIOESTADISTICA EN LOS SISTEMAS DE SALUD


La incorporación de tecnología al diagnóstico y a la terapia, es altísima en las ciencias de la salud.  Las tecnologías de gestión, que apuntan a la planificación basada en la información, no han seguido el mismo ritmo en ninguno de los tres subsectores de atención.
En las décadas de 1950 y 1960, las primeras generaciones de sanitaristas y administradores de servicios de salud formados a nivel universitario, imaginaron la actividad sanitaria como un desarrollo basado en la planificación, y respondían a la concepción del SNS británico creado en 1948 en el que los administradores de los servicios de salud, se ubicaban en el vértice de una pirámide imaginaria que representa al sistema de salud manejado desde el estado nacional.  El instrumento central en dicho contexto es la planificación, que ordena los recursos y las necesidades de la población.
La irrupción de la seguridad social y los sistemas de medicina prepaga, tanto como la atención privada liberal y el achicamiento del estado que se apropió de las ideologías liberales en décadas posteriores, produjo un cambio de los paradigmas descriptos.
Así se delegaba la atención en prestadores independientes de las políticas centralizadas del estado y se costeaba la prestación de servicios a través de organismos financiadores también independientes de las estructuras de salud estatal.
Pero al mismo tiempo, sobre la base de los estudios de Donabedian en 1971, imponían los criterios de gestión de calidad basados también en la planificación de programas, planteando los términos de "evaluación de calidad".  Este nuevo ángulo de enfoque, orientaba nuevamente al criterio de planificación, el que no puede escindirse de un proceso previo que comienza estudiando todos los insumos que caracterizan al proceso, y elaborando índices y estadísticas ( bioestadísticas en el campo de la salud ) que resultan imprescindibles para afrontar los desafíos del sector en cuanto a un manejo más racional en la toma de decisiones para planificar acciones en las que el abordaje técnico-científico, el gasto y la efectividad, se correspondan con los criterios que emanan del conocimiento que provée la socioepidemiología.
La información sanitaria, se constituyó así en un soporte insustituible para cualquier sistema de salud que se pretenda eficiente, mucho más si es asumido centralmente por el estado.
Sin embargo, la obtención y procesamiento de la información no es una tarea sencilla, y aunque las enfermedades de notificación obligatoria, por esa misma razón, permiten acordar mayores niveles de prevención, las tasas de morbilidad y mortalidad y los índices epidemiológicos de información no obligatoria padecen algunos problemas de subregistro bastante estables, sobre los que pueden aplicarse correcciones de error, con lo que se obtienen cifras aceptables.
Los resultados de la información sanitaria se vuelcan en las tablas de incidencia y prevalencia de las enfermedades, permitiendo señalar a los grupos más vulnerables según edad, área geográfica y condición socioeconómica entre otros, que caracterizan a la epidemiología.
En cuanto a los estudios sobre recursos, resultan fundamentales para elaborar cualquier tipo de plan o programa, cuyo respaldo no es otro que el conocimiento cierto de lo que se dispone para su puesta en marcha.  Tener una visión real de los recursos humanos, técnicos y financieros en órden cualitativo, cuantitativo y de su distribución geográfica es esencial al respecto.  En general, los datos epidemiológicos no siempre representan la realidad a nivel país, ya que se basan en estudios sesgados y parciales llevados a cabo en escuelas, hospitales o a través de campañas esporádicas en pequeñas localidades o barrios que solo aportan muestras segmentadas de la realidad.
En Argentina, la obtención de información sanitaria centralizada en el Ministerio de Salud de la Nación, se remonta a las primeras décadas del siglo pasado, y ya en los años cincuenta se detecta una oficina de estadísticas bastante inorgánica por cierto. Con la aparición de las tecnologías de información y comunicación(Tics), se pudo avanzar en cuanto a las herramientas disponibles para mejorar la obtención de datos y crear un repositorio de los mismos.
Sin embargo, y según informes proporcionados por el propio ministerio, aún no se cuenta con un sistema nacional plenamente integrado de información de salud, sino que se presenta un esquema disperso entre los subsectores públicos, de obras sociales y de seguros privados, y en el propio sistema público, la fragmentación se produce de acuerdo a la multiplicidad de sistemas provinciales, municipales y nacionales totálmente faltos de integración, lo que limita significativamente la gestión de programas y de la propia atención de la salud.
Un factor que tambien influye en la imposibilidad de establecer un verdadero sistema de información, es la carencia de suficientes recursos humanos con formación en socioepidemiología, lo que se puede deber al hecho de no haber podido captar la atención de los profesionales del área de la salud para éste aspecto de las ciencias biológicas, y han faltado fuentes de financiamiento estables para sustentar y estimular el desarrollo académico del sector.  Además existen dificultades para quienes deseen iniciarse en la epidemiología y las estadísticas de salud, pues no se disponen de becas ni programas de pasantías o formación específica por fuera de los clásicos cursos de sanitarismo de las escuelas de salud pública.
Toda ésta situación descripta, permite que los datos presentados por distintos autores sean discordantes, como consecuencia de la escasa disponibilidad de bases de datos sistematizadas y confiables.
El resultado final es la falta de información fidedigna, o diréctamente la ausencia total de la misma, lo que puede apreciarse en los informes domésticos y aún en los documentos que publican periódicamente los organismos internacionales de la salud, hecho que impide la comparación y contrastación con los datos de otros paises.
En el área de la odontología, los índices y estadísticas también responden a las mismas limitaciones que en medicina, y resulta casi imposible obtener datos confiables sobre el CPOd y la incidencia de la enfermedad periodantal a nivel país.
En síntesis, los sistemas de información utilizados en los diferentes programas públicos y privados de salud, se enfrentan a numerosos desafíos y están muy lejos de alcanzar las metas impuestas.
Esta situación ha determinado que a nivel del Ministerio de Salud se halla creado un " Sistema Integrado de Información Sanitaria "
( SISA ), cuyos primeros pasos se dieron en 2007, aunque efectívamente comenzó a funcionar en agosto de 2010.  Este sistema trata de lograr la integración de todos los sistemas provinciales, nacionales y locales que funcionan en distintas instituciones que recolectan datos en el área de la salud. La consolidación de la integración del SISA con las plataformas y sistemas de información existentes se había planeado para 2014, pero ya casi al final del año, y habiendo superado algunos escollos iniciales, varias limitaciones y tropiezos han impedido avances significativos. El objetivo general de desarrollar herramientas de monitoreo, evaluación y análisis de la información como soporte para la toma de decisiones en la gestión sanitaria, no ha sido alcanzado todavía, y los resultados esperados se han visto frustrados por diferentes motivos.
Las propias autoridades han manifestado que, la combinación de los factores negativos que ya se mencionaran presentan sin embargo un escenario de oportunidad, donde la tecnología está disponible y accesible para el desarrollo del sistema con el empleo de la internet y algunas redes privadas. La lucha fundamental se orienta hacia un fenómeno marginal que surge y se propaga en forma indeseada, que se mantiene casi inmutable, y que constituye la barrera principal que impide el despegue del sistema, y que no es otro que la excesiva fragmentación de los distintos subsectores y sus respectivos efectores, situación que todavía persiste y está muy lejos de subsanarse.      

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