La odontología es ciencia y es arte. Como ciencia, requiere de un intelecto pleno, con amplia capacidad para el estudio y la interpretación de los hechos que constituyen la base de la biología y de la física.
Como arte, requiere, a parte de lo anterior, de una aptitud que deposita en nuestras manos, la posibilidad de modelar y esculpir las piezas anatómicas que constituyen la imágen y las capacidades fisiológicas que la boca y una sonrisa resplandeciente, ayudan a estimular y asegurar una calidad de vida dignas de cualquier ser humano.
Vale la pena que, como profesionales dependientes de nuestras manos, prestemos atención a ésta enfermedad que constituye un verdadero azote para todos, pero especialmente para los odontólogos.
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