La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a los probióticos como " microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, ejercen un efecto beneficioso sobre la salud del huésped ".
Desde los primeros años del siglo XX, cuando MECHNIKOV asoció la salud de los habitantes de los Balcanes al consumo diario de yogurt, hasta la actualidad en que la industria láctea ha volcado al mercado infinidad de productos derivados de la leche con un fuerte contenido en bacterias benéficas para el aparato digestivo, dicha asociación se fué afirmando no solo en el imaginario de la población en general, sino también en la profesión médica en particular.
El equilibrio microbiano en el espacio orgánico digestivo inferior logrado por los probióticos,
pareciera que también se traslada a los demás componentes del aparato, especiálmente la cavidad bucal, y no es desechable la posibilidad de su influencia sobre la caries y la enfermedad periodontal, ámbas de naturaleza microbiana.
Sintetizando la acción de los probióticos, puede afirmarse que ejercen una función basada en tres áreas básicas :
1.- Acción antiinflamatoria.
2.- Producción de sustancias antimicrobianas.
3.- Expulsión de la boca de las bacterias patógenas
o impidiendo su adhesión a los dientes y encías
(exclusión competitiva).
Estos mecanismos de acción de los probióticos en la cavidad bucal, serían idénticos a los que desarrollan en otras partes del sistema digestivo, vale decir :
* Normalización de la microbiota.
* Modulación de la respuesta inmune (todavía no se ha
podido demostrar un claro efecto sobre los niveles de
la Ig.A en la saliva).
* Efectos metabólicos.
Las bacterias componentes de los probióticos no asientan en nuestro organismo en forma permanente y definitiva, sino que se eliminan progresívamente, pudiendo ser substituidos mediante el consumo prolongado de los mismos.
Las cepas probióticas más conocidas y utilizadas, pertenecen a los géneros lactobacillus (únicos seres vivos que no requieren hierro para su supervivencia y poséen una tolerancia alta al peróxido de hidrágeno) y bifidobacterium, pertenecientes a la microbiota humana normal. Los primeros tendrían una cierta capacidad inhibitoria sobre el streptococcus mutans (caries dental) in vitro, y se ha demostrado tambien una acción de ambas cepas probióticas en la disminución de las bacterias implicadas en pacientes con enfermedad periodontal.
Si bien no se reconoce una acción clara y contundente de los probióticos sobre las enfermedades dentales, se los acepta como un serio complemento que ayuda a mejorar los índices de salud bucal en personas con elevado riesgo de contraerlas.
Muchos de los efectos de los probióticos se han demostrado in vitro, y la evidencia clínica todavía se encuentra a nivel de la investigación.
En un reciente informe de los NIH, que fuera publicada en The Lancet Microbe, ya se encuentra en fase 2 la utilización de un probiótico (el Bacilo Subtilis), que reduce notáblemente la colonización del Estafilococo Aureus sin provocar daño a la microbiota intestinal.
El estafilococo aureus, resistente a la meticilina (MRSA) puede en algunos individuos causar enfermedades graves. Vive en la nariz y en el intestino sin causar daño alguno, siempre que el sistema inmunitario no esté comprometido o se rompa la barrera de la piel.
En la foto que acompaña, se pueden observar Estafilococos Aureus ingeridos por los neutrófilos.
La administración del probiótico Bacilo Subtilis una vez al día, en un grupo significativo de personas, demostró una reducción de estafilococos aureus del 96,8 en las heces y del 65,4 en la nariz.
No existen por tanto opiniones concluyentes al respecto todavía, pudiendo citarse sin embargo estudios serios llevados a cabo por Ahola y col. para la caries dental, y de Tsubura y col., Shimauchi y col. y Mayanagi y col. para la enfermedad gingival.
Los enfoques modernos apuntan al empleo de microbios genéticamente modificados, que tienden a la reducción de las propiedades perjudiciales de las cepas patógenas que colonizan habituálmente la cavidad bucal, y al reemplazo de los propios patógenos originales.
Resulta difícil predecir un efecto total de los probióticos sobre la microbiota oral, aunque se puede acceder a una variada documentación positiva, lo que si bien todavía no justifica una recomendación explícita para su empleo en absoluto reemplazo de los antibióticos en la prevención y tratamiento de las enfermedades bucodentales, tampoco debe restringirse en virtud de los avances que la investigación está llevando a cabo sobre el tema, que resultan auspiciosos.
No existen por tanto opiniones concluyentes al respecto todavía, pudiendo citarse sin embargo estudios serios llevados a cabo por Ahola y col. para la caries dental, y de Tsubura y col., Shimauchi y col. y Mayanagi y col. para la enfermedad gingival.
Los enfoques modernos apuntan al empleo de microbios genéticamente modificados, que tienden a la reducción de las propiedades perjudiciales de las cepas patógenas que colonizan habituálmente la cavidad bucal, y al reemplazo de los propios patógenos originales.
Resulta difícil predecir un efecto total de los probióticos sobre la microbiota oral, aunque se puede acceder a una variada documentación positiva, lo que si bien todavía no justifica una recomendación explícita para su empleo en absoluto reemplazo de los antibióticos en la prevención y tratamiento de las enfermedades bucodentales, tampoco debe restringirse en virtud de los avances que la investigación está llevando a cabo sobre el tema, que resultan auspiciosos.
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