El logro de un incremento de la calidad de vida de la población en general, y de los ancianos en particular, es un tema recurrente en los objetivos de los planes, programas y políticas de los paises desarrollados y en vías de desarrollo.
Los términos "calidad de vida" se remontan al año 1974 en los EE.UU de N.A. pero su despegue definitivo se produce en la década de 1980. Sin embargo, y a pesar de todo lo publicado al respecto, todavía no existe un consenso generalizado sobre los verdaderos alcances de dicha expresión.
En América Latina y El Caribe, en ocasión de celebrarse la
"Tercera Conferencia Regional Intergubernamental sobre el Envejecimiento en la Región", patrocinada por la CEPAL y llevada a cabo en San José de Costa Rica en 2012, se abordó en profundidad sobre el tema de los derechos humanos de las personas mayores, y se reafirmó el compromiso ya expresado en la Declaración de Brasilia, de "no escatimar esfuerzos para promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas mayores", "creando redes de protección que permitan hacer efectivos sus derechos".
Entre todos los derechos, el derecho a la salud es inalienable, y representa una preocupación en el citado documento, que pone el acento en "proteger, mediante mecanismos de supervisión y control periódicos, los derechos y la dignidad de las personas mayores que residen en instituciones públicas y privadas creadas al efecto".
El diseño de políticas tendientes a implementar programas de prevención y tratamiento eficáz de las enfermedades transmisibles y nó transmisibles, debe por tanto constituirse en una permanente preocupación de los poderes públicos y de las organizaciones de salud, incluidos los establecimientos geriátricos de internación.
Nuestro país tiene una larga tradición en el cuidado de las personas mayores que, por distintos motivos requieren de su internación en hogares de cuidado, que arranca con los antiguos asilos, hasta los hospitales especializados. Dicha temática se enmarca en la actualidad en la "Carta de Derechos de las Personas Mayores", dictada por la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores dependiente del Ministerio de Desarrollo Social en 2011, en cuyo contenido se hacen propias todas las declaraciones universales y pactos internacionales concernientes a los derechos humanos, y por ende a la salud de la población de personas mayores, entre los que se destacan el "acceso a servicios de atención de la salud que las ayuden a mantenerla o recuperarla, y brindar un nivel óptimo de bienestar físico, mental y emocional, así como a prevenir o retrasar la aparición de las enfermedades".
La precariedad de datos disponibles en Argentina, por la falta de centralización y control, no permite dimensionar con exactitud la cantidad de personas mayores internadas en hogares geriátricos.
Se calcula, según aportes censales, que entre el 1,5 y 2 % de la población mayor de 60 años, se encuentra internada en establecimientos con más de 5 residentes. Existen en el país mas de 2.500 establecimientos, y la legislación es flexible para su habilitación y se desenvuelve en el ámbito comercial. Solo en la ciudad autónoma de Buenos Aires y en la Provincia de Buenos Aires se halla sistematizada. En la primera a través de la ley 661 que regula el sector.
Cabe destacar que en en el país, el número de establecimientos de entre 10 y 200 internos, y el de internados se fué multiplicando con el transcurso de los años :
Año Numero de internados Numero de establecimientos
1979 21.628 700
1986 37.678 1117
1991 43.000 1840
2001 70.000 2000
2010 + de 100.000 2500
Solo en la ciudad de Buenos Aires existen en la actualidad 592 residencias que albergan a 22.500 internados.
Tratándose de una población en la que sobresalen los problemas cognitivos y de demencia senil, es lógico pensar que la salud bucodental no se conceptúa como prioritaria, y su deficiencia les puede impedir expresarse correctamente, comer y socializar adecuádamente.
Cabe hacer mención que en el Reino Unido, que cuenta con 440.000 internados, se les presta una especial atención a la salud bucodental, y los servicios nacionales de salud (NHS) aconsejan :
1.- Establecer medidas preventivas.
2.- Proporcionar servicios dentales.
3.- Supervisar los mismos.
4.- Establecer programas de salud bucodental, tanto
preventivos como curativos.
5.- Formar recursos humanos adecuados.
En Argentina, donde según el último censo existe un 14,3 % de población que supera los 60 años, y que de dicha franja etária, entre 120.000 y 140.000 se encuentran internados en establecimientos geriátricos u hogares de larga estadía, no se conocen planes de cobertura integral de la salud bucodental sistematizados. Ni siquiera el Programa de Atención Médica Integral (PAMI) dependiente del Instituto de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, que brinda una ámplia cobertura a la población de más de 65 años, posee algún programa relacionado con la salud bucodental que alcance a los internados en hogares con financiamiento de la institución.
Resulta común que las personas mayores internadas estén descontentas e irritables, porque el personal de atención ignora el mal estado de sus bocas, pero es poco lo que se hace al respecto, y se deja en manos de sus familiares la responsabilidad del cuidado.
En la mayoría de los hogares de internación, se da prioridad a la salud general por sobre la salud bucodental, y es así que las personas internadas son sometidas con mayor frecuencia a las extracciones dentarias en comparación con aquellas otras que conviven con sus familias. Al mismo tiempo se presta muy poca atención a los portadores de prótesis dentales, que generalmente presentan deficiencias en su higiene, y en muchos casos es común el extravío de las mismas, por lo que se aconseja marcarlas con el nombre y apellido del portador o su número de documento de identidad en pequeñas placas insertas en el acrílico o grabadas en la estructura metálica.
Es sumamente importante que las rutinas diarias relativas a la higiene dental, sean debídamente controladas y garantizadas por el personal especializado, y que cada establecimiento de internación disponga de algún mecanismo interno o tercerizado, que se haga cargo de la atención dental, de la provisión de prótesis a los desdentados parciales o totales y de las tareas de promoción y protección de la salud bucodental, con lo que se apunta no solo a la preservación de la salud, sino a brindarles a los internos la posibilidad de socializar sin ningún tipo de temor o recato ante sus semejantes.
Existe un importante número de personas mayores que viven en soledad, con ciertas limitaciones físicas, pero con su capacidades cognitivas conservadas. Estos casos en general no requieren de internación en establecimientos geriátricos, pero sí de algún tipo de asistencia parcial o permanente por parte de acompañantes terapéuticos o personal doméstico que se encargan de controlar las rutinas, supervisar los cuidados de su salud, y establecer los contactos indispensables con los profesionales de la salud.
En algunos paises europeos se está experimentando con robots acompañantes para los casos en que los ancianos se valen de sus propios medios para vestirse, alimentarse y realizar sus compras.
La satisfacción del internado es tan importante como la propia cobertura de sus necesidades de salud bucodental. Deben superarse las contradicciones entre necesidades y satisfactores, apuntando al logro de hogares saludables, inteligentes y proactivos. En cuanto a la forma de lograrlo, es imprescindible que los organismos de la salud dicten normas claras sobre la atención de éstos pacientes tanto en las instituciones públicas o privadas, consultando la opinión de odontólogos generales o especializados en odontología geriátrica, quienes pueden aportar conocimiento y experiencia sobre el tema.
Me parece muy bien el hecho de visitar a los geria tricos.
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