Muy a menudo, el odontólogo es consultado por la presencia de cierto tipo de pequeñas úlceras en los tejidos de la cavidad bucal, que suelen aparecer en casi el 25 % de las personas, siendo el dolor y la quemazón ( con la consiguiente limitación funcional ) lo que remite al paciente a la entrevista profesional.
En muchas oportunidades, éstas manifestaciones orales se asocian con lesiones en las manos y los pies afectando especialmente a niños menores de cinco años, pero que también se presentan en forma menos habitual en adolescentes y adultos.
Tanto las ampollas bucales ( herpangina ), como las erupciones cutáneas, son de origen viral, adjudicándose a la presencia de enterovirus del tipo coxsackie A16 , resultando más grave cuando interviene el coxsackie A6.
La enfermedad, llamada " estomatitis ulcerativa recidivante ",
" exantema vírico ", " aftas simples ", " fiebre aftosa humana ",
" aftosis oral recidivante ", o " enfermedad de manos, pies y boca "
( HFMD ) en inglés, no posee relación alguna con la fiebre aftosa
del ganado. También pueden encontrarse aftas en el llamado Sindrome de Marshall o PFAPA (acrónimo inglés de "fiebre periódica, estomatitis aftosa, faringitis y adenitis) que es una enfermedad autoinflamatoria con erupciones y fiebre periódica que se producen cada 15 o 21 días en el mes, que dura 6 días con fiebre de 39-40° y se presenta en niños de 2 a 5 años. Puede acompañarse de dolores articulares y malestar general. El diagnóstico diferencial con las aftas infecciosas se basa en las pruebas de PCR, o en la tasa de sedimentación eritrocítica.
Otra enfermedad que suele presentar aftosis bucal es la acrodermatitis enteropática, que aparece generalmente en las primeras semanas de vida hasta los 2-5 años (ver foto), en la que pueden observarse aftas generalizadas en la boca que acompañan otros signos como placas escamosas de color rosado, ya pustulosas o con costra que afectan algunas zonas cutáneas y en especial la anogenital. También se asocian la diarrea, alopecía y las líneas de Beau-Reil en las uñas.
Esta afección, que también puede observarse en adultos (ver foto), es de orígen genético determinada por una mala absorción del Zinc, el que si es administrado a tiempo y en forma permanente se obtienen remisiones apreciables, pero si no se trata es mortal.
Lo mismo ocurre con algunos sindromes todavía no muy bien definidos, que presentan ulceraciones intrabucales y labiales combinadas con lesiones en la piel, que han demostrado ser verdaderas enfermedades autoinmunitarias que solo responden al empleo de corticosteroides (ver foto). En la misma categoría se puede mencionar una serie de manifestaciones muco cutáneas, que suelen presentarse en individuos con inmunodeficiencia, y que responden en forma positiva a la reacción en cadena de la polimerasa, provocadas por el virus causal de la viruela en el mono, y que por tal razón reciben el nombre de "Lengua de viruela símica", (ver foto) En algunas oportunidades, suelen presentarse llagas de gran tamaño en la zona del paladar blando, similares a algunas aftosis ulcerativas, que no responden a ningún tipo de inmunodeficiencia y acompañan a ciertos sindromes que afectan al sistema digestivo en general. Su estudio histopatológico se interpreta como una "infiltración linfoplasmocitaria" y desaparecen cuando se instaura el tratamiento en el intestino.
Las aftas simples de la cavidad bucal afectan la lengua, el paladar, los carrillos, el fondo de surco vestibular y lingual y los labios. Si las ulceraciones son pequeñas o aisladas, solo presentan un dolor urente que se incrementa al ingerir alimentos salados, condimentados o muy calientes, que ceden luego de 48 a 72 horas sin ningún tipo de tratamiento, aunque como paliativo pueden aconsejarse algún colutorio anestésico, y si son muy molestas se las puede cauterizar con una solución de ácido tricloroacético al 10 % o ácido crómico al 20 %. Cuando la cantidad de úlceras es muy grande, su tamaño es desproporcionado o sus brotes se repiten con asiduidad, puede administrarse vitamina B12 o Aciclovir.
En una importante proporción de casos, a las 48 horas de ésta primera manifestación aparecen las erupciones cutáneas en las palmas de las manos y las plantas y dorso de los pies, no descartando otras manifestaciones en los codos, rodillas, nalgas y ano, en el área genital y en raras ocasiones en la conjuntiva ocular. En las aftas bucales que no van acompañadas de otro tipo de erupciones
son poco comunes las complicaciones como fiebre, cefalea, dolor de espalda, rigidez del cuello y eventualmente encefalitis y meningitis. Debe también prestarse atención al posible desprendimiento de las uñas, totalmente reversible. En la enfermedad de manos, pies y boca, casi siempre aparecen síntomas generales como fiebre, falta de apetito, dolor al tragar y decaimiento. En los niños pequeños, el babeo es superior al normal, y en todas los enfermos se manifiesta una polidipsia marcada.
Todas éstas manifestaciones, de no mediar un agravamiento de los síntomas, evolucionan favorablemente. La enfermedad se transmite por contagio a través del contacto directo con la lesión, la tos, el estornudo, las heces y los objetos contaminados, lo que se da comúnmente en la primera etapa de la enfermedad ( 48-96 horas ), aunque puede transmitirse eventualmente aún habiendo curado el enfermo.
El diagnóstico puede corroborarse con el análisis viral de muestras tomadas en la úlcera o de las heces del paciente.
La prevención se basa en un escrupuloso lavado de manos con agua y jabón o alcohol, la limpieza y desinfección de utensillos y juguetes con una solución clorada, y evitar el contacto directo con el enfermo.
Esta enfermedad suele ser considerada de carácter estacional, disminuyendo con el clima frio.
En algunos casos, se han producido complicaciones graves en brotes acaecidos en países de clima templado que requirieron hospitalización. Por tal razón, es aconsejable la consulta temprana si se extiende más allá de los 10 días, si no hay una buena hidratación, si el sistema inmunitario está debilitado o si el enfermo es menor de 6 meses. El control de la hidratación es fundamental.No existe un tratamiento específico para la enfermedad. En general se recurre al alivio de los síntomas y una buena hidratación.
Es casi seguro que los casos graves, también puedan relacionarse con alguna otra enfermedad de sintomatología parcialmente similar, como la aftosis de Behcet, pero que difieren en su etiología y gravedad clínica.
Esta enfermedad, fue descripta en 1937 por Hulusi Behcet, y a lo largo de los años las investigaciones determinaron que es una vasculitis sistémica, de origen autoinmune que afecta a personas genéticamente predispuestas. Es más común en el hombre que en la mujer ( 2 a 1 ) y en individuos de más de 20 años, con una incidencia de entre 5 y 80 casos cada 100.000 habitantes, y a diferencia de la enfermedad de manos, pies y boca, no es contagiosa.
Behcet estableció una primera triada de manifestaciones de la enfermedad, tal como se exponen :
ESTOMATITIS AFTOSA
ULCERAS GENITALES
UVEITIS ( en uno o ambos ojos ) por
hisquemia retiniana.
Sin embargo, nuevos aportes informaron otras complicaciones como :
ARTRITIS
TROMBOFLEBITIS superficial, orgánica y
aún intracraneal.
MENINGOENCEFALITIS en un 20 % de los
casos ( Neurobehcet ).
COMPLICACIONES DIGESTIVAS ( colitis
ulcerosa ).
ALTERACIONES PULMONARES,
CARDIACAS y RENALES.
La aftosis de Behcet es una enfermedad recidivante, que requiere tratamiento en todos los casos, el que está basado en la administración de corticoides, y en los casos más severos de inmunosupresores. Se ha intentado también el empleo de drogas como la Azatioprina y la Talidomida, ya abandonada ésta última por sus complicaciones.
Es importante el conocimiento de éstas afecciones por parte del odontólogo, en virtud de que ante las primeras manifestaciones, que suelen darse a nivel de la cavidad bucal, el enfermo concurre a su consulta, y así tiene la posibilidad de orientar adecuadamente a su paciente en base al diagnóstico precoz y exacto.
Las aftas simples de la cavidad bucal afectan la lengua, el paladar, los carrillos, el fondo de surco vestibular y lingual y los labios. Si las ulceraciones son pequeñas o aisladas, solo presentan un dolor urente que se incrementa al ingerir alimentos salados, condimentados o muy calientes, que ceden luego de 48 a 72 horas sin ningún tipo de tratamiento, aunque como paliativo pueden aconsejarse algún colutorio anestésico, y si son muy molestas se las puede cauterizar con una solución de ácido tricloroacético al 10 % o ácido crómico al 20 %. Cuando la cantidad de úlceras es muy grande, su tamaño es desproporcionado o sus brotes se repiten con asiduidad, puede administrarse vitamina B12 o Aciclovir.
En una importante proporción de casos, a las 48 horas de ésta primera manifestación aparecen las erupciones cutáneas en las palmas de las manos y las plantas y dorso de los pies, no descartando otras manifestaciones en los codos, rodillas, nalgas y ano, en el área genital y en raras ocasiones en la conjuntiva ocular. En las aftas bucales que no van acompañadas de otro tipo de erupciones
son poco comunes las complicaciones como fiebre, cefalea, dolor de espalda, rigidez del cuello y eventualmente encefalitis y meningitis. Debe también prestarse atención al posible desprendimiento de las uñas, totalmente reversible. En la enfermedad de manos, pies y boca, casi siempre aparecen síntomas generales como fiebre, falta de apetito, dolor al tragar y decaimiento. En los niños pequeños, el babeo es superior al normal, y en todas los enfermos se manifiesta una polidipsia marcada.
Todas éstas manifestaciones, de no mediar un agravamiento de los síntomas, evolucionan favorablemente. La enfermedad se transmite por contagio a través del contacto directo con la lesión, la tos, el estornudo, las heces y los objetos contaminados, lo que se da comúnmente en la primera etapa de la enfermedad ( 48-96 horas ), aunque puede transmitirse eventualmente aún habiendo curado el enfermo.
El diagnóstico puede corroborarse con el análisis viral de muestras tomadas en la úlcera o de las heces del paciente.
La prevención se basa en un escrupuloso lavado de manos con agua y jabón o alcohol, la limpieza y desinfección de utensillos y juguetes con una solución clorada, y evitar el contacto directo con el enfermo.
Esta enfermedad suele ser considerada de carácter estacional, disminuyendo con el clima frio.
En algunos casos, se han producido complicaciones graves en brotes acaecidos en países de clima templado que requirieron hospitalización. Por tal razón, es aconsejable la consulta temprana si se extiende más allá de los 10 días, si no hay una buena hidratación, si el sistema inmunitario está debilitado o si el enfermo es menor de 6 meses. El control de la hidratación es fundamental.No existe un tratamiento específico para la enfermedad. En general se recurre al alivio de los síntomas y una buena hidratación.
Es casi seguro que los casos graves, también puedan relacionarse con alguna otra enfermedad de sintomatología parcialmente similar, como la aftosis de Behcet, pero que difieren en su etiología y gravedad clínica.
Esta enfermedad, fue descripta en 1937 por Hulusi Behcet, y a lo largo de los años las investigaciones determinaron que es una vasculitis sistémica, de origen autoinmune que afecta a personas genéticamente predispuestas. Es más común en el hombre que en la mujer ( 2 a 1 ) y en individuos de más de 20 años, con una incidencia de entre 5 y 80 casos cada 100.000 habitantes, y a diferencia de la enfermedad de manos, pies y boca, no es contagiosa.
Behcet estableció una primera triada de manifestaciones de la enfermedad, tal como se exponen :
ESTOMATITIS AFTOSA
ULCERAS GENITALES
UVEITIS ( en uno o ambos ojos ) por
hisquemia retiniana.
Sin embargo, nuevos aportes informaron otras complicaciones como :
ARTRITIS
TROMBOFLEBITIS superficial, orgánica y
aún intracraneal.
MENINGOENCEFALITIS en un 20 % de los
casos ( Neurobehcet ).
COMPLICACIONES DIGESTIVAS ( colitis
ulcerosa ).
ALTERACIONES PULMONARES,
CARDIACAS y RENALES.
La aftosis de Behcet es una enfermedad recidivante, que requiere tratamiento en todos los casos, el que está basado en la administración de corticoides, y en los casos más severos de inmunosupresores. Se ha intentado también el empleo de drogas como la Azatioprina y la Talidomida, ya abandonada ésta última por sus complicaciones.
Es importante el conocimiento de éstas afecciones por parte del odontólogo, en virtud de que ante las primeras manifestaciones, que suelen darse a nivel de la cavidad bucal, el enfermo concurre a su consulta, y así tiene la posibilidad de orientar adecuadamente a su paciente en base al diagnóstico precoz y exacto.