Las superficies pulidas de éstos elementos, son más susceptibles de transmisión que las porosas.
En el consultorio dental, tanto el equipamiento como el instrumental pueden ser considerados fómites. En el equipo dental, el foco, la platina, la salivadera, los contraángulos y en especial la jeringa triple, son los objetos más expuestos a su transformación en fómites, y requieren para su desinfección eficiente, del empleo de alcohol etílico al 70 %, hipoclorito de sodio al 3 % o cloruro de benzalconio al 2 %, siendo los dos primeros los más aconsejados.
La limpieza, desinfección y esterilización son las estrategias básicas sobre las que descansa la prevención, a las que deben agregarse las barreras, como el barbijo, los anteojos, el gorro o cofia, el camisolin, las botas y los guantes para el operador, la vestimenta para el paciente, y una adecuada descontaminación del material desechable como los resíduos patogénicos, ya por su sometimiento a la acción del autoclave, de aparatos específicos o por su destino final en los hornos patológicos.
Desde nuestra primera publicación sobre " Seguridad del odontólogo ", en la revista " Salud Bucal " de la Confederación Odontológica de la República Argentina de Abril-Mayo de 1979, venimos repitiendo que, la odontología es una "profesión de riesgo", y el consultorio dental un "área crítica", lo que obliga a la búsqueda de una fuerza de reserva que le permita al profesional enfrentar las contingencias que le acechan y vencerlas, a través de la rígida aplicación de reglas de vida y de trabajo, basadas en concretos criterios científicos, que coadyuvando al desempeño de su profesión, lo mantengan libre de acechanzas y riesgos que puedan comprometer su salud y su propia vida.
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