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sábado, 27 de julio de 2019

28 de JULIO : DIA MUNDIAL CONTRA LA HEPATITIS

La O.M.S, estima que los profesionales de la salud constituyen una porción de la sociedad más expuesta a ésta enfermedad. 
Según la Organización Mundial de la Salud, en 2015 existían 257 millones de personas infectadas con hepatitis B y 71 millones con hepatitis C. Se estima que 15,6 millones de personas de 15 a 64 años se inyectan drogas, 52 % de los cuales son positivos al anticuerpo contra la HVC.
La OMS estima que los profesionales de la salud tienen una
exposición al virus de la hepatitis muy superior al de las personas en particular, lo que determina que, según las estadísticas disponibles, la incidencia del contagio, es tres veces mayor en dichos profesionales.  En 1979, cuando todavía no se disponía de la vacuna contra la hepatitis B, sobre 100 odontólogos incapacitados   temporarios del sistema de cobertura médica integral de la Caja de Seguridad Social para Odontólogos de la Provincia de Buenos Aires, 7,5 lo eran por hepatitis, y la incidencia de la enfermedad rondaba los 126 casos por 100.000, cuando en la población en general oscilaba entre 30 y 40 casos por 100.000 habitantes.
La vacunación anti HVB ámpliamente difundida en la comunidad, ha reducido notáblemente la incidencia de la enfermedad, y como consecuencia, una caida abismal de sus efectos crónicos como la cirrosis o el cáncer hepático.                                                           
No obstante, el hecho de no contar todavía con una vacuna contra la hepatitis C, no deben descuidarse las medidas preventivas y el empleo de las clásicas barreras a los efectos de evitar el contagio y la vectorización del virus, posibilidad que transforma a nuestra tarea en una profesión de " alto riesgo ", siendo que la hepatitis ya es considerada desde 1977 como una enfermedad profesional.
Según la O.M.S, el 2% de la población mundial está infectada con el virus de la hepatitis e ignoran que lo están. Se calcula que en Argentina son 800.000 los infectados, y 240.000 están en riesgo de enfermar o de requerir un transplante hepático. Si aplicamos la ecuación a los odontólogos, unos 3.000 profesionales serían portadores del virus de las hepatitis B o  C en nuestro país.                                                      
Nunca es demasiado, volver sobre los aspectos preventivos que deben rodear el accionar de los profesionales de la salud, especiálmente los odontólogos, cuyo campo de trabajo los pone en contacto con la sangre y saliva de sus pacientes, y que podemos resumir así :                                                                                     

1.- Información y motivación de la profesión acerca de la importancia del problema.                                      

2.- Desinfección correcta de las areas de trabajo y esterilización del instrumental y del material presumible o ciertamente conta
minante.                                                                                  
 3.- Evitar la presencia de acompañantes supérfluos en las areas de trabajo; no fumar ni comer en dichas areas e insistir en las
medidas de higiene personal.                                              
 4.- Uso de ropa adecuada y barreras imprescindibles.                     
 5.- Indagación a los pacientes sobre su contacto con la enfermedad, y aún en la duda, solicitar el test para la detección del antígeno,
aún en enfermedades con las que éste se asocia ( inmuno
deprimidos, linfomas, leucosis, Down etc. ).

6.- Investigación preventiva del odontólogo y colaboradores ya sea
en forma individual o colectiva, a través de sus instituciones
de seguridad social, para descartar infecciones subclínicas.

7.- Considerar la posibilidad de uso profiláctico de medicamentos
que, indicados por los especialistas, elevan las posibilidades
de defensa ante el virus.                                                        
 8.- Alternar periodos de trabajo con otros de descanso recreativo
especialmente en lugares al aire libre.                                
                                                           

lunes, 22 de julio de 2019

UNA MISION INDELEGABLE DE LOS ORGANISMOS DE LA SEGURIDAD SOCIAL

Las instituciones de la seguridad social, cumplen con la función esencial de salvaguardar de los riesgos y contingencias a los que se hallan expuestos sus afiliados activos, aunque su preocupación principal recae en fondear sus necesidades cuando se alejan de su actividad transformándose en pasivos por su condición de personas mayores, para lo que aportaron en su etapa activa.
Los adultos mayores no solo requieren de una prestación jubilatoria que les permita acceder a sus requerimientos básicos, sino tambien a la cobertura de su salud.
La atención médica en la actualidad se ha constituido en una misión especial para los adultos mayores, difícil de ser afrontada totálmente como consecuencia de los elevados costos provenientes de los adelantos científicos y tecnológicos destinados a la protección, recuperación y rehabilitación de aquellos que constituyen los grupos más vulnerables de la sociedad.
Sin embargo, las instituciones casi siempre olvidan que antes de dichas acciones, existe otra función esencial en el ámbito de las prestaciones de salud, que es la promoción. Una buena información y un consejo oportuno pueden evitar males mayores, y al mismo tiempo, pueden contribuir a una apreciable disminución de los costos que ocasionan los hechos ya consumados.
Es bueno que la salud y seguridad sean adecuádamente atendidos en los jóvenes activos, y que también se les faciliten prestaciones crediticias para el mejoramiento de su calidad de vida, pero ello no debe constituirse en un obstáculo que enerve el derecho de los mayores, y todo lo que se haga para mitigar los efectos de la vejéz y evitar la incidencia de enfermedades y accidentes que pueden prevenirse con una buena información, no hará más que disminuir las posibilidades de su ocurrencia y como consecuencia acotar los gastos que inciden notóriamente sobre los presupuestos institucionales.
Tanto la " Carta de San José sobre los derechos de las personas mayores " como la " Carta de los derechos de las personas mayores" publicada por la Dirección Nacional de políticas para adultos mayores de nuestro país, ponen especial énfasis en el derecho que garantice el acceso de dichas personas a las tecnologías de la información y comunicación (Tics), no solo a los efectos de reducir la brecha tecnológica, sino para acceder a una educación para la salud que debe ser provista por los organismos competentes.
Un ejemplo a imitar, es la función que cumplen los " Centros para el control y prevención de las enfermedades " (CDC) de los EE.UU, a través de sus informes y consejos al alcance de toda la población a través de las redes informáticas.
En el mismo país, el " National Institute on Aging " (NIH), cumple una función similar, haciendo llegar a las personas de la tercera edad información, instrucciones y consejos para la prevención de enfermedades y accidentes. 
Reproducimos uno de dichos informes :



La función de la promoción de la salud, tiende a contribuir a la disminución de la morbimortalidad por causas reducibles, interviniendo sobre los condicionantes sociales, biológicos, y los estilos de vida de la población.
La reducción de la carga de enfermedades y accidentes en las personas mayores, es uno de los más importantes emprendimientos que las instituciones de la seguridad social deben asumir y abordar, promoviendo un acceso fácil, seguro y equitativo de dichas personas a través de los distintos canales de difusión.

lunes, 1 de julio de 2019

PUEDEN LAS INFECCIONES DENTALES LLEVAR A LA MUERTE ?

El uso y abuso de los antibióticos, y la capacidad de mutación que han adquirido los microorganismos, pueden dar por tierra con una serie de avances científicos que habían conseguido dominar la mayor parte de las infecciones bacterianas que afectaban a los seres humanos desde los tiempos bíblicos.
La aparición de las llamadas superbacterias, resistentes a las drogas antiinfecciosas disponibles, pueden conducir a la muerte de los enfermos que, no hace mucho tiempo, eran controladas por los medicamentos de uso habitual.
Es tal vez, como lo manifiesta The Lancet, " una de las amenazas más graves en la historia de la medicina ".
Un siglo de avances daría por tierra, y se especula que, de no aparecer nuevos fármacos, los índices de mortalidad se retrotraerían a prácticamente unos 100  años atrás.
Las intervenciones quirúrgicas, los trasplantes, y aún las enfermedades causadas por gérmenes hasta ahora fácilmente controlables, resultarían profundamente afectadas para su abordaje, y sin duda obligaría a adoptar medidas que incrementarían notablemente los costos, aún sin tener la seguridad de poder dominar dicha situación.
Según lo manifiesta la O.M.S, los paises de América Latina son vulnerables a la creciente amenaza de resistencia a los antibioticos, lo que ha determinado que desde 1996 se estableciera un sistema de vigilancia coordinado por la O.P.S, en el que participan 21 naciones a través de sus laboratorios especializados, teniendo en cuenta que en la región   se emplean en exceso y se comercializan en forma inapropiada. Vale consignar, que sin una droga apropiada, las tasas de mortalidad en infecciones oscila entre el 40 y 60 %.
Sobre las causas de éste acuciante problema, ya nos hemos expresado en publicaciones anteriores del blog, por lo que vamos a obviarlas, pero no resulta ocioso volver a insistir sobre la responsabilidad que les cabe a los profesionales de la salud por el abuso de los antibióticos en estados virales, por el empleo de dosis insuficientes, y en cuanto a los propios enfermos, por la facilidad con que acceden a dichas drogas, con lo que la automedicación es una práctica de todos los días.
La resistencia que han desarrollado las superbacterias, ha transformado en casi inoperantes las últimas armas que se disponían, tal el caso de los carbapenémicos, hecho que ha preocupado al " Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades " ( ECDC ).   Las infecciones en las vías respiratorias, urinarias y digestivas, como las que afectan la sangre, se han visto incrementadas y su letalidad se ha casi duplicado en Europa como consecuencia de la resistencia del E. Coli a las cefalosporinas, de la misma manera que la Klebsiella. Las cefalosporinas de tercera generación ya no poseen el efecto deseado en la gonorrea, para la que constituyen la última opción de tratamiento.  En cuanto al Staphylococcus aureus resistente a la meticilina, muchas infecciones de piel y cavidad bucal se han tornado muy peligrosas. 
El 25 % de las infecciones que cedían con el empleo del "acinetobacter", ya no responden a dicha droga, y ello obliga al empleo de procedimientos y terapias invasivas, no siempre con los  resultados esperados.
Las infecciones dentarias, que responden hasta el momento a los clásicos antibióticos que actúan sobre las cepas que las producen, ya comienzan a prolongar el curso del tratamiento, a requerir un aumento en las dosis y a tener que ser auxiliadas por el debridamiento de los tejidos, los drenajes o intervenciones no requeridas hasta no hace mucho tiempo. Las bacterias resistentes a los antibióticos resultan más preocupantes en los niños y adultos jóvenes. Las enterobacterias han desarrollado una betalactamasa de espectro extendido que resulta invulnerable a los antibióticos más potentes, especialmente los que se administran por la vía oral.
Las cefalosporinas de 3a generación han sido afectadas por ésta situación ( Journal of the pediatric infections diseases society ).
Este efecto no solo se ha comprobado en los centros hospitalarios,  sino también en pacientes ambulatorios, por lo que ya se están recomendando terapias por vía intravenosa bajo control en unidades de internación. En los EE.UU se ha comprobado que uno de cada 25 pacientes internados ha contraído una infección durante su estadía, lo que representa a casi el 4 % de todos los enfermos hospitalizados, con una letalidad del 11 % de los afectados.
La neumonía representa el 22 % de las causales de infección, aunque también son responsables el uso de implementos y dispositivos y otro 22 % se adjudica a infección de la herida quirúrgica.  Clostridium difficile es el gérmen de mayor preponderancia en éste último caso, con una participación en el 12 % de las infecciones, aunque también lo hacen el Estafilococus aureus en un 11 %, la Klebsiella en un 10 %, la E. Coli en un 9 % y el Enterococo en un 9 %.

La presencia de éstos gérmenes no siempre debe adjudicarse al ámbito hospitalario. Se acepta que la introducción de los microorganismos en los ámbitos de atención de pacientes quirúrgicos, también puede deberse a la presencia de acompañantes y a la portación de los mismos en el instrumental, equipamiento y lencería.
En un informe de la Universidad de Tel Aviv, se pone de manifiesto que en 2010, 1500 personas murieron por la ausencia de antibióticos para el control de determinadas infecciones, lo que indujo a los investigadores al desarrollo de una proteína sustituta de dichos medicamentos, con una marcada acción antibacteriana, y que estaría relacionada a algún tipo de bacteriófago, droga cuya disponibilidad data de 1920, que no afecta la célula humana pero infiltra y destruye los virus y bacterias acoplándose a los receptores que los microorganismos poseen en su superficie y que responden a la estructura química de los lipopolisacáridos, ácidos teicoicos, proteínas o flagelos, a través de los cuales inyectan material genético al interior del virus o bacteria.
Las investigaciones apuntan a desentrañar el papel de los fagos en cada tipo de bacteria, ya que son específicos, tal el caso del T7, que posee 56 genes, alguno de los cuales destruye a la E.coli.  El gen 0.4 que han podido aislar los investigadores de la UdeTA, podría representar un avance para el control de algunas bacterias específicas, aunque todavía deben vencerse ciertas etapas de la experimentación, y según algunos investigadores, a la larga también podrían desarrollar resistencia bacteriana.
En Rusia, el empleo de los fagos específicos se viene dando desde la primera guerra mundial, y los avances que se consiguieron están poniéndose a prueba también en Europa Occidental.
De no mediar avances significativos en la lucha contra las bacterias, habrá que estar preparado para enfrentar infecciones hospitalarias y aún extrahospitalarias, letales sin remedio para la humanidad.
Pero en el mientras tanto, todas las medidas ya aconsejadas para evitar el mal uso de los antibióticos, para fortalecer las defensas naturales del organismo, y para evitar la introducción de los gérmenes en los ámbitos de atención, deben mantenerse vigentes.
El problema hasta aquí planteado es de tanta gravedad, que ameritó que en 1916 las Naciones Unidas (ONU), produjo la " Declaración Política de la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General sobre la Resistencia a los Antimicrobianos ", alentando a los paises para hacerle frente.  En dicha oportunidad, se creó en forma conjunta con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el " GRUPO IACG " que debía proporcionar orientaciones prácticas sobre los enfoques necesarios para garantizar una acción mundial, eficáz y sostenida, para hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos.
En dicho informe, el grupo eleva un mensaje clave en el que manifiesta que, la resistencia a los antimicrobianos, plantea una crisis mundial que pone en riesgo un siglo de avances en materia de salud y el logro de los "objetivos de desarrollo sostenible".
Como los factores que impulsan la resistencia a los antimicrobianos se encuentran en los seres humanos, los animales, las plantas, los alimentos y el medio ambiente, es esencial una respuesta sostenida con el enfoque de " UNA SALUD ", para involucrar y unir a todas las partes interesadas en torno a una misión y unos objetivos compartidos.
  


En el informe del grupo IACG ( Interagency Coordination Group on Antimicrobial Resistance ), se elevan una serie de recomendaciones de aplicación práctica y factible a los fines deseados, basados en la estrategia de " UNA SALUD " de la OMS.
RECOMENDACIONES :

A- : Acelerar los progresos en los paises