El conflicto se aplacó temporariamente ante una tibia reforma del estatuto que incorporaba al claustro de profesores al gobierno de la universidad. El 15 de Junio debía llevarse a cabo la elección del nuevo rector. Los estudiantes fundaron la Federación Universitaria de Córdoba y elevaron la nominación de Enrique Martinez Paz.
Sin embargo resultó electo Antonio Nores, representante de la cúpula clerical.
Ante éste hecho, los estudiantes irrumpieron en los salones de la universidad, promoviendo destrozos en las instalaciones y expulsando a la policía y a un grupo de matones contratados, declarando una nueva huelga que se propagó a las cuatro universidades restantes y lograron la adhesión de la Federación Obrera de Córdoba.
El 21 de Junio se redacta el "Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria", dirigido a "los hombres libres de América Latina".
En Agosto, es nuevamente intervenida la universidad, y el 9 de Septiembre los estudiantes ocuparon la misma logrando una sustancial reforma del estatuto universitario, al obtener el cogobierno de estudiantes y profesores.
Para 1921, la reforma se generaliza a todas las universidades del país.
La reforma argentina, adquiría al mismo tiempo dimensiones internacionales y se extendía a Chile, Perú y Cuba en la década de 1920, y a México, Paraguay y Brasil en la década del 30.

No caben dudas que a partir de Junio de 1918, la universidad argentina emprendió un destino sin vuelta atrás, y que a pesar del abandono circunstancial de algunos dirigentes universitarios de los postulados reformistas,ya por desorientación, olvido o cuestiones de política partidista, las puertas de las universidades nacionales se abrieron a los hijos de los menos pudientes, su gobierno se democratizó, y las carreras tradicionales que alimentaron la burocracia creando burguesias de apellidos "ilustres", se fundieron con otras que apuntaban al desarrollo nacional, se fomentó la investigación científica que solo ostentaban las universidades de los paises desarrollados y se promovió la extensión de sus saberes hacia la comunidad. Los tristes jalones de oscurantismo que sacudieron a la universidad pública fueron superados, y con sus más y sus menos, muchas de las banderas levantadas en 1918, todavía siguen ondeando.
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