HACIA UNA ODONTOLOGÍA FUTURIBLE

                                                                    Decía MALTHUS, que el mundo no
                                          podría progresar porque los recursos
                                          naturales son limitados, y la población
                                          crece ilimitádamente.  Una fuerza ha
                                          operado para desbaratar dicha hipótesis
                                          y está basada en un trípode :
                                          CIENCIA-INVESTIGACIÓN-
                                          TECNOLOGÍA.

El progreso de la odontología, se ha sustentado en las últimas décadas en las innovaciones tecnológicas, en los avances de la ciencia referidos a la prevención, recuperación y rehabilitación de la salud bucodental, como en los avances farmacoquímicos destinados a complementar la labor profesional.  También se han obtenido progresos gigantescos en la ergonomía dental, en las modalidades de prestación de servicios y en una mejora substancial de la relación odontólogo-paciente.
Es seguro, que todos éstos avances se incrementarán hacia el futuro, pero si nos atenemos a los últimos estudios e investigaciones que se encaminan hacia campos del saber que modificarán sin lugar a dudas y en forma substancial el desarrollo de las profesiones de la salud, no debemos descartar que muchas sorpresas nos deparará dicho futuro relacionadas con los logros que se están dando, y a pasos agigantados, en las nuevas armas que pone en nuestras manos la genética, genómica, ingeniería de tejidos, bioingeniería en general y nanotecnología.
La decodificación del lenguaje genético de las enfermedades bucodentales, la producción de tejidos y estructuras embriológicas relacionadas a los dientes en el campo de la bioingeniería ( con influencia en la creación de esmalte dental ) a partir de factores de transcripción como el gen Ctip2 que impacta sobre los ameloblastos, y la utilización de las células madre, abren un maravilloso campo para obtener bocas sanas, confortables, estéticas y sostenibles.
Los marcadores genéticos del ADN que afectan el desarrollo de los dientes en particular, y su posible alineación anormal como causa de alteraciones en la forma, disposición y oclusión, que habitualmente requieren del concurso de la ortodoncia, se pueden ver influenciados positivamente.
También puede verse comprometida la implantología con la posibilidad de crear gérmenes que evolucionen hacia dientes normales cuando se los inserta en los huesos maxilares.
La genómica habrá de aportar también conocimientos para el logro de instrucciones genéticas que den lugar a la formación de tejidos dentales nuevos que eviten el uso de materiales de restauración.
La nanotecnología será también un arma fundamental en la obtención de pequeños dispositivos, nanomáquinas y nanorobots destinados al desarrollo de una amplia gama de instrumentos microscópicos destinados a la manipulación de materia a escala microscópica, modificando sus propiedades fisicoquímicas en apoyo de la bioingeniería.
La nanoodontología promete así la creación de nuevos materiales, y tejidos, y el empleo de la nanorobótica en campos de la biología celular y tisular que volcarán influencias en el diagnóstico de enfermedades a nivel celular y molecular, identificando micropartículas tóxicas, gérmenes o células tumorales en sus primeros estadíos.
Otra importante aplicación, se dará en el desarrollo de microesferas biocompatibles para la liberación controlada de anestésicos locales evitando las inyecciones y el empleo de vasoconstrictores.
Los nanorobots podrán migrar de un tejido a otro guiados por nanoordenadores al comando del odontólogo, que actuando en los  tejidos duros del diente y en la pulpa dental, permitan modificar condiciones patológicas que eviten el progreso de la enfermedad, tanto en el propio diente como en los tejidos periodontales y el hueso alveolar.
Una importante aplicación, también podría darse en la odontología estética, restaurando y mejorando los materiales de obturación y los tejidos del propio diente.
El ataque y destrucción de los microorganismos causantes de la caries y la enfermedad periodontal, daría un golpe de gracia al empleo de los antibióticos por vía general, y su acción sobre los componentes del paquete vásculonervioso de la pulpa dental, podría evitar la pérdida de vitalidad del diente y su consecuente tratamiento endodóntico.
Una drástica caída de los índices de enfermedad bucodental, también minimizaría el empleo de los procedimientos quirúrgicos habituales.
Un nuevo ámbito se abre para lo que será la odontología del futuro.
Las tareas clásicas del odontólogo, y el equipamiento técnico quedarán sin duda en manos de entidades microscópicas, que el profesional manejará a través de ordenadores y procedimientos ínfimos para el logro de actividades que no estarían a su alcance con la metodología actual.
El empleo de las nuevas tecnologías, apuntará a dar respuesta positiva en aspectos biológicos, sociales, éticos y de amplia aceptación pública.  La cobertura poblacional podrá ampliarse significativamente, los resultados serán previsibles, la tecnología no será forzada ni traumática, las opciones serán mas numerosas y los pacientes gozarán de tratamientos que antes los estresaban e indisponían.
Los profesionales odontólogos deberán desplegar nuevas habilidades y conocimientos, y las universidades deberán aggiornarse para marchar a la vanguardia en la investigación y en los nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje que generen recursos humanos que cambiarán radicalmente los planes de atención sanitaria, pero será necesario no descuidar el potencial de uso indebido de los nuevos recursos  poniendo el acento en una drástica reducción del impacto sobre el ambiente.
La odontología, como las demás profesiones de la salud, ha atravesado etapas, desde el empirismo puro y la práctica medieval, hasta arribar a la era industrial que le permitió acceder a la tecnología moderna y la aportación de la farmacoquímica.
Le espera una nueva etapa, con cambios todavía no adecuadamente mensurables, pero que significarán el ingreso a un mundo que ofrece un abanico de innovaciones para cuyo abordaje, el odontólogo ha de transitar una etapa de incertidumbres y desafíos.