Una sonrisa amplia, saludable y atractiva, es una de las máximas aspiraciones de cualquier ser humano con independencia del sexo, la edad o su condición social, a sabiendas que posee una milagrosa incidencia no solo sobre su autoestima, sino, y fundamentalmente, sobre la interacción con otras personas y sobre el éxito en situaciones que nos vinculan con desconocidos, amigos, familiares, colegas y clientes.
Sin embargo, no siempre la sonrisa fué ensalzada de ésta manera.
Mostrar los dientes no se consideraba decoroso hasta el siglo XVI.

Bastó que una importante pintora del siglo XVIII, Louise Elisabeth Vigée Le Brun pintara a su amiga Maria Antonieta con una sonrisa, y a sí misma en un autoretrato con su hija, para que la sonrisa ya no fuera considerada un signo decadente. La propia reina Victoria en 1843, fué pintada por Winterhalter con una sonrisa, aunque con la salvedad que no fuera exhibida públicamente.
Cuando se consideró que mostrar la sonrisa era un hecho agradable, se dieron en aparecer los primeros indicios de la profesión odontologica a partir de 1720, a los efectos de dar solución a los problemas que planteaban los dientes oscuros o enfermos (dentistería). También se mejoró la estética de los dientes artificiales con la introducción en 1789, de la porcelana Sévres.
En los EE.UU de NA, a partir de 1830, con la aparición de las escuelas de odontología, la sonrisa ya es considerada una expresión de belleza, que se expresa en la publicidad y el arte cinematográfico a través de Hollywood a principios del siglo XX.
No obstante, no en todas las regiones del mundo la sonrisa se aprecia en toda su magnitud. Es conocida la reticencia a sonreir de algunos pueblos del Asia, y la cobertura del rostro por parte de las mujeres musulmanas, en las que la sonrisa no juega ningún papel en su cultura.





En el siglo XX, el psicólogo Paul Ekman señala el origen de la sonrisa "genuina" de Douchenne, como una activación de la corteza prefrontal izquierda, en la que residen los centros de las emociones positivas.
Jody Shields, en 1991 expresó que "las personas pueden crear un ambiente alegre y lleno de felicidad con el simple acto de sonreir, con lo que no solo describía a la sonrisa como un confortante individual para quien la expresa, sino que también marcaba un efecto impactante sobre otras personas en forma individual o colectiva, hecho éste último que es utilizado en las estrategias de masas por políticos y funcionarios tratando de influir positivamente sobre las multitudes. Al respecto del efecto de la sonrisa sobre los interlocutores, Eletta Robles escribió que "la sonrisa es un rayo de sol directo al alma".
La sonrisa se ha convertido en una verdadera obsesión, y se la suele reconocer como un signo de rejuvenecimiento y hasta de atractivo sexual. Al mismo tiempo, se la caracteriza como palanca para afrontar de manera positiva los problemas de la vida.
Howard Gardner llega a afirmar que es un ejercicio intelectual que pone de manifiesto el desarrollo pleno de las facultades humanas.
Por todo ello, resulta contradictorio observar a muchas mujeres y hombres, preocupados por el envejecimiento de sus facciones, recurrir a la cirugía cosmética de estiramiento de sus tejidos faciales, que incide fundamentalmente en la estructura muscular, y en muchas oportunidades, el efecto deseado no se obtiene, y lo que se logra es una máscara rígida en la que la tersura de los tegumentos, suplanta la posibilidad de expresión de una sonrisa genuina.


de rigidez en el cuello y otras dificultades como
imposibilidad de tragar, todas acciones que se dan
en el tétanos y algunas enfermedades ligadas a
defectos hormonales como la tetania paratiropriva.
Lo mismo sucede con la llamada sonrisa falsa, de
ocasión o fingida que no responde a los cambios

observa en niños y en adultos en ocasiones de seducción o enamoramiento.
La llamada sonrisa social ( no genuina ), responde a situaciones de interés como la del vendedor que intenta congraciarse y cautivar al probable cliente o la de la azafata que trata de lograr empatía con el viajero.

en alusión a una directiva emanada de
sus autoridades a sus empleados, en especial al personal de cabina de sus aviones, en la antigua aerolínea Pan
American de los EE.UU.
También son dignas de mención la
"sonrisa frustrada" que se lleva a cabo con los labios apretados, y la sonrisa "reprimida", con la que ingresó a la historia del arte la pintura de la Gioconda.
En realidad se admite que la sonrisa sin embargo, en sus distintas formas y denominaciones es un gesto innato, no aprendido, que se produce en forma casi natural en las distintas situaciones que enfrenta el ser humano ante la vida y la sociedad. Esto se comprueba con las personas nacidas ciegas, que la experimentan en las diversas ocasiones tanto en la forma genuina como en la fingida.
Todos los estudios y relatos llevados a cabo, ponen de manifiesto distintos efectos que la sonrisa o la risa franca producen tanto en quien la experimenta, como en quienes se enfrentan a ella.
Se ha llegado a describir científicamente, como la sonrisa puede mejorar a corto y largo plazo la salud personal en casos como el estrés, aplacando las emociones negativas por el descenso de los niveles del cortisol, adrenalina y dopamina, y al mismo tiempo elevando los de las endorfinas.
Una reducción de los problemas cardiovasculares también es señalada a través de la estimulación que ejerce sobre los sentimientos positivos, y no faltan aquellos que sugieren una íntima relación entre la intensidad de la sonrisa con la longevidad. En una investigación que analizó a un grupo de sujetos, se identificó que aquellos individuos que no sonreían, gozaban de una esperanza de vida de 72.9 años; los que sonreían parcialmente 75 años y los de sonrisa tipo Douchenne, 79.9 años.
Una mayor tolerancia al dolor también es asociada a la sonrisa, así como un mejor manejo de las adversidades, un comportamiento optimista ante el trabajo y el esfuerzo, y fundamentalmente una aportación al optimismo, confianza, alegría, simpatía y sinceridad.
La atracción, honestidad, coquetería y autenticidad, llevan a las personas que habitualmente sonríen a ser calificadas más positivamente, y a ser percibidas como más atractivas, confiables, amables, felices, ambiciosas e inteligentes. Dichas calificaciones sin duda las favorecen en sus actividades y en los procesos de selección para conseguir empleos o para su recategorización.
Ya nadie puede negar el poder de la sonrisa, sin embargo hay un detalle que tanto Douchenne como otros investigadores dejaron de lado, y es el efecto que acompaña y aporta a la sonrisa muscular, algo que ya se ha impuesto como sinónimo de sonrisa, y es una dentadura sana, completa y reluciente.
Como puede observarse en las fotos adjuntas, una sonrisa con dentadura enferma o incom pleta deja de ser atractiva, aún en situaciones en que los músculos responden a las características clásicas de la sonrisa sincera o genuina.
Tan solo las enfermedades bucodentales más comunes como la caries dental o la enfermedad de las encías
( enfermedad periodontal ) no hacen más que oscurecer la posibilidad de mostrar una sonrisa positiva.
En general, dichas afecciones se acompañan de otros efectos claramente percibibles como el sangrado y el mal aliento, y en general el individuo trata de regular su sonrisa tratando de evitar que su interlocutor pueda descubrir el deplorable estado de su dentadura, sin dejar de mencionar que quien padece dichas enfermedades, generálmente sufre de molestias y dolores que le impiden mostrar una sonrisa sincera inmersa en un ánimo depresivo y sufriente.
También el sujeto desdentado reprime su sonrisa, y aunque él mismo no le preste atención a dicha condición, y exprese una sonrisa espontánea y genuina, no puede competir socialmente ni siquiera con una sonrisa fingida pero con dientes sanos.
Es por ello, que la odontología ofrece una serie de soluciones para el mejoramiento de la sonrisa, y para permitir que la acción muscular sea complementada con una dentadura sana y reluciente.
El tratamiento protético ofrece un amplio abanico de prestaciones para rehabilitar las bocas desdentadas parcial o totalmente. El cambio que experimenta una persona al sustituir sus dientes perdidos, va más allá de poder mostrar una sonrisa feliz. El cambio emocional que conlleva dicho tratamiento, se manifiesta en la vida de relación y aumenta la autoestima que realimenta la posibilidad de sonreir sin temores.
La ortodoncia, corrigiendo malposiciones simples o malformaciones complejas, a veces con el auxilio de la cirugía bucomáxilofacial, como la restauración de las piezas denta
rias cariadas o deterioradas por traumatismos, ofrece la posibilidad de mostrar una dentadura sana, alineada, confortable y reluciente que sella el contrato entre una acción muscular precisa, y una dentadura que permite obtener una sonrisa como expresión de dicha y goce de la vida.
CON SU BOCA SANA, NO TEMA SONREIR O REIR CON
TRANQUILIDAD
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