Los índices precarios de salud dental pública, tienden sobre la odontología un manto de responsabilidad que nó siempre es justo. ¿ Puede en realidad el Odontólogo ayudar a mejorar los niveles de salud bucal poblacional ?; ¿ Las instituciones que los nuclean, han formulado, estimulado y llevado a cabo políticas con un claro compromiso con sus agremiados y con la comunidad en su conjunto ?.
En realidad, nuestra profesión ha acometido un traumático trance por caminos de desencuentros y frustraciones, con independencia de algunos grupos de profesionales que se han posicionado económicamente, y de algunas instituciones que han descollado en las áreas educativas y científicas.
Los análisis que hemos expuesto en las entradas anteriores, sólo han pretendido desmenuzar el presente, sin traicionar las ilusiones y sin glorificar el pasado. En realidad hasta ahora, en el área de la salud, se han invertido esfuerzos e intentado soluciones, en una especie de huida hacia adelante, que nunca pudo cristalizar en proyectos duraderos, un poco en consonancia con los cambios institucionales que afectaron al País, pero tambien por cierta inoperancia y sintonías curiosas de dirigentes políticos e institucionales, descolgados y oportunistas.
Ciertos fracasos en su momento, fueron presentados cómo triunfos, y no se redoblaron los esfuerzos y la imaginación para torcer el proceso, más bien, se atendió a cálculos que luego mostraron su equivocación, que no pudieron erradicar los males que aquejaban al ejercicio profesional, ni doblegar las circunstancias que se proponían enervarlo.
En algún momento nos hemos compadecido de los colegas que emigraban para empezar de nuevo. Pero es que ¿ acaso no nos ocurre a nosotros lo mismo todos los dias ?.
He intentado en las exposiciones anteriores, transmitir a mis colegas mi modesta impresión sobre los aspectos salientes del ejercicio de la Odontología. Nunca me he encerrado en convicciones, pues ellas representan una suerte de forzosa aceptación y acérrima defensa de lo que no debieran ser más que opiniones.
Debo reconocer sin embargo, que he adherido a algunos principios universalmente aceptados y éticamente reconocidos, y sobre dicha base expuse mis ideas ( nó convicciones ), que como tales, no pueden ser inconmovibles ni inmutables, sino que deben estar abiertas para modificarse, adaptarse, mejorarse y adecuarse a situaciones cambiantes.
Como dirigente, he visto y transitado un sinnúmero de planes y experiencias en salud pública, a los que adherí y luego me defraudaron o directamente no pudieron concretarse.
Desde la defensa a rajatabla del Hospital Público, a través de las concepciones de Cabred, Carrillo, Oñativia etc., pasando por el S.N.I.S, la Comisión Paritaria Nacional, las Obras Sociales, el Seguro Nacional de Salud, la Desregulación y la Medicina Prepaga, hé debido conciliar ideas y preconceptos, y tratar de adaptar mis opiniones a los hechos concretos que se sucedían en el tiempo.
Es cierto que la Odontología, siempre fué considerada un hermano menor de la medicina, cuándo nó el furgón de cola, y fué muy difícil hacer entender a políticos y funcionarios médicos, de la atención especial que requerían los planes globales para con nuestra profesión. No es poco lo que nuestras organizaciones profesionales han obtenido al respecto, pero tambien es cierto que todavía no se han alcanzado innumerables objetivos caros a la profesión odontológica.
La Odontología hoy forma parte de la primera línea en las estructuras de salud; ha logrado integrarse en las Obras Sociales y es requerida, dentro de ciertos límites, por la Medicina privada institucionalizada. A pesar de ello, todavía pululan algunos resabios de discriminación y minusvalía en los entes públicos, existe una aceptada resignación de los Odontólogos en su relación con las Obras Sociales, y a veces, por inacción o por inacertada política, se ha creado una masa profesional, fácilmente manipuleable en contra de sus propios intereses; los directores de las empresas de salud, nunca se preocuparon por la situación de sus colegas explotados más allá de sus propios intereses.
Pero lo mas lamentable, es que se ha frustrado la posibilidad de encauzar un proyecto colectivo, no necesáriamente corporativo, pero con cierta connotación sindical, que permita defender conquistas, que para el movimiento obrero, hoy resultan naturales y permanentes.
Muchos de nuestros dirigentes, no han conseguido formular un verdadero proyecto alternativo, porque justamente son ellos mismos, la expresión de la crisis.
La distorción de ideas y la escasa representatividad rondan en algunas de nuestras instituciones, y dicha situación convalida de hecho, el manoseo y la explotación de los jóvenes colegas sin proponerse encarar una decidida defensa del odontólogo como trabajador de la salud.
Yo me pregunto ( al estilo de John Rawls ),
¿ Tiene sentido insistir en la defensa de derechos cómo los que siempre he reclamado, cuándo vivimos en medio de instituciones moral y materialmente débiles, y los modos de pensar de sus dirigentes son irreconciliables con dichos reclamos, a veces por ideología y otras por conveniencia práctica o indolencia ?.
No me considero pertenecer al cuadro de los que, al decir de Victor Heredia en su canción " ...venden sus sueños para acortar caminos ".
Entiendo que la respuesta que recibo, tán solo por garabatear éstos ideales, me demuestra que no es poca cosa trabajar modestamente, sin voluntarismo estéril, pero con decisión y horizontes de largo plazo.
Quiero seguir perteneciendo a esa raza dirigencial que no se rinde, que mira con optimismo el futuro y que todavía intenta cambiar algo. Si el odontólogo puede acceder con dignidad y reconocimiento al ejercicio de su profesión, que no quepa la menor duda que su contribución resultará crucial para doblegar los índices de salud bucal, que todavía nos resultan inaceptables en una etapa de la humanidad en que el conocimiento y la tecnología, nos proporcionan las herramientas que en nuestras manos, y a través de una planificación adecuada, logren revertirlos en beneficio de la comunidad toda.
Pero tambien es cierto que a veces la indolencia de los colegas, permite que los dirigentes obren de acuerdo a su leal saber y entender.
La Odontología, todavía no cuenta con una pirámide de talento social, cuya amplia base pueda sustentar eficazmente al vértice conductor y creativo. Cuándo hayamos eludido ( al decir de Emerson ) " las acechanzas del escepticismo ", y propongamos integrarnos a un proyecto colectivo, democrático y serio, sin dogmatismos y de ámplio sustento ético, una profesión, satisfecha en sus aspiraciones y dignificada en su ejercicio, aportará su sabiduría y su energía para cambiar el decurso de la historia de la salud bucal pública.
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