Lo que se dió en llamar " Modelo social de prácticas de salud ", definido cómo (" el conjunto de prácticas, habitos, conductas e intereses, que instalados en la sociedad tienen una influencia decisiva en la salud de la población y los individuos y que, incluyendo al componente formal del sistema de salud, lo exceden conformando una realidad más compleja y menos lineal, que jerarquiza caminos alternativos y complementarios a aquellos tenidos cómo " tradicionales " para cuidar, recuperar y promover la salud "), ha chocado con la práctica clásica y tradicional.
Hemos escuchado en muchas ocasiones, que al modelo tradicional había que oponerle un modelo innovador. En realidad ello es sólo una apuesta más ficticia que real.
Tradición no significa hacer siempre lo mismo, sino hacer siempre lo mejor. Innovación, no es el cambio por el cambio; es cambiar para mejorar.
Por lo tanto, ambos modelos tienden a lo mismo con algunas diferencias metodológicas.
Las prestaciones de salud, tánto en los niveles público, privado o de la seguridad social, deben tender precisamente a mejorar los estándares de salud, con independencia de su ubicación en un modelo, o en un conjunto de prácticas relacionadas a políticas partidistas. La promoción , la prevención, la restauración y la rehabilitación de la salud, no son banderas o estandartes facciosos, sino entidades concurrentes cuyo único objetivo, es obtener niveles de salud compatibles con un estilo de vida que privilegie lo social sobre lo individual, lo equitativo sobre lo inícuo, la igualdad sobre la exclusión.
En las futuras entradas, iremos disecando el
" Sistema de salud " que opera en nuestro pais, aunque pondremos el acento en las distintas etapas que, desde la formación profesional, hasta el ejercicio pleno, se visualizan en la profesión odontológica, temas que no abordaremos en forma separada, sino que serán enfocados como un todo, desde los aspectos más elementales hasta los problemas más complejos.
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