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sábado, 19 de febrero de 2011

LA SEGURIDAD SOCIAL, ES UN DERECHO ?

Hace unos pocos dias, en un diario de amplia circulación nacional, fué publicado un artículo editorial referido al comportamiento de la ANSES con referencia a los juicios por actualización de los haberes jubilatorios mal liquidados.   Cuando lo leía, volvió a mi memoria una ocurrente frase de Osvaldo Fustinoni que ya he mencionado en otras oportunidades;
"Hay que meditar si la seguridad social, a través del régimen jubilatorio, brinda al ser humano un beneficio o le inflige una sanción".
Al mismo tiempo me surgen algunos interrogantes relativos a dicho comportamiento, y no quiero dejar pasar por alto algunos entretelones que me causan preocupación.
Ante una inusual  avalancha de juicios iniciados como consecuencia de un fallo de la Corte Suprema de la Nación, que ordena al Estado actualizar los montos jubilatorios, que en la actualidad superan las 450.000 demandas, y la reticencia de la Anses a cumplirlo, se elevaron numerosas denuncias ante organismos nacionales e internacionales que obligaron al Gobierno, a comprometerse ante el Comité Interamericano de Derechos Humanos de la O.E.A, a no apelar las sentencias firmes favorables a los jubilados.
Sin embargo, tán solo en el año 2010, fueron apeladas más de 30.000 fallos favorables.
El Gobierno aduce una imposibilidad financiera para asumir dichos compromisos, de la misma manera que lo hizo con el veto presidencial a la ley que establecía el 82% móvil aprobada por ambas cámaras legislativas.
No se entiende entonces que la Anses, se halla convertido en un asíduo prestamista del Estado para financiar el gasto público a través de la emisión de bonos o letras de tesorería con intereses exiguos, que acotan el superavit del sistema y le impide hacerse cargo del cumplimiento de las sentencias.
Ante estos hechos, en mi condición de profesional y de ex dirigente del Colegio Provincial, considero un deber realizar algunas apreciaciones.
No caben dudas que nuestro sistema jurídico, impone en todos los casos de apelaciones, el patrocinio legal, ya sea individual, empresarial o estatal, por parte de Abogados de la matrícula, y resulta llamativo que, los propios profesionales del Estado, ya de planta, contratados o a través de estudios especializados, no se nieguen a cuestionar sentencias de la propia Corte, o a incumplir compromisos adquiridos por el organismo que les ordena desconocer.
Yo me pregunto, qué pasaría si un organismo de gobierno les exigiera a los profesionales de la salud, incumplir exigencias sanitarias impuestas por la justicia, por los organismos de la salud oficiales o por instituciones científicas nacionales o internacionales. Aún siendo dependientes del Estado, los profesionales de la salud se negarían sin ninguna duda, a acatar decisiones que pudieran poner en peligro la salud de la población.
No he observado el mismo comportamiento por parte de los abogados, y peor aún, no se han observado reacciones de los colegios profesionales que gobiernan su matrícula, y que disponen de mecanismos y códigos disciplinarios a través de los cuales, debieran sumariar a aquellos colegiados que, con independencia del sector en que desempeñan su función, pongan en riesgo el patrimonio, la salud y hasta la vida de los jubilados.
No quiero abrir juicio al respecto, pero es mi modesta opinion, que algo está fallando en el desempeño de los abogados, tanto a nivel privado como público.
Es realmente la seguridad social un derecho constitucional garantizado por el Estado?, o es tán solo una quimera al arbitrio de los humores del gobierno de turno y del escaso compromiso de los profesionales abogados, que debieran ser los primeros custodios de la ley y de los derechos ciudadanos, como tambien de las decisiones de su máximo tribunal y de los compromisos asumidos internacionalmente por el Pais.
La respuesta, que se infiere de lo que sucede en nuestro pais en lo atinente a la seguridad social, no nos deja margen para pensar en una protección y defensa de uno de los grupos etarios más desprotegidos de nuestra comunidad, como lo son los jubilados y pensionados.  Más bien nos inclina a  considerar la frase de Fustinoni, como un espejo de nuestra sociedad.
Vaya sin embargo, una palabra de aliento y comprensión, para todos aquellos mayores que todavía sueñan con un futuro mejor, y que no dejan de considerarse todavía, dueños de aptitudes físicas e intelectuales que los reivindica ante su propia condición.
  

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