En un artículo publicado en éste blog el 6 de Junio de 2017, al que remito al lector, llevamos a cabo un detallado informe sobre el blanqueamiento dental, sus pro y contras, la tecnología para alcanzar resultados aceptables, y los daños locales que dicho tratamiento puede ocasionar a los dientes.En ésta oportunidad, es nuestro deseo referirnos a algunos aspectos de órden psicológico que pueden afectar a quienes demandan dicha técnica ( que no es un procedimiento terapéutico para ninguna dolencia ), sino un mecanismo para satisfacer exigencias relacionadas con la estética facial, que cuando se transforma en una verdadera obsesión se denomina blancorexia.
Es cierto que muchas personas poséen dientes amarillentos o amarronados como concecuencia de factores genéticos, la ingesta de algunos medicamentos ( en su momento la tetraciclina producía un oscurecimiento de los dientes, especiálmente en niños y jóvenes), la presencia de flúor en exceso en el agua de pozos (diente veteado o moteado), y algunas manchas originadas en el consumo de café, te, mate y algunas comidas con exceso de pigmentos. Estas últimas pueden abordarse a través de procedimientos de barrido y limpieza en manos profesionales. Si logramos obtener una muestra de esmalte libre de dentina, y lo comparamos con un diente normal de la misma persona, observaremos que el esmate es más blanco que el diente. Ello corrobora el hecho de que el color de un diente se debe más al color de la dentina que se transparenta a través del esmalte. Los dientes desvitalizados, oscurecen su coloración natural, debido a cambios en la biología dentinaria que sólo se transparenta a través del esmalte.
Los niños y jóvenes poséen los dientes más blancos debido al escaso espesor de la dentina, y las personas mayores poséen dientes más amarillentos o grisáceos por transparencia de una dentina engrosada por la aposición de dentina secundaria.
La demanda cada vez mayor en los consultorios odontológicos, de procedimientos de blanqueamiento dental, es el resultado de pretender lucir una bella sonrisa, razón aceptable en muchos casos, la que obedece no sólo a un deseo personal, sino al volúmen de información volcado a los medios, y la promoción de dentaduras blancas en personajes televisivos, que en muchas oportunidades no han sido obtenidas por blanqueamiento, sino por la aplicación de carillas de porcelana, o por la implantación de prótesis fijas (férulas de porcelana sobre metal), que requieren para su implementación, de un desgaste mínimo de la superficie del esmalte en el primer caso, o de un tallado total del diente para el segundo, lo que implica en ciertos casos la desvitalización del diente.
Sin embargo, mucha gente nunca está conforme con el color de sus dientes, y piensa que la blancura es un signo distintivo, y suele abusar de la consulta para nuevos blanqueamientos, transformándose en una verdadera obsesión. Esta obsesión, peligrosa como otras, puede llegar a deteriorar la salud dental si se abusa de ella, y puede afirmarse que suele transformarse en una verdadera adicción o en un transtorno obsesivo compulsivo (TOC).
Este tipo de obsesión hace que quienes la padecen, pasen del deseo a una verdadera dismorfia dental, en la que perciben sus dientes oscuros, lo que puede llegar a afectar su autoestima.
Un signo de alarma, detectable por el odontólogo, es la solicitud reiterada de tratamiento por no estar nunca conforme con el color de sus dientes. El profesional debe estar preparado para decirle a sus pacientes que sus expectativas superan las posibilidades de ofrecer nuevos blanqueamientos, y orientarlos hacia soluciones protéticas con todos sus inconvenientes.Los peligros a que expone la blancorexia pueden ser locales o generales. Entre las complicaciones locales pueden mencionarse :
* Hipersensibilidad
* Irritación de las encías
* Gingivitis
* Alteraciones en la percepción de los sabores
* Desmineralización del esmalte
* Afectación pulpar
* Pérdida del diente
Las complicaciones de órden general se relacionan con la dismorfia dental, que se incluye entre los TOC, y pone el acento en el aspecto físico de la dentadura, y dicha preocupación lleva al paciente a exagerar algún defecto físico, en éste caso el color de sus dientes, y el afán por otorgarles una blancura que en muchos casos resulta chocante con el color de su téz. El color blanco reluciente que se dá generálmente en las personas afrodescendientes, no dista del que también puede observarse en personas de piel apenas morena o blanca. Cuanto mas oscura es la piel de la fácies, resalta más el color blaco de los dientes, vale decir que lo que se rotula como dientes excesívamente blancos, no es más que su contraste con el color de la piel. Lo mismo suele suceder cuando se elige el color de los dientes artificiales en la confección de prótesis.
Mi relación con los profesores de prótesis de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Dres. Toribio Schwartz y Hugo Capusselli, me permitió entender a la perfección su postura sobre la elección de los dientes en la confección de prótesis removible, tanto en lo referente al tamaño, forma y color. En éste último aspecto, manifestaban que el color de los dientes, aparte de la elección por el propio paciente, debe buscarse en el contraste que el diente del muestrario expone al ser aplicado sobre la cara del paciente, y que esa relación no debe resultar chocante, sino más bién, el diente debe quedar como absorbido por el color de la téz. Por ello pueden obtenerse multiplicidad de colores en los acrílicos como en la porcelana.
La blancorexia, sortea dicha concepción, y, salvo en casos de manifiesta ofensa en el color de los dientes, el odontólogo puede recurrir al blanqueamiento a pedido del paciente, advirtiéndole sobre los efectos nocivos que puede desencadenar , y en aquellos casos de verdadera dismorfia, puede orientar a su paciente hacia la consulta psicológica.
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