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lunes, 27 de septiembre de 2021

LA REACCIÓN ANAFILÁCTICA EN LA PRÁCTICA ODONTOLÓGICA

En el ejercicio de su profesión, el odontólogo debe enfrentarse a una serie de desafíos que en su mayor parte dependen de su capacidad para resolver los problemas que derivan de las enfermedades bucodentales, los traumatismos y los requerimientos de rehabilitación de la función, y otros ligados con la estética para los que ha sido convenientemente formado en el pre y posgrado.
Sin embargo, en contadas oportunidades, se ve enfrentado a situaciones que entrañan riesgo para sus pacientes originadas en una modificación de su capacidad de respuesta ante estímulos comunes, que son las reacciones de hipersensibilidad, banales en muchos casos, pero que en otros adquieren una inusitada gravedad con fuerte compromiso para su vida.
Una de éstas reacciones desmedidas está representada por el shock anafiláctico.  Ante ésta eventualidad, el profesional debe echar mano a una serie de medidas excepcionales con rapidéz y exactitud, para mitigar y controlar los efectos adversos o letales del accidente, y que no siempre pueden preverse.
La producción del shock anafiláctico no obedece a una ineptitud del profesional, ni puede considerarse una acción de mala-praxis, pero adquiere sin duda un compromiso y una responsabilidad inusuales para el mismo.
Resultan importantes y exculpatorios los datos obtenidos en la anamnesis próxima y remota del paciente, que pueden inducir al odontólogo a la toma de medidas preventivas cuando de ellas se desprende alguna reacción producida en oportunidad de tratamientos comunes, y ante la desconfianza no debe obviarse la interconsulta con el alergista. En otros casos éstas medidas no se adoptan por la falta de antecedentes, pues la manifestación se produce por primera vez con los distintos grados con que se presentan las reacciones de hipersensibilidad.
Las reacciones de hipersensibilidad del tipo I, llamadas anafilaxia, son las más comunes, y resultan indeseables no tanto por sus manifestaciones locales, como por la gravedad que adquieren en casos que comprometen la vida del paciente.(ver cuadro).
En la práctica odontológica, existen alergenos como la solución anestésica local, las resinas, los materiales de  impresión, los plásticos, el látex de los guantes y el dique de goma, sin descartar algunos medicamentos de acción local o sistémica. Con referencia a los anestésicos locales, con el advenimiento de las amidas puede descartarse una reacción de hipersensibilidad, aunque no ocurre lo mismo con los vasoconstrictores y los conservadores químicos.
Como puede observarse en el cuadro, las reacciones van desde las más simples a las más graves, y 
afectan distintas partes, sistemas y funciones orgánicas, cuya solución requiere de una rápida y efectiva intervención.
Cuando la sintomatología comienza a escalar en la gravedad del cuadro, se requiere disponer y estar dispuesto a utilizar ciertos medicamentos, que ante un desenlace con bloqueo de la actividad cardíaca o respiratoria, se centran en el empleo de una solución de adrenalina (adrenalina autoinyectable), y un corticoide (hidrocortisona en dosis de 200 a 500 mg. inyectable).  La primera de éstas drogas, ya disponible en nuestro país, representa un paso esencial entre la vida y la muerte cuando se halla instalado el shock, y no debiera faltar en el botiquín de los consultorios y aún en los propios hogares.
 La aplicación puede hacerse en forma subcutánea o intramuscular, y ante la gravedad del cuadro no debe desecharse la punción a través de la ropa del afectado.

El espacio entre la vida y la muerte en los casos de shock anafiláctico, está representado por una delgada línea, cuya superación depende de la rapidéz con que se adopten las medidas oportunas por parte del profesional, situación que debe estar entre las previsiones diagnósticas y la disponibilidad de las drogas que pueden controlar la adversidad.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

LA SALUD BUCODENTAL EN LOS " OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE " DE LA " OMS "

 


El 25 de Septiembre de 2015, los paises miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), adoptaron un conjunto de objetivos y metas globales destinadas a erradicar la pobreza, proteger el medio ambiente y asegurar la prosperidad para todos los seres que habitan el planeta, como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible cuyos 17 ítems deben alcanzarse en 2030.
Estos " Objetivos de Desarrollo Sostenible " ( ODS ), abarcan un sinnúmero de acciones a desarrollar, tales como mejorar el aire que se respira, cuya contaminación provoca siete millones de muertes prematuras; reducir el aumento de la temperatura global del planeta apuntando a un responsable manejo del cambio climático, y otras muchas acciones de cambio social, educativo, económico e institucional, que al mismo tiempo tiendan a una reducción de las desigualdades.
El objetivo N° 3, apunta a la " SALUD Y BIENESTAR ", y como profesionales de la salud, es nuestro deber prestar debida atención colaborando desde nuestro humilde puesto, de manera individual, o a través de nuestras instituciones en la obtención de dicho objetivo.
La reducción de las causas de muerte, el aumento de la esperanza de vida y la financiación eficiente de los sistemas sanitarios con mayor acceso de la gente al personal de salud, tiene por objeto ayudar a salvar vidas de millones de personas y a que todos los seres humanos puedan gozar de una vida saludable y placentera.

Resulta más que óbvia la importancia de éste objetivo, que tiende a garantizar una vida sana y a promover el bienestar de todos en todas las edades.
Sin embargo, pudo visualizarse que, entre una extensa lista de acciones a cumplir, no figuraba en ninguna de las metas la salud bucodental.
No obstante ello, la Federación Dental Internacional ( FDI ), se abocó a la elaboración de un proyecto para una " Odontología Sostenible " hacia el año 2020, trazando estrategias y proponiendo soluciones para ayudar a reducir el impacto ambiental de la odontología y de la industria dental, y a delinear acciones destinadas al abordaje de las enfermedades bucodentales que afectan a la mitad de la población mundial.
Al mismo tiempo, la FDI elaboró un " Código de Prácticas de Sostenibilidad " que fueron distribuidas entre todos los miembros de la institución.
Como resultado de la preocupación de la profesión odontológica organizada por la nó inclusión de la salud bucodental entre las áreas de ocupación de los ODS, en la 74 Asamblea Mundial de la Salud llevada a cabo entre los días 24/5 al 1/6 de 2021, la OMS aprobó una resolución patrocinada por la FDI, que recomienda " a los miembros de la OMS que, al momento de definir sus prioridades, planes de acción y metas de salud, incorporen como uno de los componentes transversales, el tema de la salud oral ".
En dicha asamblea, los estados miembros de la OMS reafirmaron su compromiso con la salud bucodental, reconociendo la " carga mundial de las enfermedades bucodentales y sus asociaciones con otras afecciones, instando a abordar los factores de riesgo compartidos y mejorar la capacidad profesional de los odontólogos, para brindar una atención constante y de calidad, e incluir la salud bucodental en la cobertura sanitaria universal (UHC), solicitando al mismo tiempo que la profesión organizada y los organismos públicos, desarrollen una estrategia global y un plan de acción sobre  salud bucodental con metas hacia el año 2030.
La FDI, se impuso entonces la tarea de elaborar un proyecto denominado VISIÓN 2030, destinado a " proporcionar una salud bucodental óptima para todos ".

El proyecto elaborado con participación de instituciones y personas de los paises miembros de la FDI, se basa en tres pilares fundamentales:

El informe VISIÓN 2030 recomienda estrategias para gestionar las cargas de enfermedades orales que las comunidades puedan adaptar a sus requerimientos y necesidades, permitiendo poner en práctica soluciones relevantes.
El informe tambien considera las formas en que los grandes cambios en la sociedad, tales como el envejecimiento poblacional, requerirán que los odontólogos adapten y sigan disponiendo de las herramientas suficientes para ofrecer una atención consistente.
No caben dudas, que las propuestas de la FDI a la OMS, deben figurar en las agendas permanentes de las instituciones profesionales, las que a su vez, deben convocar para su conocimiento y eventual participación, a la mayor cantidad de odontólogos dispuestos a colaborar en una tarea fundamental, no solo para la salud de la población, sino también para involucrarnos en una problemática que afecta el crecimiento y desarrollo de nuestro ejercicio profesional.