Esta situación, caracterizada por un verdadero despilfarro de recursos, crea al mismo tiempo una creciente insatisfacción en los profesionales.
Ya no pasa por una decisión del profesional, el brindar una atención adecuada que responda a las expectativas y exigencias de los pacientes. Dicho rol, que puede asumirse en la práctica privada liberal, no lo es en la atención brindada tánto en el sector público, como en el de las Obras Sociales y de la Medicina Prepaga, sectores que cubren a una inmensa mayoría de ciudadanos.
Si a ello adicionamos ciertas corruptelas como la sobreprestación, el sobreconsumo y la dilapidación de recursos, y si todo ello no se transparenta adecuádamente, ya por subregistro, falta de información y ausencia de estadísticas confiables, los resultados de nuestro trabajo siempre deslucen a la luz de los índices de salud.
No caben dudas, que la corrupción y la ineficiencia del sistema, ayudan al derrame de los recursos disponibles. Se calcula que entre un 20% y un 40% del total del gasto mundial en salud, se desperdicia por la ineficiencia tánto pasiva como activa ( corrupción que según la OMS llega al 20% ). Esta corrupción estructural se aprecia fundamentálmente en las compras de insumos, tecnología e infraestructura, y se lleva hasta un 10% de los presupuestos. Más de 100.000 millones de dólares en el mundo, se pierden por la corrupción.
La ineficiencia, se lleva otros 500.000 millones, y los profesionales en muchas oportunidades resultamos corresponsables en dicha situación.
El empleo de tecnologías costosas en odontología, priorizadas sobre las medidas preventivas o prestaciones más económicas, es una muestra del dispendio de recursos. La remisión de los pacientes a pruebas diagnósticas por imágenes, en muchos casos resulta innecesaria, y en ciertas ocasiones, los propios financiadores solicitan como reaseguro para el pago, radiografías postoperatorias, destinadas nó a un control de calidad sino como prueba que refrende la realización del tratamiento,( Rx. postoperatorias en endodoncias, en exodoncias complicadas y otras operaciones en los maxilares).
El uso de medicamentos innecesarios, y a veces peligrosos por sus reacciones secundarias, incrementa los costos de nuestros tratamientos. El uso profiláctico o postoperatorio de antiinflamatorios y antibióticos es un ejemplo contundente.
En mi condición de profesor titular de cirugía en la FOUBA, y con un plantel de 60 colaboradores docentes y asistenciales, llevé a cabo una encuesta que me demostró que el 70% de los mismos, en su práctica privada, indicaban antibióticos en forma regular aún en los casos en que la cirugía podía encaminarse efectívamente, a través de mecanismos locales como la cicatrización por segunda intención.
Existe también un costo diferido en los procedimientos quirúrgicos, relacionados con las pérdidas de dias de trabajo amparados en certificaciones que los justifican.
En un trabajo que publicara en la revista Odontología Bonaerense
( Incidencia económicosocial de la exodoncia. Año VII, N° 24, Diciembre 1985-Marzo 1986 ), sobre una población de 30 millones de habitantes, se perdían 4.600.000 días. Si a ello se sumaba el costo de la prestación, los medicamentos prescriptos, etc., la exodoncia originaba un costo superior a los 100 millones de dólares,( en dicho momento el cálculo se hacía sobre la base de un salario de 10 dólares por dia de trabajo ), sin considerar los costos por la reposición protética.
No cabe la menor duda que los costos de la atención odontológica marchan en relación directa al daño de las estructuras dentarias, y en relación con la caries dental, a medida que aumenta el deterioro de una pieza dentaria, el gasto en reparación se dispara notóriamente.
Llama todavía hoy la atención, una exagerada indicación de la exodoncia, por caries o enfermedad periodontal, evitando el tratamiento conservador, y ello no deja de preocupar si se tiene en cuenta que el 20% de los niños de 2 a 19 años, tienen caries sin tratar; entre el 60 al 90% de los escolares poseen altos índices de caries dental, ( sólo en los EE.UU de N.A, a los 17 años, la caries afecta al 78% de la población adolescente ) y el 95 % de la población mayor de 25 años experimenta la enfermedad en diversos grados, representando una de las cinco de mayor demanda de atención. En el mundo ( según la OMS ), la enfermedad periodontal afecta a la población de mediana edad, en un rango que oscila entre el 5 y 20%.
Todavía muchos colegas, por aceptación y a veces por imposición de sus pacientes, recurren a prácticas verdaderamente mutilantes, cuya reparación impone una carga financiera muy pesada para los individuos y para los servicios de salud en general muy superior a la práctica conservacionista.
Algunos implantólogos, han mostrado una actitud similar, tratando de convencer a sus pacientes de los eventuales beneficios del binomio extracción-implante.
Es innegable que el nivel de pobreza individual y estructural de la sociedad, es un factor significativo en la etiología y progresión de éstas enfermedades. Las poblaciones vulnerables y los entornos frágiles generan disparidades sustentadas en situaciones de extrema pobreza, conflictividad e inequidad social. Pero tambien es cierto que la atención de las mismas, cada vez más al alcance de los enfermos, no ha logrado un franco decrecimiento en su incidencia y prevalencia.
Hoy en dia, por acción de la multiplicación de los efectores públicos, por las Obras Sociales y por las entidades de Medicina Prepaga, un mayor número de pacientes pueden acceder a la atención odontológica.
En 1983, el total de prestaciones realizadas a través de los convenios de la FOPBA ( IOMA incluido ), ascendía a 2.100.000 en el año, y en 2011, tán solo el IOMA cubrió un total de 2.400.000 prestaciones.
El presidente del IOMA, anunció la realización de 3.100.000 consultas odontológicas en sus afiliados, de las cuales 240.000 corresponden a prestaciones preventivas, y casi un 13%, a través del "Programa para atención de los primeros molares".
Si se tiene en cuenta que dicha pieza dentaria está afectada en el 33% a los 7 años, y 63% a los 11 años, y que entre el 60 al 90% de los escolares tienen caries dental, sólo una política agresiva, que promueva una batalla frontal y persistente, puede resultar efectiva para mejorar los índices de salud dental.
En un reciente informe elaborado en forma conjunta por la OPS, la CEPAL y el PNUD, todos miembros de la ONU, se señaló que " el sistema de salud de Argentina es marcádamente desigual, no solo en forma individual, sino de acuerdo a las zonas en que se divide el país, estableciendo una fragmentación que se vió incrementada con la desregulación del mercado de la salud en la década de 1990.
No obstante haberse conseguido un incremento estimable en la cobertura por parte de las Obras Sociales y las empresas de Medicina Prepaga, la situación económica y el trabajo informal, han volcado un apreciable número de ciudadanos al sistema público, que si bien no es el mismo en todas las provincias, cubre a casi el 50% de la población ".
Los resultados del último Censo Nacional ( 2010 ), sin embargo nos ofrecen cifras inferiores que rondan el 36% de la población. Lo que ocurre es que muchos afiliados a las Obras Sociales o a las Prepagas, también utilizan el sector público en muchas oportunidades. Un hecho que logró la desregulación, es la libertad para la elección de Obra Social, y al mismo tiempo, una posibilidad
( irregularidad ? ) de transferir los aportes de las Obras Sociales a la Medicina Prepaga, lo que determinó que en éstos últimos años, casi un 20% de afiliados a Obras Sociales se pasaron a la Medicina Prepaga, instituciones que incrementaron en más de 4.000.000 sus afiliados.
Estas instituciones, no han mejorado los índices de salud, ya que han sido sobrepasadas en su capacidad de brindar una atención completa, eficiente y en tiempos razonables. Esta situación sin duda, influyó notáblemente en la utilización del sector público por parte de afiliados a las mismas.
Tal como expresáramos en publicaciones anteriores que analizaban los recursos que Argentina destina a la salud, hemos podido observar que los mismos son más que suficientes para brindar una atención adecuada en calidad y tiempo. También hemos visto que ello no ha ocurrido por múltiples factores. Como ya lo expresáramos, una situación de pobreza que afecta a una importante franja poblacional, una sociedad extremádamente desigual, un sistema de salud totálmente desintegrado y fraccionado, pero al mismo tiempo con sectores muy desconectados entre sí, un cúmulo de corruptelas y una verdadera falta de voluntad política para encarar un cambio radical en el sistema, impiden por el momento obtener, a través del derecho a la salud, una sociedad más justa, que aproveche el crecimiento y la estabilidad institucional para que los recursos, que nó son pocos, derrumben antiguas concepciones y apunten definitívamente a la equidad social. La equidad es un valor que forma parte de la ética social, de la bioética y de la justicia. Inequitativo es sinónimo de injusto.
La equidad no es sinónimo de igualdad, ya que ésta última es dar a todos lo mismo, mientras que la primera es dar a cada cual lo suyo.
(ver gráfica). La equidad, apunta a la justicia social, bien todavía escaso en el área de la salud. Hemos dejado el siglo XX, al que Julián Marías llamara el siglo de la justicia social, y habiendo transitado ya una quinta parte del siglo XXI, la decisión de cumplir con ella se halla todavía distante.
Los líderes políticos e institucionales deben comprender que la salud de un pueblo aporta a su cohesión social, que es el grado de consenso de los miembros de un grupo social, sobre la percepción de pertenencia a un proyecto que los conecta.
Sólo pensar en el futuro de nuestra gente, es un refugio de los desesperanzados; transformar los pensamientos en obra no es una utopía, nuestros dirigentes deben así entenderlo,
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