Un odontologo puede desempeñar normálmente sus tareas con
una disminución del 50 % o más de su capacidad auditiva o visual.
En el segundo caso, debe sin embargo recurrir al uso de gafas, lentes de contacto, o someterse a intervenciones quirúrgicas hoy disponibles y de rápida ejecución, que pueden devolverle la integridad sensorial total.
Sin embargo, como consecuencia del trabajo profesional, el odontólogo se encuentra expuesto a los accidentes oculares, caracterizados fundamentalmente por la introducción de cuerpos extraños provenientes del uso de instrumental rotatorio de alta velocidad, el rocío con agua contaminada, sangre o distintas soluciones en forma de spray, salpicaduras con hipoclorito, sin descartar las lesiones contundentes provocadas por instrumentos o aparatología de uso común en el consultorio dental que pueden impactar en los ojos al no ser elmpleados con la técnica, dirección y fuerza adecuados. Sin duda, la afección más frecuente es la conjuntivitis cuyos signos y síntomas pueden sintetizarse en :1.- Enrojecimiento o inflamación de la parte blanca del ojo o del
interior del párpado.
2.- Aumento en la secreción de lágrimas.
3.- Secreción amarillenta o verdosa.
4.- Picazón o ardor en los ojos.
5.- Mayor sensibilidad a la luz.
6.- Sensación arenosa en los ojos.
7.- Ojos o pestañas con lagañas.
La conjuntivitis puede responder a causas virales, bacterianas, alergenos o sustancias irritantes. Pueden curar espontáneamente, pero en muchos casos debe consultarse al oftalmólogo, principálmente cuando aparece dolor ocular, visión borrosa, enrojecimiento conjuntival marcado, y cuando el portador posee el sistema inmunitario debilitado o afecciones preexistentes en los ojos.
Se calcula, según estadísticas publicadas, que los accidentes oculares representan el 1.5 % de todas las causales de morbilidad incapacitante del odontólogo, y algunas de ellas son permanentes.
Dejando de lado las alteraciones más comunes de la vista, como la miopía, hipermetropía, presbicia y astigmatismo, resulta conveniente poner el acento en la " enfermedad diabética del ojo ", que resume un grupo de problemas que pueden desarrollarse en las personas portadoras de la enfermedad, y que pueden evolucionar desde una pérdida severa de la visión, hasta la ceguera.
La retinopatía diabética, en sus distintos grados, afecta a casi la mitad de los diabéticos, y en muchos casos la sintomatología aparece cuando la enfermedad está avanzada. Por ello su detección temprana, es la mejor prevención. Tambien la fotorretinitis que puede causar el uso inadecuado de la lámpara halógena responde al peligro que entraña una radiación de longitud de onda de unos 500 nanómetros. Esta lesión puede ser irreversible cuando la exposición es larga y sin protección de filtros naranja a la salida de la fuente de luz o al empleo de lentes apropiadas.
El láser de alta intensidad puede producir quemaduras en la córnea, conjuntivas, cristalino y retina, que pueden evitarse con el uso de gafas especiales. También el uso de ordenadores puede originar fatiga visual y sobreesfuerzo de acomodación del cristalino.
El glaucoma, puede ser uni o bilateral y obedece generalmente a un daño del nervio óptico originado en un aumento de la presión intraocular.
El control de dicha presión, puede evitar el daño neuronal que se caracteriza en sus inicios por una pérdida de la visión lateral.
Los odontólogos con edades superiores a los 50 años, pueden desarrollar también la " degeneración macular ", que puede ser progresiva, y si bien no es curable, es factible de controlar con la ingesta de vitaminas y minerales.
La catarata es hoy en día, una enfermedad que responde al empleo de la cirugía, consistente en el reemplazo del cristalino por una lente mediante un procedimiento rápido y simple.
El odontólogo, en su diaria tarea, se halla expuesto al riesgo de adquirir enfermedades en su visión debido al esfuerzo que conlleva el trabajar en un área pequeña, que requiere un alto grado de concentración sensorial, y al mismo tiempo, si no se recurre a una adecuada protección, el ojo puede lesionarse, infectarse y traumatizarse como consecuencia del trabajo profesional.
Las modalidades del ejercicio de su profesión, le imponen al odontólogo riesgos suplementarios a su común existencia, y ello supone la búsqueda de una fuerza de reserva que le permita enfrentarlos y vencerlos, lo que se adquiere a través de la rígida aplicación de algunas sanas medidas de protección y minuciosas reglas de vida, pero siempre asumiendo que las soluciones no han de provenir solo de su preocupación individual, sino amparándose en regímenes de seguridad social que se ocupen de la prevención de los riesgos, y del tratamiento de las afecciones en individuos que ejercen la misma profesión.
Las contingencias sociales a que se encuentra expuesto el odontólogo son, por un lado las generales que afectan a la sociedad, y por otro, las particulares que lo afectan por el solo hecho del ejercicio de su profesión.
Los regímenes de seguridad social para odontologos, pueden constituir una vía para atenuar la problemática, y mucho más en una sociedad como la actual, en la que el lucro cesante que conlleva la incapacidad transitoria o permanente, puede desequilibrar las más sólidas economías y dejar en la indefensión a quien en su plena capacidad productiva, pudiera considerarse exento de la adversidad.
Segundo jueves de Octubre : DIA MUNDIAL DE LA VISIÓN
" NO MÁS CEGUERA EVITABLE,
SALUD OCULAR UNIVERSAL" (OMS)
SALUD OCULAR PARA LOS ODONTOLOGOS
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