Ningún profesional de la salud, ignora que en los establecimientos educativos en los que obtuvo su graduación, es muy poco lo que se habla y enseña sobre salud pública.
En las facultades y escuelas de odontología, fuera de alguna asignatura específica que transmite conocimientos sobre prevención y salud comunitaria, la salud pública no se aborda con la intensidad que se requiere y que cada materia u orientación de la currícula debiera incluir sin excepciones.
La presencia de escuelas de salud pública a nivel universitario es común en la mayoría de los paises, y abarca una enseanza de posgrado cuya duración fluctúa entre uno y tres años de cursada para obtener el correspondiente título de especialista.
Estas escuelas albergan una escasa proporción de profesionales de las ciencias de la salud, y especiálmente de odontólogos, los que pueden, en alguna de ellas, contarse con los dedos de una mano.
Si trasladamos ésta situación al ámbito de los funcionarios del área de la salud y de los propios legisladores en su conjunto, observamos la poca importancia que se les asigna, para su elección, a quienes poséen dichos conocimientos, y en muchas oportunidades, con absoluta liviandad, toman decisiones que comprometen las políticas destinadas a la atención de la salud.
También es justo reconocerlo, que en algunas ocasiones en que el parlamento dió a luz alguna legislación que intentaba poner órden sobre el tema, los planes que surgían de las normativas fueron olímpicamente ignorados, cuando nó, desencadenaron aventuras conspirativas que los convirtieron en elegante letra muerta.
Faltan apenas unos escasos meses para que se cumplan veinticinco años de la " Declaración de Rio " patrocinada por la OMS, y podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que muchas de sus propuestas no se han cumplido, ya por inacción de los gobiernos, o porque se esterilizaron en la compleja trama de la burocracia estatal, o lo que sería peor aún, porque la asignación presupuestaria los consideró como un gasto pasible de administrar con criterios eminéntemente crematísticos.
He desglosado el último punto de la declaración, para exponerlo con mayor énfasis en virtud del compromiso y obligación que entraña a quienes fijan y conducen las políticas del país, que firmó en su momento su acuerdo con la Declaración, y que su incumplimiento conlleva una grave situación para los gobiernos signatarios.
" EL ALCANCE DE LOS MAYORES NIVELES DE
EQUIDAD, LA SEGURIDAD DE UNA ACTIVIDAD ECONÓMICA QUE SEA ECOLÓGICAMENTE SUSTENTABLE
PARA LAS PRESENTES Y FUTURAS GENERACIONES, Y LA PROMOCIÓN DE UNA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA EN LA CUAL AQUELLOS QUE TOMAN DECISIONES ACERCA DE LA SALUD SEAN RESPONSABLES ANTE QUIENES VEAN AFECTADA LA SUYA, SON ELEMENTOS ESENCIALES PARA LA PROMOCIÓN INTEGRAL DE LA SALUD "
Y finaliza la declaración
En el último "Indice de Capital Humano" elaborado por el Banco Mundial, en base a los informes proporcionados por los paises, se ha establecido un puntaje que significa la distancia que separa a un niño que nace hoy, de la frontera de "educación completa" y "plena salud". El límite de puntaje de 0.70, significa que el potencial de ese niño de generar ingresos en el futuro, será un 30 % inferior al que podrían haber alcanzado en un contexto de educación completa y plena salud. Argentina se encuentra por debajo de dicho límite (061), equiparado al de México, 6 puntos por debajo de Chile, y 19 puntos por debajo de Canadá y Australia, paises éstos últimos con los que nuestro país disputaba en las primeras décadas del siglo XX, con éxito, su ubicación en cuanto a crecimiento y desarrollo a nivel mundial. Basta revisar un viejo diccionario de la lengua española que se exhibe en éste artículo.
Es de esperar que las actuales autoridades y quienes los continúen en el marco del esquema democrático, asuman la responsabilidad que les compete en virtud de los compromisos contraidos.
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