La investigación e información epidemiológica, representa sin duda un aporte sustancial para el avance de la ciencia, la prevención de las enfermedades y la recuperación de la salud.
Al mismo tiempo, expresa los avances y retrocesos en materia sanitaria y permite confrontar con las cifras que ostentan otras latitudes, lo que nutre de experiencias dispares que ayudan a la planificación estratégica.
Existen ya numerosas patologías de cuya ocurrencia deben informar los centros de salud y los profesionales en general, cumpliendo con su obligada notificación ante los organismos específicos, con lo que se pueden trazar tendencias epidemiológicas sobre cuya base se establecen las políticas del sector.
También existe un compromiso de los gobiernos en hacer llegar dicha información a las organizaciones internacionales de la salud, las que procesan dichas cifras a los efectos de delinear políticas globales.
Siendo la caries dental una de las enfermedades no transmisibles más difundidas en el mundo, y salvo honrosas excepciones, la mayor parte de los paises no le asignan la importancia que requiere, y aún en aquellos casos en que la información epidemiológica llega a los organismos mundiales o regionales de la salud, suelen ser fragmentarias, no representan a la totalidad del país, o peor aún, son recogidas a través de mecanismos incorrectos.
Desde la primera encuestaa llevada a cabo por Emile Magitot en Francia en el siglo XIX a los efectos de obtener un mapeo epidemiológico de la caries dental, puede asegurarse que recién en la segunda mitad de la década de los 60 del siglo XX, se procede seriamente a un abordaje técnico-científico de la cuantificación de la caries en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asume dicha responsabilidad con la creación de la Unidad de Salud Oral.
La epidemia de caries dental asociada a la revolución industrial, incita a la OMS en 1962 a tratar de unificar la metodología de recolección de datos y su posterior notificación.
En aquellos años la enfermedad era súmamente grave en los paises industrializados, y de menor severidad en los paises en desarrollo, datos que luego se fueran revirtiendo según pudo constatarse a partir de la primera encuesta global en 1974
El índice tomado como referencia para la recolección de datos, fué el ya conocido CPO (diente cariado-perdido-obturado) que fuera desarrollado por Klein, Palmer y Knutson en 1935 en EE.UU, aplicado en niños de 12 años.
La OMS considera dicha edad como estratégica, por entender que representa un punto vulnerable e intermedio del período de vida en el que es mayor la incidencia de caries.
Esta elección en su momento, de los 12 años, en realidad mide la gravedad de la caries en niños que poséen sus dientes desde un corto tiempo, y por lo tanto no han estado expuestos a los riesgos de contraer la enfermedad y a sus condicionantes sociales en las condiciones que la ciencia fué esclareciendo más adelante. Una revisión de dicha edad, o el agregado de otros momentos de la vida para aplicar el ídice CPO no debe descartarse hacia el futuro.
En Argentina, los índices se establecían a través de la Dirección de Sanidad Escolar con un criterio más administrativo que estadístico, y los datos obtenidos no eran demasiado confiables. Cifras que oscilaban entre un CPO 3 y 10, daban a entender que, o las muestras no eran significativas, o los análisis eran súmamente fragmentarios.
Recién en 1987 se obtiene un mapeo nacional que hace variar las cifras obtenidas entre 3 y 5 . Resultaba si muy interesante en el país, la obtención de datos sobre la salud bucodental en los jóvenes
de 20 años (luego fué de 18), etapa de sus vidas en la que se incorporaban al servicio militar obligatorio. Previo a dicha incorporación, se les practicaba un exhaustivo estudio de su estado de salud que incluía por cierto el examen bucodental, y que llamatívamente permitía constatar que una importante cantidad de dichos jóvenes eran exceptuados de la obligación como concecuencia de su deficiente estado bucal, que establecía como límite la presencia de más de 6 pérdidas dentarias en las que quedaban comprendidas la ausencia de dientes y las superficies afectadas en forma profunda. La gratificación se centraba en que la sanidad militar se ocupara de los conscriptos que quedaban debajo de esa cifra y se incororaban al sistema por el lapso que oscilaba entre uno y dos años. La desaparición del servicio militar en la década de 1990, determinó que tanto el control como el abordaje de las necesidades de atención quedaran también suspendidas.
Volviendo a la tarea que asumiera la OMS, con el objetivo de construir el Banco de Datos sobre Salud Bucodental en 1965, se seleccionaron 80 paises dispuestos a colaborar, los que debían informar los resultados de su CPO global en base a la realización de encuestas, rastreo de publicaciones serias, informes oficiales de muestreos aleatorios y estimaciones fidedignas de organismos públicos.
El 68 % de los paises desarrollados disponían de datos concretos, en comparación con los paises en transición que solo disponían el 32 %, y cuyos datos no eran del todo confiables. En Europa respondían satisfactoriamente el 50 % de los paises seleccionados, y en las Américas solo lo hacía el 26 %.
Los mapeos mundiales que se obtuvieron en las tres ocasiones que se exponen en los gráficos resultaban muy variables. En América estaban influidos por condiciones que derivaban de los distintos lugares de obtención de datos, tales como las zonas urbanas, periurbanas o rurales, y también por el tamaño de las muestras aportadas, que en el 34 % de los paises oscilaban locálmente en los mil casos, y en el 13 % en tan solo trescientos.
Del escrutinio de toda ésta información obtenida, la OMS concluyó que los paises pueden dividirse de acuerdo a su CPO global de la siguiente manera :
Argentina en 1969 calificaba como alto en su CPO global. En 1993 pasó a un nivel intermedio, y en 2003 mantuvo dicha calificación.
Por estimaciones internas, puede asegurarse que en los 13 años subsiguientes no ha habido un cambio sustancial, hecho ligado al alto grado de falta de acceso de la población a los servicios dentales (más del 50 %).
Por otra parte, no existe un sistema de recolección de datos confiable y permanente en el país, razón por la cual no se elevan informes a los organismos internacionales de la salud, condición que experimentan en mayor o menor grado gran parte de los paises de la región, según puede observarse en la lista de los paises que cumplieron con dicho requisito en uno de los últimos informes de la OMS que se exponen a continuación:
Se ha difundido desde una óptica comercial, que los mapeos son construcciones imaginarias que corren paralelas a la eficacia de las campañas publicitarias relacionadas con productos y tecnología para el cuidado de los dientes del público en general.
La industria de las pastas dentales, informa sobre el consumo per cápita de dicho producto en diversos paises, estimando que, siendo una de las principales medidas para la prevención de la caries dental, debiera correponderse con el estado de salud bucodental de la población, sin tener en cuenta que dicho producto es solo un mínimo coadyuvante de la tecnica preventiva que es el cepillado dental.
Las cifras de consumo que consigna la industria en algunos paises son :
Perú...............................138 g. por habitante por año
Argentina.......................300 g. " " " "
Uruguay..........................300 g. " " " "
Chile...............................460 g. " " " "
México............................500 g. " " " "
Colombia.........................500 g. " " " "
Unión Europea................ 700 g. " " " "
Brasil............................... 1 Kg. " " " "
Estados Unidos............... 650 g a 2 Kg. " " "
Si la correspondencia fuera tán lineal entre el índice CPO de un país y el consumo de pasta dental per cápita, no se podrían observar las discrepancias que se perciben en los mapeos expuestos. Así vemos como México, que ostenta un bajo índice en las primeras mediciones, presenta un consumo mediano de pasta dental. Tampoco se observa una correspondencia entre el alto consumo de los EE.UU. y sus bajos índices de salud dental, si se tiene en cuenta que las personas de entre 3 y 19 años, tienen el 20 % de las caries sin tratar.
Por todo lo antedicho, surgen una serie de consideraciones que vale la pena remarcar. La OMS ha establecido como cifra ideal del CPO para un país la de 1.5, aunque admitía que para el año 2015 resultaría una cifra aceptable alcanzar un CPO de 3, meta que sin duda no ha sido alcanzada en las Américas.
No obstante, resulta indispensable que cada país mantenga vigente un régimen estable de recolección de datos para aportar a los organismos internacionales, pero fundamentálmente para poder fijar metas y establecer mecanismos que apunten a una disminución de los índices de caries dental.
Cabe consignar que Argentina cuenta con una infraestructura educativa primaria de más de 20.000 establecimientos, a los que concurren casi 500.000 alumnos del último grado (la mayor parte de ellos con 12 años de edad promedio).
Si bien la recolección de datos no necesariamente debe cubrir la totalidad de los educandos, una cifra razonable y significativa para muestra del país no debiera ser inferior al 20 % del total, con lo que serían encuestados casi 100.000 niños, por supuesto tratando de abarcar las dispares ubicaciones geográficas y los distintos estamentos socioeconómicos.
Las plantas de odontólogos comunales y provinciales son más que suficientes para asumir el compromiso de evaluar a los 100.000 niños, y si se asignaran anualmente un número de 100 niños a cada profesional (16 horas de trabajo para informar el CPO), 1000 odontologos que ya pertenecen al sistema público de salud serían más que suficientes para encarar dicha tarea, que servirá de base para elaborar los planes de salud con base epidemiológica y en acuerdo a las necesidades de la población.
No puede haber planeamiento si se carece de estadísticas serias. Puede discutirse la filosofía del planeamiento, jamás su necesidad, y su basamento lo constituye la disposición de una información epidemiológica confiable.
Una complementación entre las areas de la salud y la educación, resultará al efecto como estríctamente indispensable. Resulta reconfortante sin embargo, saber que no obstante las dificultades que se interponen a la tarea de mantener actualizado un estudio regional sobre una patología tan extendida, en los primeros días de Abril de 2018, ha quedado constituida el OICAL ( Observatorio de Investigación sobre Caries Dental en América Latina ), institución fundada en la ciudad de Lima, con recursos profesionales que integran la IADR ( Internacional Association of Dental Research ). Bienvenida ésta excelente iniciativa.
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