El fraccionamiento desmedido del conocimiento, producido en las últimas décadas,ha generado una avalancha de información científico-técnica volcada en textos, revistas, periódicos y otros medios de comunicación, que descolocan rápidamente a quien quiera mantenerse medianamente actualizado, e impulsan a los estudiosos a optar por convertirse en superespecialistas o en generalizadores superficiales. Las Facultades, las Instituciones Profesionales y algunos grupos privados disfrazados de institutos de pos-grado, en su pretensión de no quedar a la zaga entre los poseedores del conocimiento, tratan de incorporar buena parte de lo que se produce en el mundo, y transmitírselo a sus educandos.
De ésta manera, y sin pretenderlo, se convierten en una fuente de inseguridad e incertidumbre, y en algunos casos, en promotores de una verdadera anarquia intelectual.
Así la explosión científica, promoviendo la excesiva fragmentacióndel conocimiento, mantiene abierta la brecha entre el ritmo de su expansión y la posibilidad de su asimilación.
Resulta imprescindible por tanto, que las instituciones formadoras del recurso humano, tánto de pre, cómo de ´post-grado, lleven a cabo una atenta programación académica determinando con precisión el volúmen de información que debe volcarse en sus actividades docentes,yla forma en que deben hacerlo, tratando de no crear expectativas desmedidas en cuanto a su aplicación inmediata. En el ámbito de la Odontología resulta frecuente el dictado de cursos para el " práctico general " sobre conocimientos que atañen a verdaderas especialidades, y nó como una simple información, sino cómo una posibilidad de aplicación sobre los pacientes, lo que entraña un despropósito tánto científico cómo ético. En otros casos, se tratan de fundar verdaderas seudoespecialidades sobre la base de conocimientos y destrezas que el estudiante de pregrado ha recibido y practicado en forma exhaustiva.
Una verdadera industria del pos-grado se ha instaurado en los últimos años, y no en todos los casos el fin apunta a una misión estríctamente docente. Motivaciones, inconfesáblemente económicas rondan dicha actividad, y generan en muchos profesionales un insano deseo de su pronta aplicación para lograr el resarcimiento de su costo.
Un tema que tambien merece ser analizado es la tendencia a una excesiva fragmentación del conocimiento, con lo que se consigue fomentar la cración de superespecialidades, con el resultado de una pérdida de noción del todo biológico. A ésta tendencia , Jose Ortega y Gasset lo llamó "especialismo" como contraposición a la especialización, que es aceptable y debe ser promovida.
Decía el preclaro filósofo español, que el superespecialista
"estudia tánto de tán poco, que llega a saber casi todo de casi nada".
La Odontología no necesita por ahora superespecialistas, pero tampoco debe estimular la creación de generalizadores superficiales, que tánto daño le hacen a la profesión.
Estimo oportuno complementar ésta entrada, con una publicación relacionada al tema considerado.
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