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lunes, 1 de julio de 2019

PUEDEN LAS INFECCIONES DENTALES LLEVAR A LA MUERTE ?

El uso y abuso de los antibióticos, y la capacidad de mutación que han adquirido los microorganismos, pueden dar por tierra con una serie de avances científicos que habían conseguido dominar la mayor parte de las infecciones bacterianas que afectaban a los seres humanos desde los tiempos bíblicos.
La aparición de las llamadas superbacterias, resistentes a las drogas antiinfecciosas disponibles, pueden conducir a la muerte de los enfermos que, no hace mucho tiempo, eran controladas por los medicamentos de uso habitual.
Es tal vez, como lo manifiesta The Lancet, " una de las amenazas más graves en la historia de la medicina ".
Un siglo de avances daría por tierra, y se especula que, de no aparecer nuevos fármacos, los índices de mortalidad se retrotraerían a prácticamente unos 100  años atrás.
Las intervenciones quirúrgicas, los trasplantes, y aún las enfermedades causadas por gérmenes hasta ahora fácilmente controlables, resultarían profundamente afectadas para su abordaje, y sin duda obligaría a adoptar medidas que incrementarían notablemente los costos, aún sin tener la seguridad de poder dominar dicha situación.
Según lo manifiesta la O.M.S, los paises de América Latina son vulnerables a la creciente amenaza de resistencia a los antibioticos, lo que ha determinado que desde 1996 se estableciera un sistema de vigilancia coordinado por la O.P.S, en el que participan 21 naciones a través de sus laboratorios especializados, teniendo en cuenta que en la región   se emplean en exceso y se comercializan en forma inapropiada. Vale consignar, que sin una droga apropiada, las tasas de mortalidad en infecciones oscila entre el 40 y 60 %.
Sobre las causas de éste acuciante problema, ya nos hemos expresado en publicaciones anteriores del blog, por lo que vamos a obviarlas, pero no resulta ocioso volver a insistir sobre la responsabilidad que les cabe a los profesionales de la salud por el abuso de los antibióticos en estados virales, por el empleo de dosis insuficientes, y en cuanto a los propios enfermos, por la facilidad con que acceden a dichas drogas, con lo que la automedicación es una práctica de todos los días.
La resistencia que han desarrollado las superbacterias, ha transformado en casi inoperantes las últimas armas que se disponían, tal el caso de los carbapenémicos, hecho que ha preocupado al " Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades " ( ECDC ).   Las infecciones en las vías respiratorias, urinarias y digestivas, como las que afectan la sangre, se han visto incrementadas y su letalidad se ha casi duplicado en Europa como consecuencia de la resistencia del E. Coli a las cefalosporinas, de la misma manera que la Klebsiella. Las cefalosporinas de tercera generación ya no poseen el efecto deseado en la gonorrea, para la que constituyen la última opción de tratamiento.  En cuanto al Staphylococcus aureus resistente a la meticilina, muchas infecciones de piel y cavidad bucal se han tornado muy peligrosas. 
El 25 % de las infecciones que cedían con el empleo del "acinetobacter", ya no responden a dicha droga, y ello obliga al empleo de procedimientos y terapias invasivas, no siempre con los  resultados esperados.
Las infecciones dentarias, que responden hasta el momento a los clásicos antibióticos que actúan sobre las cepas que las producen, ya comienzan a prolongar el curso del tratamiento, a requerir un aumento en las dosis y a tener que ser auxiliadas por el debridamiento de los tejidos, los drenajes o intervenciones no requeridas hasta no hace mucho tiempo. Las bacterias resistentes a los antibióticos resultan más preocupantes en los niños y adultos jóvenes. Las enterobacterias han desarrollado una betalactamasa de espectro extendido que resulta invulnerable a los antibióticos más potentes, especialmente los que se administran por la vía oral.
Las cefalosporinas de 3a generación han sido afectadas por ésta situación ( Journal of the pediatric infections diseases society ).
Este efecto no solo se ha comprobado en los centros hospitalarios,  sino también en pacientes ambulatorios, por lo que ya se están recomendando terapias por vía intravenosa bajo control en unidades de internación. En los EE.UU se ha comprobado que uno de cada 25 pacientes internados ha contraído una infección durante su estadía, lo que representa a casi el 4 % de todos los enfermos hospitalizados, con una letalidad del 11 % de los afectados.
La neumonía representa el 22 % de las causales de infección, aunque también son responsables el uso de implementos y dispositivos y otro 22 % se adjudica a infección de la herida quirúrgica.  Clostridium difficile es el gérmen de mayor preponderancia en éste último caso, con una participación en el 12 % de las infecciones, aunque también lo hacen el Estafilococus aureus en un 11 %, la Klebsiella en un 10 %, la E. Coli en un 9 % y el Enterococo en un 9 %.

La presencia de éstos gérmenes no siempre debe adjudicarse al ámbito hospitalario. Se acepta que la introducción de los microorganismos en los ámbitos de atención de pacientes quirúrgicos, también puede deberse a la presencia de acompañantes y a la portación de los mismos en el instrumental, equipamiento y lencería.
En un informe de la Universidad de Tel Aviv, se pone de manifiesto que en 2010, 1500 personas murieron por la ausencia de antibióticos para el control de determinadas infecciones, lo que indujo a los investigadores al desarrollo de una proteína sustituta de dichos medicamentos, con una marcada acción antibacteriana, y que estaría relacionada a algún tipo de bacteriófago, droga cuya disponibilidad data de 1920, que no afecta la célula humana pero infiltra y destruye los virus y bacterias acoplándose a los receptores que los microorganismos poseen en su superficie y que responden a la estructura química de los lipopolisacáridos, ácidos teicoicos, proteínas o flagelos, a través de los cuales inyectan material genético al interior del virus o bacteria.
Las investigaciones apuntan a desentrañar el papel de los fagos en cada tipo de bacteria, ya que son específicos, tal el caso del T7, que posee 56 genes, alguno de los cuales destruye a la E.coli.  El gen 0.4 que han podido aislar los investigadores de la UdeTA, podría representar un avance para el control de algunas bacterias específicas, aunque todavía deben vencerse ciertas etapas de la experimentación, y según algunos investigadores, a la larga también podrían desarrollar resistencia bacteriana.
En Rusia, el empleo de los fagos específicos se viene dando desde la primera guerra mundial, y los avances que se consiguieron están poniéndose a prueba también en Europa Occidental.
De no mediar avances significativos en la lucha contra las bacterias, habrá que estar preparado para enfrentar infecciones hospitalarias y aún extrahospitalarias, letales sin remedio para la humanidad.
Pero en el mientras tanto, todas las medidas ya aconsejadas para evitar el mal uso de los antibióticos, para fortalecer las defensas naturales del organismo, y para evitar la introducción de los gérmenes en los ámbitos de atención, deben mantenerse vigentes.
El problema hasta aquí planteado es de tanta gravedad, que ameritó que en 1916 las Naciones Unidas (ONU), produjo la " Declaración Política de la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General sobre la Resistencia a los Antimicrobianos ", alentando a los paises para hacerle frente.  En dicha oportunidad, se creó en forma conjunta con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el " GRUPO IACG " que debía proporcionar orientaciones prácticas sobre los enfoques necesarios para garantizar una acción mundial, eficáz y sostenida, para hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos.
En dicho informe, el grupo eleva un mensaje clave en el que manifiesta que, la resistencia a los antimicrobianos, plantea una crisis mundial que pone en riesgo un siglo de avances en materia de salud y el logro de los "objetivos de desarrollo sostenible".
Como los factores que impulsan la resistencia a los antimicrobianos se encuentran en los seres humanos, los animales, las plantas, los alimentos y el medio ambiente, es esencial una respuesta sostenida con el enfoque de " UNA SALUD ", para involucrar y unir a todas las partes interesadas en torno a una misión y unos objetivos compartidos.
  


En el informe del grupo IACG ( Interagency Coordination Group on Antimicrobial Resistance ), se elevan una serie de recomendaciones de aplicación práctica y factible a los fines deseados, basados en la estrategia de " UNA SALUD " de la OMS.
RECOMENDACIONES :

A- : Acelerar los progresos en los paises

B- : Innovar para asegurar el futuro :

C- : Colaborar en aras de una acción más eficáz :
D- : Invertir en una respuesta sostenible :

E- : Fortalecer la rendición de cuentas y la gobernanza mundial :


Todas éstas recomendaciones, al mismo tiempo de quedar enmarcadas dentro del enfoque de " Una Salud ", también apuntan a insertarse en los " Objetivos de Desarrollo Sostenible " ya expresados con anterioridad por la ONU.
Evaluadas todas las recomendaciones, y con la ayuda de expertos que llevaron a cabo una profusa tarea de investigación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dictó una serie de normas que aconsejan a los profesionales médicos, odontólogos y veterinarios sean aplicadas en los casos de infecciones, y siempre dependiendo del diagnóstico de cada cuadro y de las posibilidades de acceso a los fármacos aconsejados.
La OMS ha promovido una sigla denominada " A Wa Re " que engloba tres categorías de infecciones, para las que propone el empleo de determinados antibióticos :

             A : Access ( acceso )
             Wa : Watch ( alerta )
             Re : Reserve ( reserva )

Los antibióticos recomendados para cada categoría de infecciones son : 
            A :  Amoxicilina y Cloxacilina como opción preferida para
                   infecciones comunes y graves variando la dosis y el
                   tiempo de administración.

            Wa : Ciprofloxacina y Eritromicina para indicaciones
                     específicas y limitadas.

            Re : Colistina y Linezolid como último recurso. 

Las bacterias no hacen distingos. La infección dental es producida por los mismos microorganismos que en cualquiera otra parte del organismo, y su mayor o menor gravedad depende de factores locales y generales, por tanto la rutina para abordarla debe responder a los lineamientos de la aplicación general de las terapias antiinfecciosas.
Está en nuestras manos, gran parte de la responsabilidad que todos los profesionales de la salud asumen cada vez que toman una lapicera en su mano y se disponen, diagnóstico correcto mediante, a recetar un antibiótico, sabiendo a conciencia que dicho acto se debate entre la curación de un proceso infeccioso y la aceleración de los mecanismos que impactan en la resistencia a los antimicrobianos.

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