Ser docente en una universidad pública es una elección de vida, es creer en nuestra posibilidad de aportar y devolver a la población todo lo que la universidad, soportada económicamente por ella, nos dió al permitirnos una formación profesional que encauzó nuestras vidas, y halagarnos con la posibilidad de transmitir nuestros conocimientos y valores a las jóvenes generaciones.
Me incorporé a la docencia universitaria en 1956, siendo todavía alumno de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires, y desarrollé una carrera que me permitió avanzar, lenta pero progresivamente hacia mis metas ansiadas.
Interrumpí la docencia por propia determinación, cuando un gobierno de facto arrasó con la libertad y la democracia que son los insumos más preciados para lograr un desarrollo armónico del estudiante universitario. La "noche de los bastones largos" me impulsó a abandonar el aula, a sabiendas que algún día regresaría a ella. No obstante, continué dictando cursos en instituciones profesionales, tal como la Asociación Odontológica Argentina, en la que tambien me desempeñé como codirector de la carrera de especialización en Cirugía y Traumatología Bucomáxilofacial. Y así fué, que el advenimiento de la democracia en 1983, me encontró nuevamente en la tarea de enseñar, pero también de aprender, y escalando posiciones llegué a ocupar el máximo cargo del escalafón docente, el de profesor titular de la Fouba a través de un concurso libre, por antecedentes y oposición.
Culminado el período estatutario de siete años, volví a concursar, y nuevamente obtuve el preciado lauro hasta mi retiro.
El "Día del Docente Universitario" en Argentina no es una fecha muy conocida, aún para los propios docentes, no es la recordación a ninguna figura en especial, no es ni siquiera un feriado significativo, pero responde sin duda a las largas luchas de los docentes universitarios, por un reconocimiento de la labor que desarrollamos para insertarnos como agentes imprescindibles del desarrollo nacional.
La docencia, la investigación y la extensión, se constituyen así en herramientas útiles para dicho desarrollo, generando conocimientos, transmitiéndolos a nuestros educandos y ayudando a la comunidad a mejorar sus niveles de vida.
Sea ésta recordación, un agradecimiento a mis maestros, un recuerdo imborrable para quienes fueran mis colaboradores y un especial cariño para mis alumnos, ya que sin ellos el docente dejaría de ser lo que realmente es.
