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sábado, 14 de diciembre de 2013

EL IMPACTO DE LAS CIENCIAS SOCIALES EN LA SALUD ( segunda parte )


         ODONTOLOGIA Y CIENCIAS SOCIALES

En la primera parte de ésta publicación hacíamos referencia a la Conferencia Sanitaria Panamericana de 1986 como un llamado de atención hacia la necesidad de interacción entre las profesiones de la salud y las ciencias sociales. En realidad el tema ya había despertado ciertas preocupaciones desde el momento en que la OMS elaborara una nueva definición de salud, no ya solo como la ausencia de enfermedad, sino como el "completo estado de bienestar físico, mental y social", hecho que ocurriera en el seno de la Asamblea General en 1978, y que respondiera a la recomendación surgida de la del año 1974 en la que se recomendaba "explorar nuevas vías para actuar con más eficacia en la lucha para eliminar las disparidades chocantes en salud y servicios sanitarios "
La conferencia de Alma Ata, con la asistencia de 134 estados miembros y otras 67 organizaciones fijó algunas pautas al respecto, y el propio Dr. Mahler, director de la OMS elaboró una serie de preguntas a los asistentes entre las que me permito señalar : " Están ustedes dispuestos a enfrentarse seriamente con el abismo que separa a los privilegiados de los desposeídos en materia de  salud y adoptar medidas concretas para reducirlo ?, y " Están ustedes dispuestos a velar por la planificación y aplicación adecuadas de la atención primaria de salud, en un esfuerzo coordinado con otros sectores interesados a fin de fomentar la salud como contribución indispensable para mejorar la calidad de vida de cada individuo, familia y colectividad, como parte del desarrollo socioeconómico general ?. Estas insinuaciones sobre la multicausalidad de la enfermedad, quedaron plasmadas en la propia declaración final, cuando se menciona a " la salud como un derecho humano fundamental, y que el logro del grado más alto posible de salud es un objetivo social sumamente importante en todo el mundo, cuya realización exige la intervención de muchos otros sectores sociales y económicos, además del de la salud ".
La odontología, como ciencia de la salud, no puede quedar excluida de ésta concepción, y el tema ya fue abordado en numerosos cónclaves de dirigentes, instituciones y de los propios odontólogos en particular.
Un Comité de Expertos de la OMS, fijó las bases en 1962 sobre una adecuada formación de los odontólogos para afrontar los cambios que  requería el modelo flexneriano impuesto en la primera década del siglo XX en la enseñanza de las ciencias médicas. En 1989, un nuevo Comité de Expertos en Elementos Esenciales de la Formación de Personal de Salud Bucodental, se reunió en Ginebra y delineó las estrategias y los conceptos de atención de salud promovidos por la OMS, exigiendo una distribución equitativa de los servicios, la puesta en práctica de las investigaciones y nuevas tecnologías a la mayor brevedad posible, una eficiente asignación de recursos, y una mayor flexibilidad del personal de salud dental por medio de una formación más amplia que lo capacite para enfrentar los desafíos de los nuevos paradigmas de la salud y de las demandas cambiantes de un público cada vez mejor informado. Al mismo tiempo advertía que la atención bucodental se convertiría en una disciplina cada vez más estrechamente vinculada a la atención de la salud general. De conformidad con ello, el medio educativo en el que se desenvuelve  el personal de salud bucodental deberá permitir el establecimiento de vínculos estrechos con el personal docente y de investigación de las ciencias biomédicas, sociales y clínicas. Se ponía el acento en que " sería desastroso aislar la formación en salud bucodental de otras disciplinas importantes para la atención de la salud ".
El " Modelo Social " de ejercicio profesional que ya se había comenzado a aplicar en la década de los 70 en varias facultades latinoamericanas, implicaba la formación del personal inclinado hacia una atención integral y continua de las personas en el seno de su familia y colectividad, con base en la socioepidemiología de los problemas del componente bucal de la salud.
La formación integral humana, científica, técnica y social era la característica que se impulsaba para los nuevos diseños curriculares, y por tanto, se proponía una renovación del interés por la formación en cultura general, los valores sociales, la ética y la integración multidisciplinaria, siempre con la participación activa de la comunidad.
Considerar que los 10.000 niños menores de 5 años que mueren por año en nuestro país, como los índices abultados de enfermedad bucodental que abarcan al 95 % de nuestra población, y que nos ofrecen un CPO de 3 o más en los niños mayores de 12 años, no pueden ser abordados con recursos profesionales formados solo para enfrentar la enfermedad tal como se nos presenta.
Un dominio efectivo de los determinantes, condicionantes y predisponentes sociales de salud o enfermedad se requiere hoy día por parte de los prestadores de salud. Los factores de riesgo no son solo biológicos, y en muchas oportunidades se hallan ligados a la educación, hábitos, lugar, comunidad, políticas, cultura y familia, y el componente epidemiológico debe constituir la base para encarar el estudio de las causas, su comparación y una mirada poblacional,  que permita graduar la intervención, establecer una logística, gestionar los recursos, coordinar las acciones, fijar prioridades, coordinar los esfuerzos, monitorear los resultados y analizar la información, todas acciones para las que el personal debe estar adecuadamente formado y estar rodeado de recursos profesionales interdisciplinarios que trabajen en equipo para arribar a un resultado eficiente y eficaz.
Las facultades de odontología, a la vista de todas las propuestas surgidas de los organismos internacionales de la salud, y de las necesidades que sus cuerpos docentes detectaban en sus propias comunidades, optaron por encarar reformas curriculares que se orientaron sencillamente a la incorporación de cátedras de odontología preventiva, comunitaria o social, o las tres orientaciones fundidas en una sola.
En realidad tener en un plan de estudios una orientación denominada " Odontología Social ", pareciera intentar condensar en un solo bloque, un conjunto de contenidos que apuntan en algunos casos a establecer una verdadera especialidad.  En realidad, tanto la medicina como la odontología son profesiones con un profundo contenido social en sí mismas, pues se adentran en lo más profundo del ser enfermo, y también hurgan en la problemática del ser humano que rodea, promueve y a veces es causal de la enfermedad, dejando de ser una preocupación individual para plantear una visión colectiva de un grupo poblacional.
Según la expresión de Martin ( UNR ), la odontología social reflexiona sobre el área desde una concepción social y ética del proceso de salud, enfermedad y atención. " La intencionalidad de su dictado, es dejar una impronta que contribuye a delinear el perfil profesional planteado como objetivo en el plan de estudios ". " El objetivo es el de formar un recurso humano con una capacidad crítica, reflexiva y con una marcada sensibilidad social, que le permite elaborar, a partir del diagnóstico social previo, las mejores estrategias para el desarrollo de su profesión, tanto en el ámbito privado, público o de la seguridad social ".
Una experiencia diferente que se llevó a cabo en la Universidad de Buenos Aires, fue la creación de una orientación que acompañaba verticalmente a la distintas cátedras clínicas como una verdadera " unidad funcional de apoyo docente asistencial "(tal era su denominación), lo que requería por supuesto una concientización de los docentes de cada asignatura para integrar los conceptos a los contenidos de la misma, tarea no fácil que tal vez determinó la caducidad del proyecto.
Sea como sea, el odontólogo debe formarse imbuido de los criterios que ya enunciáramos a lo largo de ésta publicación.  Las ciencias sociales dan una visión del ser humano como un todo donde no existen separaciones entre lo psíquico, lo biológico y lo social.  En la dimensión histórica no actúan individuos aislados sino grupos sociales, y solo así pueden comprenderse los comportamientos, los acontecimientos y las instituciones.
El punto de encuentro entre las ciencias sociales y las ciencias de la salud no es una delgada línea, sino una ancha franja en la que los conocimientos se complementan e interactúan para arribar a una construcción en la que el personal de salud se capacita en la comprensión crítica de las determinantes sociales que se expresan en el nivel de los perfiles patológicos de las comunidades, así como en la comprensión y análisis de como la provisión de servicios de salud y la utilización de los mismos está determinada social y culturalmente.
La inserción de contenidos temáticos de raigambre social en las mallas curriculares de los estudiantes de pre y posgrado de las ciencias de la salud, constituye un importante aspecto que ayuda a desarrollar y potenciar las capacidades analíticas y críticas del personal de la salud.
 

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