EL OTRO COSTADO DE LA RESISTENCIA BACTERIANA

Desde hace varias décadas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pone de relieve el peligro que entraña el empleo de los antibióticos, consecuencias que hemos detallado en sucesivas publicaciones, y que quedan resumidas en el siguiente párrafo definitorio :
 

Sin embargo, ésta situación, que hace recaer en el uso indebido de los antibióticos como razón fundamental por la que se genera la resistencia microbiana, debe ser considerada tan solo como una de las causas, tal vez intermedia entre otras dos como lo son, todo el proceso de fabricación y envase de los mismos, y, luego de su consumo, la contaminación provocada cuando se eliminan los sobrantes, volcándolos entre los desechos domiciliarios, cuyo tratamiento, ya por incineración, enterramiento o volcado en aguas residuales, no hace otra cosa que permitir la perduración de sus efectos nocivos al ponerse en contacto con los microorganismos presentes en esos medios, y seguir perpetuando la resistencia que generan, ya que no responden a una dosis de la droga que sea eficaz  para alterar su metabolismo, o simplemente eliminarlos.

La contaminación por antibióticos generada en los procesos de fabricación, y sus directrices sobre la gestión de aguas residuales y sustancias sólidas nocivas, que no había sido abordada con determinación hasta el presente, constituye un reto que será expuesto en la Reunión de alto Nivel de la Asamblea General de la ONU sobre la resistencia a los antimicrobianos, que tendrá lugar el 24 de Septiembre de 2024.

Las emisiones de humo no debidamente filtrado por parte de las fábricas de antibióticos y otros medicamentos, ya son conocidas desde hace mucho tiempo.  Un claro ejemplo lo constituyeron las emisiones nauseabundas que podían apreciarse en nuestra ruta 2, en un amplio tramo del camino centenario que se extendía desde Florencio Varela hasta la conocida rotonda de Alpargatas en la Provincia de Buenos Aires, causadas por las industrias fármacoquimicas pertenecientes a los Laboratorios Abbott y Lederle.

También se podía apreciar a simple vista, el volcado de resíduos provenientes de la industrialización de medicamentos en cursos de agua en varias partes del país.

Del mismo modo, no se han adoptado medidas ni controles sobre la eliminación, por parte de particulares, de los antibióticos no consumidos o vencidos, que son volcados a los residuos domiciliarios, y luego se encuentras los blisters incompletos confundidos con la basura que contamina los márgenes de rios y mares.

 

  

No caben dudas, que tal vez la etapa más señalada como causal de la resistencia bacteriana es la que arranca con la prescripción de un antibiótico por parte de un profesional autorizado, quien evalúa su necesidad, oportunidad, dosis, tiempo de administración y efectos secundarios.  Y no debemos olvidar que a ello, debe incorporarse la automedicación en complicidad con establecimientos que expenden los productos sin la exigencia de la respectiva receta.

Hasta no hace mucho tiempo, no existían mecanismos que permitieran evaluar la trazabilidad de los antibióticos.  La aparición de las nuevas tecnologías de información y la exigencia obligatoria de la receta, podrá lograr hacia un futuro cercano un seguimiento que impida que el medicamento llegue al usuario sin un control previo.

También el control en la elaboración y empacado de las drogas y medicamentos, y una aceitada normativa sobre el descarte de los restos no utilizados por parte de los particulares, y de la eliminación de aquellos que hallan superado su fecha de vencimiento por parte de los laboratorios productores o de los comercios farmacéuticos, es probable que pueda interrumpirse el mecanismo de adaptación de los microorganismos, y la resistencia bacteriana dejará de ser el peligro que, hasta el momento, sigue preocupando a las autoridades sanitarias locales y a los organismos internacionales de la salud.