lunes, 6 de agosto de 2012

ODONTOLOGÍA AMBULATORIA

De mi época escolar primaria, guardo el recuerdo del ómnibus

que nos visitaba una o dos veces al año en la escuela de mi pueblo, enviado por la entonces Dirección de Sanidad Escolar, que mediánamente equipado con un consultorio dental, a cargo de un odontólogo y una asistente, cumplía con la función de llenar una cartilla individual sobre el estado de nuestras bocas, y en algunas ocasiones nos realizaban exodoncias de piezas irrecuperables, y algunas obturaciones con la clásica amalgama de cobre.  Pero por sobre todas las cosas, nos mostraban folletos y láminas relacionadas con nuestros dientes, y nos explicaban sobre la necesidad del cepillado.  Estas prácticas, se llevaban a cabo siguiendo los lineamientos que bajaban del Consejo Nacional de Educación, que por aquel entónces, centralizaba, en la órbita del Ministerio de Educación de la Nación, toda la política educativa nacional, así como el Ministerio de Salud de la Nación, dirigía y planificaba la salud a través de una vasta red de hospitales y centros de salud en todo el país.
Creo que la iniciativa que se propone para la ciudad de Rosario, puede resultar beneficiosa, en tanto se aboque a las áreas de promoción y protección de la salud, pero la prestación de servicios asistenciales para la recuperación y rehabilitación, debiera quedar centralizada en unidades de atención de funcionamiento permanente, a los que debieran orientarse y en casos trasladarse, a los niños requirentes de dichos servicios.  Una experiencia que me impactó en Cuba en la década de 1980, trataba precisamente sobre dicha dinámica. Un grado completo de un colegio, se trasladaba a un hospital o servicio odontológico, con su maestra, y mientras ésta impartía los contenidos que correspondían al programa, en un aula disponible en el mismo centro de salud, los alumnos eran atendidos en forma integral, hecho que acontecía en forma periódica.
Otra situación se dá en pequeñas poblaciones que nó disponen de infraestructura odontológica, a los que sí pueden enviarse unidades móviles, como ocurría con mi pueblo, aunque siempre serán insuficientes, pues los tratamientos de los niños, requieren de una continuidad y seguimiento imposibles de brindar con eficacia.
Los presupuestos de salud son siempre escasos, y el aprovechamiento que se haga de las partidas disponibles, debe orientarse a planes que los puedan optimizar, evitando el despilfarro y mal uso de fondos tán necesarios para los núcleos poblacionales más desprotegidos de la sociedad.

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