Numerosas publicaciones en los últimos años, incluido éste blog, han hecho referencia a una posible relación, o por lo menos a condiciones de comorbilidad entre las enfermedades bucales conocidas como gingivitis, periodontitis o enfermedad periodontal (EP), con transtornos y enfermedades orgánicas de distinta índole.
Estas publicaciones aportan con asiduidad datos, experiencias e investigaciones que intentan corroborar, o al menos señalar dicha situación.
Sin enbargo, algunas veces no pasan de ser simples conjeturas, no avaladas por demostraciones palmarias, comprobadas científicamente, o por pruebas basadas en investigaciones clínicas o epidemiológicas demostrables.
El componente microbiano, esencial en la etiología de la EP, no deja dudas que, como en otras partes del organismo, puede acaecer una migración bacteriana que a través de la vía hemática se traslade y reubique en órganos o tejidos alejados de la cavidad bucal, aunque no siempre ha podido demostrarse que ese solo hecho pueda desencadenar o asociarse a determinadas patologías alejadas del foco bucodental.
ENFERMEDAD PERIODONTAL Y ARTRITIS REUMATOIDE
Desde la publicación de la " Teoría de la infección focal " por parte de Rosenow en 1909, se originó una verdadera revolución en la práctica de la odontología, llegándose entre 1910 y 1928, a poner en práctica una verdadera sistemática de la extracción dentaria en todos los casos de dientes desvitalizados, tratados por endodoncia, o recubiertos por coronas metálicas, que en general eran de oro. En éste último caso se hablaba de verdaderos " mausoleos de oro ".
Por supuesto, no tardó en llegar la refutación de dicha teoría, a través de trabajos de investigación, como los de Grossman, que demostraron su equivocación.
Es dable destacar, que una de las patologías más señaladas como causal de la infección dentaria era la artritis, y ello se exteriorizaba en el reclamo de las prácticas de exodoncia por parte de los enfermos portadores de dicha enfermedad.
Mas de 100 años después, y como consecuencia de numerosos estudios e investigaciones, se ha puesto el ojo en la enfermedad periodontal como factor determinante o agravante de muchas patologías, aunque la búsqueda se ha centrado en la artritis reumatoide, en cuya conjunción se han encontrado novedades aportadas por la investigación básica.
Si bien la AR ha demostrado ser una enfermedad autoinmune, los enfermos en general presentan resultados bioquímicos adversos hacia ciertas proteinas que han sufrido una modificación postraduccional llamada citrulización.
Desde el punto de vista clínico, la AR es una enfermedad crónica que se caracteriza por la inflamación de la membrana sinovial que recubre las articulaciones provocando su degeneración.
Esta degeneración, acaba causando daños en los huesos, ligamentos y tendones que la rodean, provocando dolor e hinchazón de la zona afectada, con pérdida de movilidad y a veces rigidéz. Afecta en general a las manos, los pies, codos y rodillas, e indiréctamente al corazón, pulmones, riñones y vasos sanguíneos. Se piensa, que la acción de las bacterias es un mecanismo de ida y vuelta, vale decir que puede tener su inicio tanto en la EP, como en la AR. Se han analizado muestras de enfermos que padecen AR, en los que se generan mayores probabilidades de padecer EP. Las bacterias responsables de la EP, expresan niveles superiores de enzimas que catalizan la citrulización, por consiguiente, resulta probable que la enzima peptidil arginina deaminasa (PAD) sintetizada por el porphiromones gingivales, constituye el nexo entre la AR y la EP.
Estos vínculos, descriptos por algunos investigadores de la Union Europea, los induce a pensar en una relación entre la AR dirigida hacia la EP. Un aporte que justifica dicha presunción, radica en que de sus investigaciones, surge que las personas con riesgo de desarrollar AR, tuvieron un 73 % de incidencia periodontal, frente al 38 % del grupo de personas sanas.
Según un informe del Director de los NIH ( Institutos Nacionales de Salud de EE.UU ) publicado el 7 de Marzo de 2023, haciendo un minucioso análisis de un grupo de investigadores de las universidades de Stánford y Rockefeller, publicado en la Revista Science Translational Medicine del 22 de Febrero de 2023, los pacientes con EP más grave, experimentan entradas repetidas de bacterias orales en la sangre portando proteinas citrulinadas, que son detectadas por las células inmunitarias liberando anticuerpos ACPA
(anti proteinas citrulinadas). Estos anticuerpos se unen a las bacterias orales detectadas en la sangre de personas con EP y AR, preparando el sistema inmunitario para atacar las bacterias orales, ataque que se expande por error y se dirige a las proteinas citrulinadas de las articulaciones.Por lo tanto, éstas proteinas podrían ser las iniciadoras de la autoinmunidad relacionada con la AR, sin desdeñar las citocinas salivales que se incrementan en acuerdo al área de superficie periodontal inflamada, cuyo nivel en saliva recibe una puntuación ( publicación de la New York University en la revista Plos One ), y resulta importante para detectar la inflamación en curso relacionada con enfermedades sistémicas, especiálmente las citocinas proinflamatorias como IL-8, IL-1B, IL-6 y TNF-a.
Teniendo en cuenta que éste mecanismo es crónico, concluyen que una EP bajo control, mejoraría la evolución y pronóstico de la AR,
situación mencionada tiempo atrás por el Dental Tribune (2018), y por la Universidad de Leeds del Reino Unido, que afirma que padecer de EP, es una causa de la aparición de la AR en quienes están predispuestos a desarrollarla. También una investigación llamada Gum and Joints, admite que prevenir la gingivitis es una medida de profilaxis de la AR.
Por todo lo expuesto, podemos concluir que la relación entre la EP y la AR está constituida por un camino de ida y vuelta al que todavía no se le ha encontrado el lugar de partida. Las teorías EP--AR, o AR--EP no dejan de poseer argumentos que las sustenten, pero sin lugar a dudas, no debe soslayarse la predisposición de los enfermos, demostrada en un caso por las estadísticas mencionadas en párrafos anteriores, que demuestran que la relación AR--EP no se observa en forma lineal en sus porcentajes, y la relación EP--AR, tampoco es absoluta, si se tiene en cuenta que gran parte de la población adulta experimenta algún tipo de lesión gingival o periodontal, (el 90 % según la Sociedad Argentina de Periodoncia ) mientras que el número de enfermos de AR es muy inferior.
Solo en USA, se ha detectado una cantidad de enfermos de EP que ronda el 14 % en los adultos de 45 a 54 años, y el 23 % en los de 65 a 74 años sobre una población de 350 millones de habitantes , y una cantidad de enfermos de AR cercana al millon, lo que determina un índice menor al 0.5 % sobre la población total.
La OMS admite que un 19 % de los adultos padecen de EP.
Si extrapolamos las cifras a Argentina, el índice que se obtiene sobre 47 millones de habitantes eleva la cifra de enfermos de AR a una cantidad que no supera los 150.000, mientras que quienes padecen de EP grave rondan los 15 millones de personas.
Por todo lo expuesto, puede considerarse que existe un vínculo estrecho entre la AR y la EP, que algunas investigaciones serias lo han demostrado clínicamente y en trabajos de laboratorio, que dicha relacion es plenamente demostrable, y que en todos los casos, la correcta higiene bucodental ha demostrado que sigue siendo el mejor recurso para la prevención de ambas enfermedades.
Bravo!!!
ResponderEliminarGracias tan grande información.
ResponderEliminar