En las ciencias de la salud, se considera una buena práctica todas aquellas iniciativas, intervenciones, soluciones, metodologías o procedimientos llevados a cabo durante la ejecución de actividades individuales de los profesionales, o proyectos institucionales públicos o privados, que cumplan los estándares e indicadores que la ciencia y la tecnología ponen a su alcance, cuando hayan demostrado su eficacia a través de estudios e investigaciones, cuyos beneficios significativos así lo aconsejen. Estas prácticas debieran estar al alcance de todas las personas cumpliendo con las condiciones de equidad y accesibilidad sin exclusiones. Sin embargo, éstas reglas resultan insuficientes si no se las aplica con un criterio profesional, vale decir, sin determinar cual o cuales de ellas resultan relevantes para circunstancias específicas a las que el profesional se enfrenta, y resulta imprescindible emplear los conocimientos, habilidades y experiencias para aplicarlas en cada contexto.
Estos conceptos, que en los últimos tiempos se denominan "buena práctica", que comprometen a los profesionales y a los sistemas de salud, no son novedosos, y puede decirse que arrancan con los criterios que fueran inspirados en lo que se denominó "calidad de la atención médica", cuyas características esenciales fueran enunciadas por Avedis Donabedian en 1966.
Este investigador desarrolló la parte medular de su trabajo durante casi 30 años en la Universidad de Michigan, e introdujo los conceptos de estructura, proceso y resultado como paradigmas de la evaluación en la prestación de los servicios de salud.
En Argentina, casi simultáneamente con los primeros informes de Donabedian, también se llevaron a cabo investigaciones de carácter socioepidemiológico que fueran publicadas por una verdadera escuela de especialistas sobre el tema que ahondaron sus estudios sobre la calidad de la atención en las ciencias de la salud, y que fueran reconocidos mundialmente. Vale recordar a figuras como Carlos García Díaz, Camilo Marracino, Eneas Pampliega, Julio Bello, Nélida Fernandez de Busso, entre otros, que dejaron su impronta en el tema, permitiendo su incorporación a la currícula universitaria, a los centros de salud y a las organizaciones profesionales de la salud. Este hecho, incidió notablemente en el establecimiento de normas para la evaluación de establecimientos de salud, seguimiento de los recursos humanos en el sector público, habilitación de nuevas facultades y carreras a través de organismos creados al respecto como la Conadu, y la acreditación optativa de los profesionales llevada a cabo por universidades, academias, e instituciones profesionales.Los sistemas de salud se sustentan en los principios y valores que la sociedad legitima y acepta como marco para su organización y desarrollo : la integridad, accesibilidad y solidaridad son ejemplos claves.
También siguiendo a Bello, pueden mencionarse la eficiencia y la equidad. La calidad, según Donabedian involucra a los demás valores, que según Bello se pueden cumplir solo a través de la equidad, entendiendo que dicho principio involucra la ética social, la bioética y la justicia.
El sanitarista valenciano Jesús Aranaz nos dice que la calidad como la belleza y la bondad son conceptos polisémicos, que encierran muchos significados de acuerdo con quien los utilice, el momento histórico o el lugar en que se analicen.
A partir de la Conferencia Internacional de la Salud llevada a cabo en Alma Ata en 1978, los criterios sobre salud dan un viraje, al reconocer dicha situación como "un completo estado de bienestar físico, mental y social", y no simplemente ausencia de enfermedad, con lo que se reconoce que los profesionales de la salud deben apelar a nuevas alternativas y no a la simple recuperación de la salud y, a los efectos de brindar una atención de buena práctica, deben poseer otro bagaje de conocimientos que complementen su competencia médica científica. En dicho momento histórico fueron abordadas las disparidades en los servicios, y se puso el acento en la atención primaria (APS) y en los sistemas locales de atención (SILOS). Ya no se entiende como prestación de calidad abordar los problemas de salud como si pertenecieran solo a un órgano o tejido, sino que debe atenderse un todo, que es el cuerpo humano, pero también es importante el manejo de situaciones externas que engloban la totalidad de los factores condicionantes o predisponentes de la enfermedad.
A través de los años, se han aceptado una serie de principios que los profesionales de la salud deben respetar a los efectos de brindar una buena práctica o prestación de calidad :
Este decálogo, representa una visión personalista, pues equipara la calidad de atención médica con el desempeño profesional en cualquiera de sus instancias de trabajo
Este decálogo, representa una visión personalista, pues equipara la calidad de atención médica con el desempeño profesional en cualquiera de sus instancias de trabajo
Sin duda, todavía no se habían incorporado los criterios de "integral" e "integrativa" que serían tenidos en cuenta ya a finales del siglo XX.
La Federación Dental Internacional (FDI) en su Asamblea General de 2017 en Madrid, aborda el tema de Calidad en Odontología en cuyo seno se dictan algunos principios que instan a mejorar los resultados de la atención odontológica en el interés tanto de los pacientes como de la salud pública :
Todos éstos principios mencionados no son estructuras estancas, y se van enriqueciendo a la luz de los avances de la ciencia y la tecnología. Sin duda, éstos avances representados por la inteligencia artificial, la biotecnología, la robótica, el rol de la microbiota, el flujo digital, el estrés oxidativo, la salud global, el cambio climático,etc, habrán de impactar sobre la práctica profesional y generarán cambios en los principios y estándares de la buena práctica.
La etiología de la mayor parte de las enfermedades hoy conocidas, dejará de responder a los cánones tradicionales, y aparecerán nuevas de causa no estrictamente genéticas ni orgánicas, y cambiarán los paradigmas del enfoque actual. Las ciencias de la salud seguirán poniendo el acento en evitar el sufrimiento y alargar la expectativa de vida a través de las clásicas áreas del esquema de Leavell y Clarck; la promoción con la notable ayuda de las Tics, la protección a través de vacunas y otras medidas preventivas, la recuperación con el empleo de nuevas tecnologías de igual manera que para la rehabilitación.
Sin embargo no se aceptará la extensión de la vida con restricciones, sufrimientos e incapacidades a veces degradantes.
En el año 2002 en la Asamblea Mundial de las Naciones Unidas sobre el "envejecimiento activo", se sentaron las bases sobre un incremento de la expectativa de vida conservando las capacidades físicas y mentales. A éste respecto vale mencionar la contribución que hizo sobre el tema el sanitarista brasileño Alexandre Kalache sobre la longevidad, afirmando que no depende exclusivamente de la genética (no obstante que la secuenciación genética puede resultar de gran ayuda), sino que asienta en 4 pilares fundamentales : SALUD, EDUCACION CONTINUA, INTEGRACION SOCIAL Y SEGURIDAD ECONOMICA. Larga vida con calidad y bienestar son sus conclusiones.
La OMS, ya venía insistiendo desde hace varios años en un concepto que rebasa los criterios que incluyen una interacción del genotipo con el fenotipo en la salud de las personas. La denominada " ONE HEALTH " o " UNA SALUD ", entiende la salud humana, animal y ambiental como un sistema interconectado. La aparición del cambio climático y la degradación de los ecosistemas afectan sin duda la salud humana, y en algunos casos están directamente ligados a la producción de enfermedades. Los desafíos que plantea la Una Salud, imponen nuevos modos de abordar la patología y nuevos alcances en la calidad de atención o buena práctica.
La OMS, ya venía insistiendo desde hace varios años en un concepto que rebasa los criterios que incluyen una interacción del genotipo con el fenotipo en la salud de las personas. La denominada " ONE HEALTH " o " UNA SALUD ", entiende la salud humana, animal y ambiental como un sistema interconectado. La aparición del cambio climático y la degradación de los ecosistemas afectan sin duda la salud humana, y en algunos casos están directamente ligados a la producción de enfermedades. Los desafíos que plantea la Una Salud, imponen nuevos modos de abordar la patología y nuevos alcances en la calidad de atención o buena práctica.
Ya la " buena práctica " o la " calidad de atención " no son atributos individuales de los profesionales de la salud en particular, más bien se referencian en el desempeño de dichos profesionales en ámbitos en los que los modos, los tiempos, la administración o las políticas los exceden. El ámbito de los establecimientos públicos, de los organismos de la seguridad social, y de la medicina prepaga, prima sobre las decisiones del profesional, quien de cualquier forma, está obligado a prestar una atención de calidad. Solo aquellos que se desempeñan en la práctica privada liberal, pueden manejar los resortes que atañen a la buena práctica sin interferencias.
Desde hace varias décadas, tal vez desde que apareció en escena el "managed Care", términos que engloban el costo y el gasto en salud, la calidad comenzó a terciar como elemento esencial a ser respetado. La mayor cantidad de países que integran la OMS, trató de adoptar sistemas que garantizaran la buena práctica profesional, comenzando por los sistemas impuestos desde la política.
Argentina puso en práctica innumerables mecanismos a dicho efecto a través de los distintos regímenes políticos que gobernaron el país.
Vale la pena mencionar el último empeño llevado a cabo. En dicho marco, la Dirección Nacional de Calidad de Servicios de Salud y Regulación Sanitaria, dependiente del Ministerio Nacional de Salud, puso en desarrollo el Plan de Calidad 2021-2024, con el fin de
"fortalecer la rectoría y la gobernanza del sistema de salud, a los efectos de desarrollar una cultura de calidad y promover la mejora sostenida de la calidad en la prestación de los servicios integrales de salud". Palabras más, palabras menos se volvían a repetir conceptos que el tiempo se ocupó de echar al olvido en casi todos los países que intentaron llevarlos a la práctica. Sin ir muy lejos, y tan solo en el contexto de la salud bucodental, los índices disponibles muestran que en América Latina, se citan cifras alarmantes sobre la prevalencia de las enfermedades bucodentales. El 50 % de los niños desarrolla caries a temprana edad, y los adultos mayores, en un 96 % ha tenido experiencia de caries, y uno de cada cinco las posee sin tratar , siendo que existen caminos ya probados sobre los mecanismos de prevención.
Los pronunciamientos políticos concretos sobre la salud son imprecisos. Es importante que los funcionarios y líderes de la salud tengan y difundan ideas claras sobre los valores éticos de la atención médica. No sea que como ha ocurrido y ocurre actualmente, se les reclame a los profesionales de la salud, (muchos de ellos mal pagos), por las esperas en los turnos, por los escasos tiempos que disponen para la realización de una correcta anamnesis, por el sobreconsumo de tecnología costosa a los efectos de cubrirse de eventuales reclamos, por la burocracia excesiva en las autorizaciones de tratamientos, y en fin, por la falta de incentivos para llevar adelante una educación continua que les permita acceder fácilmente y a costos razonables a los nuevos conocimientos sin afectar su economía familiar.
es el primero en
comprender su función
en la comunidad, y en su obligación de atender al enfermo, y aconsejar al sano por encima de criterios, prejuicios, tendencias e imposiciones, y es quien le da la mano al paciente en la puerta de entrada a cualquier sistema de salud tanto en la emergencia, en el triage o en la realización de las prácticas más complejas sin restricciones de ningún tipo.
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