miércoles, 1 de enero de 2014

RENDIMIENTO ESCOLAR Y SALUD BUCAL


Estudios recientes llevados a cabo en la Escuela de Odontología de Ostrow, Polonia, han llegado a la conclusión de que una deficiente salud bucodental puede alterar el rendimiento escolar de los niños. En forma casi paralela, la Universidad de Southern California llega a las mismas conclusiones.
Tanto los registros de asistencia, como los logros académicos, resultaron negativamente impactados en aquellos casos en que los alumnos de primaria y secundaria presentaban enfermedades dentales. Los niños que reportaban dolores dentales originados en caries presentaban un promedio cuatro veces más bajo en calificaciones que aquellos con bocas sanas. Esta  situación provocaba al mismo tiempo un incremento en las ausencias a clase, y también de sus progenitores  al trabajo. Seis días de ausencia por año para los primarios y 2,6 para los secundarios fue el promedio que ocasionó la deficiente salud oral.
La pérdida prematura de los dientes originada en el deterioro dental puede afectar el desarrollo, dificultar el habla, limitar la concentración en el trabajo escolar, alterar la masticación y desarrollar una baja autoestima que dificulte la sociabilidad del niño hasta comprometer su éxito futuro.
Los niños no siempre son capaces de verbalizar su dolor o molestia dental, pero manifiestan alteraciones perceptibles como ansiedad, fatiga, irritabilidad, depresión o falta de participación en las actividades escolares.
No caben dudas que los padres en general están atentos a la formación de sus hijos, y se preocupan por el tipo de colegio al que concurren, por el medio de transporte, y por sus actividades extracurriculares, tanto deportivas, artísticas como todas aquellas que ayuden a un desarrollo correcto del niño. Pero, ¿ se preocupan también por sus visitas al odontólogo ?, o solo lo hacen cuando padecen algún dolor, se les hincha la cara o no pueden comer correctamente ?.
La lógica indica que la preocupación por la salud dental de los niños y adolescentes no debe obedecer a tan solo cuando aparecen las manifestaciones de la patología, sino que la vigilancia debe precederlas a través de consultas al odontólogo y como consecuencia de ello, a abordar las medidas preventivas que le indique el profesional o a encarar los tratamientos restaurativos y rehabilitadores que correspondan.
El rendimiento escolar de nuestros hijos, no siempre depende exclusivamente de sus capacidades intelectuales. El cuidado de su salud general y bucal, una alimentación sana y el empleo de medidas de higiene como el cepillado dental y otras prestaciones preventivas como las topicaciones de flúor, también ayudan al desarrollo de su mente tan solo por evitar  la progresión de enfermedades y lesiones que influyen en forma indirecta sobre su rendimiento.

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